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PETREUS

El dueño pálido de la tabaquería   el blog de Ernesto Pérez Zúñiga

Llamo así interiormente al alcalde de Madrid cuando, paseando, me encuentro en alguna de las plazas remodeladas en los últimos años.

 

Todas cumplen el mismo patrón: ha desaparecido la tierra.

 

Llama la atención el desvanecimiento de los arriates con boj, y las empalizadas de cemento que rodean los troncos de los árboles.

 

Asombra la amplia pradera de granito que se levanta ante nuestra vista.

 

Uno piensa primero que Petreus ha querido facilitar el trabajo de los servicios de limpieza, impedir el paso de los perros a los árboles, favorecer el deslizamiento de las inmundicias bajo el poderoso chorro de las mangueras.

 

Después, añoramos la posibilidad de poder trazar con el dedo una línea en la tierra, un nombre, o un camino para los camiones de plástico de los hijos.

 

Entonces uno cae en la cuenta de que en cada calle parece haber una intención inconsciente de ocultar la naturaleza, de encumbrar la estructura de la ciudad, de totalizar el escenario donde sucede nuestra manera de vivir hoy.

 

Nuestra manera de vivir sin afuera.

 

Como si nada ocurriera debajo del cemento.

 

Como si la naturaleza no nos inundara desde dentro.

 

Como si solo nos quedara un futuro de cemento en las plazas.

 

Pero no se trata del futuro, es el presente de Madrid.

 

El próximo paso de Petreus podría ser cubrir el cielo.

 

 

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