“Es San Valentín para las tiendas” me dice la peluquera mientras me deja el pelo a lo garçon. En efecto, vaya ascazo de día. No me gusta San Valentín pero recuerdo que hace unos meses que estaba más sola que la una un compañero fotógrafo me preguntó si podía escribir un tema sobre Verona romántico de cara a esta maravillosa fecha. Ni de coña respondí yo. ¿No os pasa que cuando os dejan o se acaba una relación y os encontráis con parejas acarameladas os dan ganas de vomitar? Pues a mi me pasa y así me hallaba yo entonces, como para escribir un Verona romántico, no te jode. Nunca me ha gustado el invento comercial éste y me parece además, de lo más pastelero: tanto corazoncito, tanto bombón y tanta hostia si luego la gente no aguanta ni soporta a sus parejas y folla los fines de semana y en muchos casos, por cumplir. Cuánta hipocresía, por Dios.
Me niego a escribir de este día ni de hacer un listado de bonitos regalos para tu marido/mujer/amante o lo que sea. Así que mejor voy a iniciar una serie sobre consejos a la hora de ligar. No es que yo sea una autoridad en la materia, aunque tampoco me puedo quejar, pero es que soy muy observadora y he conocido a todo tipo de tíos. Por eso me lo permito. De momento vamos a empezar con los chicos y si las sugerencias son válidas para ellas, aviso. Me gustaría contar con vuestra colaboración, claro, porque qué serían de mis post sin los chascarrillos y los comentarios que me hacen los amigos/as, lectores/as. Ahí vamos:
– Por favor, por favor, por favor, cuida tu estética y aspecto físico. Con ello no quiero decir que vayas vestido como los modelos que aparecen en la revista Esquire. Pero entre ir hecho un dandy y parecer un andrajoso, hay un trecho. Yo tuve un compañero de trabajo que, en caso de que tras la jornada laboral hubiera algún tipo de evento (cena, copitas, cañas), el tío no pasaba por casa e iba vestido con la misma ropa de todo el día. Y es que teníais que haber visto la vestimenta: no es que no ingresase suficiente dinero, tenía un puesto de estos de jefecillo intermedio, pero es que tenía una querencia por los colores de la Benemérita y un nulo gusto en la elección de las prendas. Para ser franca, recuerdo que casi todos los compañeros de aquel trabajo parecían salidos de una película de horror: el que no era un desgarbao con pelo sucio, era un enano.. En fin, aprovecho para saludar a uno de mis jefes, el más salao de todos los que he tenido, que ha confesado leerme. Un beso Carlos. Siguiendo con el tema, vístete bien, coño. Emplea un poco de tiempo en elegir la ropa, que no tiene por qué ir maravillosamente planchada, pero pon un poco de cuidado. Y no, no a las camisas a cuadros que parecen estar de moda entre cantautores y anónimos que salen en fotos de famosos. Ya pasaron de moda, ¿vale?
– El cuerpo: a ver, los olores corporales ponen, no digo que no. Pero todo tiene un límite. Así que por favor, si los pies huelen, Peusek. No hay nada peor que llegar con un tío a la cama, que se quite los zapatos y que aquello sea como una cámara de gas. No, no y no. Y los sobacos igual: un poquito de desodorante. Y pon cuidado a tu colonia. Recuerdo aquel anuncio tan machista de aquella motera que llegaba y se bajaba la cremallera de la chupa roja, enseñando canalillo. “Busco a Jacks”, creo recordar decía. Pues no, Jacks no (os pongo una parodia del anuncio, obra de Martes y Trece http://www.youtube.com/watch?v=h_5VGKvuE-E&NR=1), ni tampoco Brumel, mejor cuando más lejos. Gástate unos euros y cómprate una colonia que huela bien. Y ojo con las uñas de los pies: ¿os acordáis de aquella foto de Joaquín Sabina publicada por El País en el que aparecía desnudo? Nadie, absolutamente nadie se fijó en el tamaño de su polla porque tenía unas uñas de águila que válgame Dios…
Otro día más, chicos y chicas. Espero vuestras sugerencias.