Los acampados del 15-M resisten en la Madrid, como en Barcelona, a las presiones de las autoridades y de los comerciantes, pero son cada vez más conscientes de la necesidad y la urgencia de “reestructurar” el pequeño poblado que han alzado en la Puerta del Sol, como en la Plaza Cataluña. En la larga asamblea de ayer, decidieron que comenzarían esa reestructuración, animaron a no colocar más tiendas de campaña y llegaron a algunas conclusiones, como mantener un punto de información permanente e, incluso, lo que llamaron “bolsa de durmientes”, esto es, que unas pocas personas todas las noches sigan durmiendo en el kilómetro cero de Madrid para recordar que seguimos indignados. La idea, claro está, es que el movimiento de los indignados se vaya desplazando a las asambleas barriales, que ya se están constituyendo y parecen contar con bastante apoyo ciudadano –así como el de los intelectuales-, pero, por el momento, quieren conservar el Sol como símbolo. El movimiento es todavía muy joven y, mientras no sepamos muy bien hacia dónde va ni cuán sólido es, no parece descabellado mantener ese punto de referencia. La Puerta del Sol; el kilómetro cero de España, nada menos. Parece que las autoridades están dispuestas a ‘consentir’ ese punto de información permanente. La presidente de Madrid, Esperanza Aguirre, se muere de ganas de echarlos de enfrente de su despacho, pero a ver quién se anima a mandar a la policía después de que la represión en Barcelona y en París consiguiese captar más simpatías para los asambleístas.
El problema que los asambleístas del 15-M siguen discutiendo es cómo presionar a los poderes públicos si, como parecen tener muy claro la gran mayoría de ellos, descartan la idea de convertirse en partido político. La mayoría de los acampados y simpatizantes aspiran a un cambio más amplio,global; creen que otro mundo es posible. Pero quieren comenzar por objetivos concretos y que el eslogan de DEMOCRACIA REAL YA les sirva de norte. Así que han consensuado una serie de propuestas, las exigencias de los ciudadanos a la clase política. Os resumo brevemente algunas de ellas:
Eliminación de los privilegios de la clase política: control del absentismo de los políticos a sus puestos, supresión de privilegios en el pago de impuestos, eliminación de la impunidad asociada al cargo.
Contra el desempleo: reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la
conciliación laboral, jubilación a los 65 años, bonificación a las empresas con menos de un 10% de contratación temporal.
Derecho a la vivienda: expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock
para colocarlas en el mercado en régimen de alquiler protegido, ayudas al alquiler, dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas.
Servicios públicos de calidad: control independiente de presupuestos de las administraciones públicas, contratación de personal sanitario y profesorado, transporte público barato y sostenible.
Control de las entidades bancarias: prohibición de rescates o inyecciones de capital a entidades bancarias, nacionalización de entidades en dificultades, prohibición de la inversión de bancos españoles en paraísos fiscales, sanciones reguladas a los movimientos especulativos.
Fiscalidad: aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias, control real del fraude fiscal y la fuga de capitales, defensa internacional de una tasa a las
transacciones internacionales (tasa Tobin).
Libertades ciudadanas y participación ciudana: referendos obligados y vinculantes, no al control de Internet, protección de la libertad de información y el periodismo de investigación, modificación de la ley electoral para que no penalice a los partidos minoritarios, separación real de poderes.
Reducción del gasto militar.
Eliminación del Senado. (El constituyente en España previó un sistema bicameral para hacer del Senado la cámara territorial, pero en la práctica no es así, con lo que el Senado tiene poca o nula utilidad.)
En Sol dicen que no es que ellos sean antisistema, es que el sistema es antiellos. Y no me cansaré de repetir que nosotros, jóvenes y trabajadores precarios, nos sintamos –y seamos- explotados a este lado de las fronteras de esta torre de marfil que es Europa, somos los privilegiados de un mundo al revés donde nuestra comodidad, por modesta que nos parezca, sigue siendo casi obscena frente a tanta miseria. Lo digo poco después de escuchar que, según el último informe de Intermon Oxfam, hay mil millones de personas en el mundo que pasan hambre. Mientras, como recordaba hoy el periodista Vicente Romero en el programa de RNE Asuntos Propios, un solo especulador puede hacer subir el precio de un alimento en cuestión de horas. La especulación también puede ser, y es, criminal, como hace unas semanas denunciaba también yo en este blog, con la comida no se juega.
Hay que ir poco a poco y construir el movimiento desde abajo, y tal vez conviene comenzar por reivindicaciones más modestas que solucionar el hambre en el mundo. Pero desearía que el 15-M no se olvide de esa dimensión global. Estamos todos en el mismo barco. Y el silencio nos hace cómplices.