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Mientras tanto20 minutos

20 minutos

El dueño pálido de la tabaquería   el blog de Ernesto Pérez Zúñiga

Sólo pensar en los 20 minutos que ocurren a partir de ahora.

 

Estoy quieto, sí, no hay ninguna duda.

 

No estoy en la celda de Sakineh. De ella no se ha vuelto a saber nada. Debe de ser un lugar muy oscuro. La pared de cemento blando, que se descascarilla, interminable. Arañar segundos.

 

Sólo pensar en los 20 minutos que ocurren a partir de ahora.

 

Estoy quieto, si, en la esquina de Alcalá con Gran Vía. Hay un tipo que vive aquí con su perro. No es un mendigo porque no pide dinero. Observa día tras día el cajero automático del banco de la esquina, el banco que más botín hace.

 

Durante los 20 minutos que ocurren a partir de ahora. En la calle, con la acera mojada, llovizna. El termómetro marca un grado.

 

Todos van, vamos. Creo que tenemos un quehacer. Parece que todos los pensamientos giran alrededor de la palabra trabajo, falta o sobra de.

 

Durante 20 minutos hacia casa.

 

Mientras en el cielo gira el tiempo que vendrá: febrero, las nubes, los mercados irán por España como ya han hecho con Irlanda.

 

Dicen. Durante 20 minutos hacia casa.

 

Las nubes. Será en febrero. Los mercados destaparán un país como un cacerola, lo olerán, meterán el cucharón.

 

En 20 minutos.

 

Estoy quieto, lo sé, no hay duda. El habitante de la esquina observa el cajero automático usado por una persona y por otra (cierran el paraguas para poder manejar la tarjeta, el dinero se moja).

 

Las nubes. Los mercados, nosotros. Será en febrero.

 

Durante los próximos veinte minutos.

 

Sakineh araña el blando e interminable cemento de la celda.

 

Los gobiernos son títeres.

 

Las nubes con mercados. Nosotros. Los trabajos de los títeres. Los gobiernos: poderes que no pueden. Títeres dentro de los títeres.

 

El que se queda fuera se queda en la calle. En la celda.

 

En los 20 minutos que ocurren a partir de ahora.

 

 

 

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