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Mientras tantoOtra modesta propuesta para los "indignados"

Otra modesta propuesta para los «indignados»


El camuflado “dedazo” con que el PSOE, a pesar de lo que nos habían prometido, va a elegir al sucesor de Zapatero, la victoria de Contador y el justo triunfo de Barcelona en Europa, demostrando que es claramente mejor que el Manchester, el Madrid o cualquier otro, ha oscurecido momentáneamente el importante tema de los indignados acampados dos semanas ya en distintos sitios de España.

 

Un conocido con intereses en los aledaños de la Puerta del Sol me cuenta que quizás sea exagerado afirmar que los negocios se han resentido en un 70% de sus ingresos normales, la cifra estaría más cercana al 50%, pero que ya está bien, que es hora de que levanten las tiendas o de que las monten en otros lugares de Madrid también emblemáticos o con carga política, es decir las sedes de los partidos. Sugería con un poco de rabia que debían comenzar acampando una semana en Ferraz(sede del PSOE) para trasladarse a la siguiente a Génova (PP) y luego ir a la de Izquierda Unida, etc. sin olvidar a las de los sindicatos que tampoco salen bien librados en algún cartel. Un socio de mi amigo apunta que donde deberían irse es a la entrada del Palacio de la Moncloa porque es el que para ellos debería simbolizar mejor el sistema al haber sido el gobierno de Zapatero el que ha logrado el dudosamente honroso record de 5 millones de parados.

 

Los indignados, jóvenes y no tan jóvenes, siguen aprobando resoluciones de todo tipo, realistas y fantasiosas, y a mí se me ocurre una cosa que ya he dicho en algún otro sitio. Dado que tienen muchas cosas que proponer y, digan lo que digan sus detractores, no todas disparatadas, dado que el movimiento ha prendido en diversas ciudades españolas, dado que ya falta poco, quiera Zapatero con el dedazo o no quiera, para que los españoles vayamos a las urnas en todo el país para escoger unos nuevos legisladores y un nuevo gobierno que puede promover y adoptar varias de sus peticiones, ¿por qué no crean una formación política, llámenle partido o lo que sea, que se presente a esas elecciones con las propuestas que salgan estos días de sus numerosas asambleas y nos permiten que los españoles (24 millones y no veinticuatro mil acampados) las votemos si las encontramos sugerentes?

 

Si las propuestas son interesantes, si son las que anhela una parte importante de la población, si están hartos de los políticos de la vieja generación ¿qué tienen los indignados que perder?

 

Alguien me puede objetar dos cosas: 1) Que los acampados no cuentan con los poderosos recursos con que cuentan los partidos políticos y estarían en inferioridad de condiciones para darse a conocer. Esto es una pobre excusa. No creo que Izquierda Unida o Rosa Diez nadasen en la abundancia y han tenido unos resultados dignos. Por otra parte, el movimiento de los indignados ha tenido ya tal eco mediático, gratuito, que toda España los conoce, tienen buena parte de la campaña publicitaria ya hecha y pagada.

 

2) Que el sistema parlamentario es algo caduco, obsoleto, incapaz de dar satisfacción a la gente etc., que, en realidad, no representa fielmente a los ciudadanos, en otras palabras, como hemos leído, “que la soberanía no radica en el Parlamento sino en la Puerta del Sol”. Esta idea absurda, que quizás le guste a Fidel Castro, a mí me suena un tanto fascista. En un país libre, es absolutamente inadmisible.

 

Los indignados, que, aunque más de un testigo haya manifestado que en Barcelona fueron ellos los que iniciaron la provocación pinchando las ruedas de los bomberos, han demostrado en general modales pacíficos y dialogantes, deberían comprender que las acampadas no pueden ser eternas. Deberían presentar su alternativa en las urnas. Tienen tiempo, encontrarán unos medios de información receptivos, ciudadanos con ganas de oírlos , de reflexionar y de decidir. Esa es la democracia real. ¿Qué tienen perder? ¿Por qué les darían miedo las urnas?  

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