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Mientras tantoLa reacción vs la contradicción

La reacción vs la contradicción


Los amantes de la teoría del complot en Otramérica no creen que lo de Ecuador sea casualidad. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esa forma? La retención del presidente Correa en un hospital policial durante 12 horas recuerda en algo, eso es cierto, al secuestro en pijama del presidente de Honduras hace 15 meses. Las asonadas armadas que se pensaban descartadas en Otramérica, se están poniendo de moda de nuevo. Dicen los seguidores de las teorías del complot, insisto, que esta es la reacción de la derecha, agazapada y relativamente silenciosa en estos años de chavismo, lulismo, evismo o correismo… ¿será cierto?

Un buen amigo argentino, sin embargo, suele decirme en un tono que mezcla rabia y tristeza, que la derecha latinoamericana es tan antigua mentalmente que siempre va a reaccionar así. Gamonales incapaces de entender que los tiempos han cambiado, que sus fincas no son equivalentes a países y que los presidentes no son meros capataces para controlar ganado y gentes por igual.

Creo que es una mezcla de las dos explicaciones. Sí hay una reacción violenta de la derecha en aquellos lugares donde sienten que hay fisuras. Ecuador enfrenta un proceso de cambio ambivalente, confuso, a veces histriónico -esa sacada de pecho de Correa en medio de la revuelta solo se puede dar en estas tierras de excesos y machitos-. Correa acumula un ego como para dosificarlo durante muchos años y, es cierto, un estilo personalista que ha puesto en riesgo ya varias veces el proceso de democratización real del país. Ecuador, como Bolivia, trata de cambiar presionado por la terrible necesidad de mejorar los números de la macroeconomía y lo debe hacer recueriendo a técnicas neoliberales que chocan de frente con el concepto del «bien vivir» que en La Paz y en Quito se enarbola como motor de mudanzas profundas.

El «bien vivir», o «penker pujustim» o «waa quiriri», es un concepto hermoso rescatado de las culturas originarias y que no traduce desarrollo por economía sino por realización individual y colectiva (sin posibilidad de separar una de la otra). pero Correa es occidental y lo que sabe es empujar la maquinaria económica del Estado en la línea del desarrollismo. Las contradicciones en Ecuador son grandes, como en Bolivia, pero, parafraseando a Walt Whitman, quien se contradice contiene multitudes.

Mudar siglos de historia, de explotación y de modelos importados es tan complejo como necesario y, desde luego, nada justifica una intentona golpista (ni en Ecuador ni en Honduras ni en otros lugares de esta Otramérica que sueña y se imagina diferente).

Desde fuera, casi todo es anécdota. La operación de rescate de Correa, sus primeras palabras, la tétrica figura del Lucio Gutiérrez, la casposa reacción de los reaccionarios de Guayaquil… desde dentro da dolor volver a los miedos del pasado con estas amenazas del presente. Si Correa salió reforzado ante su opinión pública por la actitud valiente y frentera ante sus posibles verdugos, la mala noticia es que el Ejército salió aún más fuerte ya que demostró que si los generales no respaldan al presidente, el Gobierno cae…

Hay que seguir mirando y soñando y provocando contradicciones y buscando alternativas al modelo cuasi único que se trata de imponer en el planeta. Ojalá esta siembra en la milpa del origen evolucionado nos dé una cosecha abundante y necesaria.

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