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Mientras tantoA dudar por necesidad

A dudar por necesidad


 

La boca no es para hablar, es para callar. Con esta frase comienza la última novela de Manuel Rivas. Me enteré en un estupendo programa de radio llamado ADN, A dudar por necesidad. Allí se reflexionaba el viernes pasado sobre los silencios del tejido social y sobre cómo las voces contestatarias se están trasladando desde la calle a internet, un entorno donde parecen suavizarse las tensiones entre lo individual y lo colectivo, y donde la capacidad de protesta del ciudadano se libera de los chantajes del bienestar. Pero todo tiene un precio, internet es un zumbido infinito.

 

Tanto como el silencio me incomoda el ruido, que es lo contrario del grito. Gritar es una acción escueta, intensa y clarificadora. Hacer ruido es confundir, ocultar. El ruido es agotador, puede con todo. Lo saben bien los que lo propagan. Saben que cualquier cacofonía convenientemente prolongada puede acabar sonando familiar y reconfortante. El peor silencio no es el que guardamos cuando nos prohiben hablar, sino cuando no tenemos nada que decir. Canta el Chojín que es mejor cerrar la boca y parecer idiota que abrirla y demostrar que lo eres. Mucha gente se siente así, tan narcotizada por el zumbido que es incapaz de atreverse a hablar por sí misma.

 

El próximo 27 de noviembre Fronterad cumplirá un año de vida. Su empeño sigue intacto: construir en internet un ámbito sin ruidos, un territorio confortable de análisis y reflexión, que ayude al lector aturdido por el estrépito de la Red a recuperar el deseo de pensar y a sentir la estimulante necesidad de dudar.

 

 

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