Acaba de terminar el Ramadán, la Carème, el Ayuno, uno de los 5 preceptos fundamentales del Islam.
La verdad es que con este clima se hace duro, sobre todo estar de sol a sol sin beber ni agua y tener que trabajar en el campo, por ejemplo.
No sé cómo pueden… ya hay que tener ganas y mucha fe, o hay que tener muchas ganas de tener una fe semejante.
Por cuestiones históricas el porcentaje más alto de musulmanes en Burkina Faso está en el Norte, donde la influencia de la conquista árabe, después de la expansión del Islam es más notoria que en el Sur, donde existe más presencia cristiana, por mor de la evangelización una vez que se cerró la lucrativa vía de la esclavitud.
El Ayuno.
Como podréis comprender el ayuno no lo siguen todos los musulmanes, todos los años. Como tampoco van a misa todos los católicos, todos los domingos.
Los niños, las embarazadas, enfermos y otra gente están excluidos del precepto, por más que puedes encontrar páginas en Internet con debates teológicos sobre estos asuntos, pero ya se sabe que corren malos tiempos para el mejor Islam y los integristas son muy militantes, no sólo en el Sahara-Sahel y los secuestros, también en la red intentando que mucho descontento caiga en sus redes.
Las personas que trabajan conmigo, quizás debería decir que trabajan para mí, porque yo trabajo muy poco, por no decir nada, han hecho todas ayuno: Amadée, Alassane, Issifú, Oumou.
Aunque Oumou, la señora que limpia y cocina, tuvo que dejarlo por una muela que le sacaron, lo cual le hizo tomar calmantes y medicinas con agua después de la extracción, así que el ayuno a paseo. Tampoco es que se lo tomen como un pecado o algo así, en eso son más tolerantes que los cristianos, simplemente que no han hecho el ayuno que es lo que su profesión religiosa les pide.
La gente alrededor de la mezquita, leyendo el Corán o simplemente compartiendo la Noche del Destino con los demás
En el mes lunar que dura el Ayuno hay días especiales. El más importante, claro, es el día en que se acaba, ¡loado sea Allah! Otro día importante, mejor dicho noche, es la Noche del Destino.
4 noches antes de que acabe el Ramadán la gente permanece toda la noche despierta rezando y relacionándose con los demás en los alrededores de las mezquitas.
Mi amigo Zack, que ya me había llevado a la plegaria del viernes insistió en que tenía que ir con él a visitar algunas mezquitas e ir a la Gran Mezquita para que me dieran las bendiciones que me hacen falta para llevar adelante mis proyectos. Parece ser que en esto de las bendiciones a días y días y que no todos son iguales o tienen el mismo efecto. Tampoco he conseguido enterarme del porqué, si es que Dios tiene un sistema de guardia, como las farmacias, y el resto de los días atiende, pero no con la misma atención…
Me vestí para la ocasión, mi bubú, distinto del del otro día pero parecido. No consigo parecerme al Hijo del Cadí, más bien me parezco a Oliver Hardy de Arabia… y le rogué a mi amigo que no acabáramos muy tarde, que ya, si eso, otro año, cuando sea musulmán, si llego, me quedaré toda la noche, pero que tenía que viajar al día siguiente a Ouaga a las 6 de la mañana. Il n’y a pas de probleme, me dijo con la fórmula al uso aquí para cerrar cualquier tema.
Este Bubú es demasiado festivo, esto es en la boda musulmana del que está a mi lado, Tidiane. Llevé para la Noche del Destino uno más discreto, que ya se me ve demasiado…
En el camino me dio 3 sobres para que metiera 10.000 Fcfas en cada uno como limosna para que las bendiciones cojan fuerza. No sé muy bien el porqué pero el mundo espiritual necesita muy a menudo del mundo material para poder arrancar. Son esas cosas que no acabo de entender muy bien de la relación con Dios, sea de la religión que sea, al que se supone todo espíritu.
Le di el dinero, lo metió en los sobres e iniciamos el peregrinaje.
