Es el primer día de la vuelta al cole de M. D ha despertado temprano, ha preparado el desayuno, ha dejado a M comiendo y se ha despedido. Aunque es el encargado de llevar a M al cole todas las mañanas, el primer día de clases no se inaugura a las 9.00 h, sino un par de horas después. Cosas de organización de los colegios, que los padres no lograrán entender jamás. L aprovecha que M sigue desayunando para preparar a S. Ya tiene un par de semanas yendo a la guardería. En cuanto termina, ayuda a la niña. Salen a las 9.45 h, rumbo a la guardería de S, que está en periodo de adaptación, tres horas al día.
Por el camino, M va conversando con su madre sobre las ganas que tiene de ver ya a sus amigos. Intenta apurar el paso del grupo para que no se les haga tarde. L le explica que hay tiempo suficiente para dejar a S y caminar y tranquilamente a su escuela. M se tranquiliza. Llegan a la guarde. L saca al niño del cochecito. S, que ya sabe lo que viene, se aferra a los brazos de su madre, que intenta tranquilizarlo con un “te lo vas a pasar muy bien” pero él sigue sin despegarse de ella mientras que la cuidadora, con experiencia en estas situaciones, va en ayuda de la L, coge al niño, le dice a S que se despida de su madre y entra a la sala rápidamente. M mira a su madre:
-Pobre –dice, con cara compungida.
-No te preocupes por él, que le irá bien –responde L-. Vamos a tu cole.
En el camino, M apura:-Caminemos más rápido.L accede y finge una carrera. Así, entre juegos y conversaciones, llegan con 10 minutos de anticipación a la puerta del colegio. Ya hay algunos padres, abuelos y cuidadores esperando. M va viendo llegar uno a uno a sus compañeros, se saludan, se enseñan sus mochilas nuevas, presumen de peinado… Llega la hora de entrar. M apenas se despide. Se une a su grupo que camina por el pasillo hasta perderse de la vista.
L se une a un grupo de algunas madres y una abuela de los compañeros de clase de M, que conversan muy cerca de la puerta. Hablan sobre cómo se han organizado para poder hacer frente al horario de septiembre que será hasta las 14:30 h, tres horas menos del habitual.
-He pedido un permiso en mi trabajo para poder llevar y recoger a mis dos hijos –dice una.
-Yo he tenido que contratar una niñera –dice otra.-
A mí me toca quedarme con mi nieto todo el mes –dice una abuela-. Aunque ya estoy bastante cansada porque durante las vacaciones también he tenido que ayudar con el niño.
-Nosotros nos dividimos el trabajo -dice L-. Él busca a M al mediodía y yo a S a la guardería.
-¡Uy! ¡Ya son once menos quince! –advierte una, y todas se retiran.
L piensa en lo que puede adelantar en la escasa hora que tiene libre, antes de volver a ocuparse de S. Un par de llamadas y unos correos, tal vez. Ojalá octubre llegue pronto.