Ese es el nombre de un taller que se impartirá durante noviembre en Lily Blossom, en Madrid. Una denominación muy acertada porque, ¿quién no ha fantaseado alguna vez, hombres y mujeres, con alguien de uniforme? Si para ellos enfermeras e incluso monjas, para ellas bomberos (deben de estar en el ranking de tíos con uniforme que más ponen), policías, militares…
Vampirella, que vive frente a un parque de bomberos, me contó en una ocasión que desde su ventana los veía, oh maravilloso espectáculo, haciendo gimnasia, hasta que llegó alguien con una valla publicitaria y le fastidió la fiesta. Yo, sin ir más lejos, cada vez que me topo con un policía nacional por la calle y más desde que sus uniformes son tan bonitos, me dan ganas de decirles todo tipo de burradas. Vamos, que no me importaría que alguno me cacheara, vestido únicamente con las botas, los calzoncillos y la chaqueta abierta. Y con la porra no demasiado lejos, por si me tiene que dar. Rollo tipo Village People parece esto…
El sexo tiene más que ver con la mente que con los genitales y por eso las fantasías son extremadamente importantes. Hay que cuidarlas y sobre todo, llevarlas a la práctica en cuanto sea posible. ¿Que fantasea con irse con su pareja a un club de intercambio y hacerle una mamada delante de todo el mundo? Hágalo. ¿Qué lo suyo son los trajes de neopreno y la dominación? Busque en internet que seguro en su ciudad hay algún local donde se llevan a cabo estas prácticas (conozco uno en Madrid que pone los pelos de punta. Nunca me dejaron entrar, es sólo para chicos…).
Yo os animo humildemente a que pongáis en práctica (siempre de acuerdo, por supuesto, con el otro partenaire) todas vuestras fantasías. El otro día, cuando visitaba Lily Blossom, la tienda erótica más elegante de la capital (que nadie sea malpensado que no me llevo comisión) se me ocurrió una. Resulta que el local tiene unos probadores hermosísimos (la decoración es tipo Marqués de Sade) en los que la cliente puede probarse corsés al mismo tiempo que se hace fotos con una Polaroid. Las fotos las puedes dejar después colgadas en una cuerda si así lo deseas (allí estaba una de Eugenia Silva, por ejemplo) o te las puedes llevar. ¿No me digan que no resulta tentador ir con la pareja a probarse ropa interior y calentar motores en el probador?
Venga chicos (y me dirijo a vosotros porque no todo en la vida es mete y saca): hay que innovar, no tener miedo y probar cosas nuevas en el sexo, ¿no? No digo que empecéis con un tapón de culo como los que había en alguna vitrina que ví y cuyo tamaño hacía pensar que eran pomos de puerta o pisapapeles, pero hombre, quizás unos jueguecitos con el dedo en el culete (qué mal llevan muchos chicos lo de que les toquen esa zona, ya me gustaría saber por qué), una palmeta para azotar, unos aceites afrodisíacos, unas pezoneras que dicen están muy de moda… Voy a proponer a algún ente público, quizás el ayuntamiento, que me subvencionen visitas coquines, que dirían los galos, por la capital. Ya verás como los que se apuntasen se irían más contentos a casa, si es que aquí se folla poco. Y mal. Os dejo, que he quedado con un bombero…