Empezamos por la mezquita del Cheik y pasamos al salón de su casa y allí nos recibió y hablamos y me auguró toda clase de éxitos personales y profesionales y le hicimos entrega de la contrapartida y partimos a la siguiente casilla.
Aunque con el Presidente del Comité de Agrupaciones de Musulmanes no entramos en su casilla, sino que le vimos en el corro de gente sentada a la entrada de su mezquita con otros hombres leyendo el Corán.
En la mezquita del Cheik, los hombres leyendo el Corán
Más de lo mismo, después de las salutaciones de rigor, y vuelta a empezar. Eso sí rodeado de tanta chiquillería divertida por encontrarse un nazzara en una noche como ésta entre ellos, no creo que sea una práctica habitual. De hecho la mayor parte de las ONGs de por aquí contratan, mayoritariamente a cristianos, sobre todo en puestos de nivel, antes que musulmanes, que son mayoría.
Antes de acabar el recorrido y llegar a la meta, la Gran Mezquita, con el Gran Imán, mi amigo me dijo de pasar por la mezquita de su barrio, a saludar. Pasamos y saludamos y me pidió si podíamos, yo, dejar algo. Así que sin tanto protocolo, ni sobre, les dejé 5.000 Fcfas que me agradecieron improvisando unas bendiciones para lo mío… esto se iba pareciendo al Juego de la Oca, y sobre todo porque me toca, siempre me toca.
Por fin llegamos a la Gran Mezquita.
Sorteando a la gente que abarrotaba todo, incluso tirados o acostados, dormidos en el suelo, conseguimos llegar al lado del Gran Imán que nos saludó muy amable y me hizo sentar en una estera tras él. Menos mal que era justo pegado al muro de la mezquita y tenía respaldo en el que apoyarme.
La calle estaba llena de gente que iba y venía a ninguna parte, perezosa, sin prisas, simplemente estando entre ellos unos con otros, todos juntos formando parte de algo que les hace sentir que existen.
Porque el Islam no es una persona sola, hay cosas que hay que hacer con otros.
Niños jugando, puestos de comida, aunque no gente comerciando, gente dando limosnas y gente recibiéndola… gente, mucha gente, por todas partes menos por una: la mezquita estaba casi vacía, algún creyente aquí y allá haciendo sus oraciones, porque tal como se ve desde fuera parece que las oraciones se hicieran, con esa gimnasia, más que decirse.
Allí estaba yo como si fuera el típico gordo agente secreto de seguridad protegiendo la espalda del imán y que todo el mundo reconoce enseguida por más que intenten disimular. En mi caso la piel también me delata. Y delante de mí formando un círculo, unos 30 hombres, detrás y por todas partes hasta cubrir el patio de entrada casi una alfombre humana. Las mujeres en segunda fila.
Rezos del Primer Adjunto del Imán, en la Gran Mezquita
Continuaron con lo que estaban, alternando pláticas de unos y de otros, pasándose el micrófono. No tenía nada que ver con la plegaria del viernes, la calle bullía y la gente prestaba atención o más bien no, y el bullicio casi tapaba la megafonía. Un hombre de pie se acercaba a los límites del círculo para ir recogiendo las monedas o las bolsas con comida que la gente se acercaba a dar como limosna. En el centro había un montón de dinero, monedas en su mayoría y bolsas de comida. Creo que es para repartir a los mendigos, pero no estoy seguro. Lo que sí me hizo gracia es que dan el cambio o la vuelta, quiero decir que el hombre que llevaba las monedas al montón muchas veces recogía el cambio para devolver al donante. Vamos que si no tienes suelto, te cambian. Aunque más les valía dejarlo todo pues se supone que se te devolverá el céntuplo de lo que das esta noche y se cumplirán todas tus plegarias. Quizás más de uno piensen que más vale moneda en mano que ciento volando y que hay que comer al día siguiente porque no está estipulada la fecha exacta en la que se te devolverá el céntuplo, en esto el Corán es impreciso.
En un momento dado una persona se pone a repartir un Corán desencuadernado entre las personas del primer círculo y todas a la vez se ponen a recitar el Corán en voz alta. Por encima de todas las voces, la del Gran Imán… porque se había quedado con el micro.
