Aunque a veces, incluso en nuestro idioma, no las entendamos, la letra es parte importante de una canción. Hay quien dice que los cantautores son los poetas de hoy. Y yo me pregunto; ¿y cuándo no han sido poetas los músicos?
A mí siempre me ha dado la impresión de que en España, que siempre ha sido tierra de poetas, nos encontrábamos con la dificultad de un idioma poco melodioso. En inglés, cualquier cosa con música suena bien. Y, si no, que alguien intente traducir algunas canciones de, por ejemplo, Van Morrison. Sin embargo, cuando salen buenos letristas españoles, son buenos de verdad. Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Antonio Vega.
Hace un par de días han otorgado, con justicia, el Premio Príncipe de Asturias de las letras a Leonard Cohen, que quiso ser poeta al descubrir a Lorca. No sé si en alguna otra ocasión se lo han concedido a un cantautor. Sé que Bob Dylan hace tiempo fue propuesto para el Nóbel de literatura. Y aquí podemos enganchar la entrada de la semana pasada y la de esta. Bob Dylan y Leonard Cohen; dos cantautores, poetas, judíos que se dirigían a un público similar y que, en su día, hasta compartieron sello discográfico y a Ben Johnston como productor. ¿Será cierta por todo esto su rivalidad o será sólo una leyenda más? Pues algo habrá porque Johnston dejó de ser el productor de Dylan, tras una gira en la que acompañó a Cohen por Europa. “Parecían dos gatos con el pelo erizado” fue lo que comentó Ron Cornelius, músico de Cohen, sobre una conversación entre los dos artistas detrás del escenario después de un concierto que éste dio en Forest Hills. Sin embargo, en 1977, cuando Dylan estaba en pleno proceso de divorcio de Sara, su primera mujer, él y Allen Ginsberg participaron, en una sesión producida por Phil Spector, en los coros de un tema de Leonard Cohen titulado “Don’t go home with your hand-on”. El artista canadiense tampoco pudo entender nunca la conversión al cristianismo de Dylan: “¡No lo entiendo! ¡Es que no puedo entenderlo! ¿Por qué va a buscar a Jesús en las alturas? No entiendo la parte de Jesús” Es lo que le decía Cohen a Jennifer Warnes, la cantante compañera de Cohen que, en esas fechas, aceptó la invitación de Dylan para cantar su tema “Every grain of sand”.
Aunque sean en inglés, no cabe duda de la calidad de las letras de estos dos compositores. Los libros con sus letras completas se pueden encontrar con facilidad. Sin embargo, desde mi punto de vista hay una diferencia, a menudo insalvable, entre la letra de una canción y una poesía; a ésta le puede sentar bien la música, pero una letra sin su música es un cuerpo al que le han robado el alma.
@Estivigon