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Mientras tantoTerritorio Cabaret

Territorio Cabaret


 

Aunque algunos colegas se indignarían al oir esto, estoy convencido de que corren buenos tiempos para la arquitectura. La actual recesión económica y una profunda crisis inmobiliaria están dando la oportunidad de revisar los fundamentos de una disciplina demasiado pendiente sólo de construir edificios.

 

En España, si bien el 32 % de los arquitectos está en paro, el número de estudiantes de arquitectura aumenta sin cesar. Más de la mitad de ellos quizás nunca tendrán oportunidad de edificar nada. Es necesario pues, desde el ámbito universitario, extender lo arquitectónico hasta el hecho global de habitar, donde levantar edificios es sólo una opción más. Así lo están entendiendo ya muchos profesores que, al margen de los planes de estudios, incorporan experiencias docentes novedosas, más cerca de la performance o el activismo social, ayudando al alumno a entender lo arquitectónico como ámbito global de acción para estar en el mundo.

 

El español Andrés Jaque y su Oficina de Innovación Política personifican como pocos la figura del nuevo arquitecto post-crisis. Su secreto no es otro que un inteligente distanciamiento de los tópicos sobre los que suele debatir la profesión -tan tramposos como estériles- y el ejercicio de una suerte de heterodoxia comprometida tremendamente vendible y coherente con los tiempos actuales. Así lo demuestra su creciente prestigio internacional, más relacionado con una peculiar forma de entender lo arquitectónico que con su escasa obra construida.

 

En la Universidad de Alicante, Jaque imparte durante el presente curso un Taller de Proyectos Arquitectónicos titulado «Cabaret land: El territorio post-shock». En él se propone a los alumnos actuar sobre contextos construidos de las provincias de Alicante y Murcia, aplicando el formato del cabaret -con tourné incluida- en cuanto espectáculo de disidencia y crítica. Se trata de espectacularizar lo real para tomar posición sobre ello.

 

¿Por qué ese empeño en edificar cuando hay ya tanto edificado sobre lo que actuar y a lo que dar sentido? Si, parafraseando a Kevin Kelly, podríamos decir que los arquitectos somos los órganos sexuales de la arquitectura, ¿no habrá llegado ya el momento de parar de procrear fingiendo orgasmos de autor, para ocuparnos con responsabilidad de nuestra conflictiva prole?

 

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