Y así estuvimos más de 1 hora con una especie de letanía monocorde punteada por la voz del Imán. Es una forma de abreviar la lectura del Corán que hay que hacer a lo largo de la noche, porque de lo contrario serían más de 30 horas si lo hiciera una sola persona y la noche no da para tanto.
Leyendo, todos a la vez, el Corán. Lo de Babel, una tontería
Yo me revolvía con el culo empezando a protestar. Vamos que por él nos hacíamos protestantes antes que musulmanes.
Es otra de las partes que no acabo de ver del Islam: es incómodo. Al menos para un gordo como yo, culo de mal asiento.
Yo había hablado con Zack de que no nos podíamos ir muy tarde y él había quedado con el Primer Adjunto del Imán cuándo nos haría una indicación para poder partir. Ya intuí que mientras leían el Corán no podría salir, ni aunque tuviera un apretón de tripa o de vejiga, pero se había acabado la lectura y no decían ni mu: el Imán seguía hablando.
De repente Zack me dice que me ponga de pie para que me den la bendición. A torpes penas lo hago y noto que las piernas no las tengo muy católicas, más bien muy malsanas: se me han quedado dormidas después de casi 2 horas de ceremonia musulmana. Culo protestante, piernas católicas, de la barriga ni os cuento cómo se queja cuando me tengo que inclinar hacia delante… me temo que o hago mucho ramadán o esta religión no es para mí… me sentí un Paco Martínez Soria, paleto religioso…
Pensé que ya puesto de pie sería el momento de partir, pero no. Zack me dijo que me volviera a sentar y, sumiso, obedecí para otra media hora más de ganarme el cielo.
Por fin el Imán se volvió y me dio las gracias, la venia y la mano, o al revés, y nos dejó partir.
¡Ay, amigos! A duras penas, apoyándome en la pared me puse de pie, pero me entró un ataque de pánico porque vi que los cuartos traseros me fallaban. Zack me instaba a seguirle y yo con la espalda apoyada intentaba masajear mis piernas para que la sangre me circulara y poder salir con bien de aquello. Cuando vi que la gente empezaba a mirarme extrañada decidí encomendarme a todos los dioses abortando un infantil impulso a santiguarme. No hubiera quedado bien y gracias a mis reflejos intelectuales (hay gente que dice que son más bien mechas) paré mi mano en la frente como si me doliera y por eso retrasaba mi salida.
Segundos preciosos estos y aunque pareciendo un tullido de película de milagros que acaba de recuperar el anda, conseguí salir trastabillándome sin pisar a demasiada gente en aquel tapiz humano. No me preocupaban tanto los pisotones que diera, que a pie descalzo no son tan malos, como que me desequilibrara y diera con mis carnes encima de algún fiel.
Y que lo tomaran como una señal del cielo contra mí y contra mis proyectos.
Y que me acabaran cambiando el polo de las bendiciones, porque, cómo decirlo, aquí la gente es muy supersticiosa.
Yo empiezo a serlo.
(Oumou quiere que regale unas sandalias estupendas porque ya me he caído 2 veces con ellas y eso es una mala señal)
PS.- Otra cosa que tiene su aquel en el Islam: el Corán hay que leerlo en árabe.
Y más que leerlo se canta.
Yo lo he leído traducido en español, pero no es lo mismo. Esto supone un problema incomprensible: de los más de 1.000 MM de personas musulmanas no creo que lleguen al 10% las que entiendan lo que dice el Corán por más que aprendan de memoria algunas suras.
Este niño canta como los mismos dioses el Corán. Hay verdaderos profesionales de recitar el Corán, que hacen giras como si fueran alguno de los Tres Tenores (y no les quedan a la zaga)
Como me pasa a mí con las canciones de los Beatles: les canté a todos mis hijos, cuando eran bebés, una canción para dormirles: Golden Slumbers. Y viendo una película hace pocos años me di cuenta al ver los subtítulos, que era una canción de cuna… ¿Milagro?
Los caminos de Allah son inescrutables. Y Él sabe más.
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS
© Javier Navas