Este fin de semana tengo visitas.
Vienen amigos españoles que trabajan y/o viven en Ouagadougou: Salvi y Patricia (tengo más, pero no podían).
La verdad es que lo agradezco un montón porque es estupendo eso de que te vengan a ver, sobre todo si tienes buena casa para acogerles. Y es el caso.
La semana pasada vino Amalia, una canaria que conocí gracias a estos artículos, que la verdad me reportan mucho más por amistades conseguidas que por toda la pasta gansa que me llega a la cuenta bancaria todos los meses. Lo de menos son los dos hospitales y la universidad que financio con el sueldo íntegro de fronterad, lo importante son las amistades que consigo, eso no se paga con nada ;-))
Así que animarse a escribir comentarios positivos y/o admirativos y tenéis las puertas de mi casa abiertas. De ahí a poder entrar hay un paso, pero hay que darlo con cuidado de no tropezar con el escalón. Porque todas las puertas tienen un escalón para evitar que el agua entre en las habitaciones cuando se derrama el cielo en esta época de lluvias. Peculiaridades constructivas de aquí.
Salvi y Patri, a las vallas de la Biblioteca
Hablando de peculiaridades constructivas, y de las otras, me contaba Salvi, arquitecto sin fronteras, una historia muy divertida que le había pasado con un árbol sagrado en la obra que está haciendo.
Os recomiendo que la leáis en su blog (fotos incluidas) y si alguien tiene problemas con el catalán creo que Google tiene un traductor bastante aceptable.
En resumen la historia es que el árbol, que está dentro del recinto de las obras, le molestaba para construir un hangar (no para aviones, sólo para guarecerse del sol y la lluvia, las mujeres del centro)
Tampoco se trataba de tirarlo, sólo de cortarle algunas ramas. Fue a visitar al marabout, sincretismo religioso musulmán y mágico de religión tradicional africana, y le dijo que sí, que se podía “desacralizar” el árbol y trasladar el espíritu de ese árbol a otro, pero que andaba muy liado de trabajo y que le llevaría unas ¡¡¡5 semanas!!!, amén de 1 cabra y 2 pollos (supongo que para el viaje del espíritu… y del cuerpo del marabout).
Mi Salvi, que es un arquitecto de runas tomar, decidió que no podía aplazar la construcción ese tiempo. Le advirtieron que podrían ‘pasar cosas’, como perder brazos o manos (sólo era cortar ramas, si fuera el árbol entero la cosa podía ser peor), pero decidió que asumiría el riesgo, que lo cortaría él mismo.
Ni corto, ni perezoso, se puso a ello. No es como yo, que me habría esperado las 5 semanas o habría intentado cambiar la ecuación:
corte de rama = 5 semanas + 1 cabra + 2 pollos, por otra más del tipo
corte de rama = 1 semana + 2 cabras + 5 pollos.
Así que para tranquilizar un poco a todos los trabajadores de la obra que no se perdían ripio de la desigual lucha “nazzaara descreído vs árbol sagrado», se fue ceremonioso hasta el árbol y poniéndole las manos en el tronco empezó a hablarle pidiéndole disculpas y permiso para hacerle unos cortes…
No me aclaró si dijo alguna típica frase:
“Tronco, tú y yo tenemos que hablar…”
“Por qué no nos damos un paseo y charlamos un rato…” (esto con la aviesa intención de que el árbol se moviera, claro)
“Pero si me va a doler más a mí que a ti…”
“A ti que más te da…”
“Vas a quedar estupendo cuando te arreglemos las puntas…”
Yo habría intentado colarle todas las frases al árbol sin intentar hurgar en las heridas ni hacer leña del árbol caído, pero creo que Salvi fue más protocolario, que tenía a todo el personal delante y no era cuestión de que se te suelte la carcajada.
Tampoco cuenta si había traductor simultáneo para que se enteraran todos de cómo se les habla a los árboles sagrados, pero nadie se perdió detalle, esto da para contar mucho en casa:
– “¿Qué tal el trabajo, cariño?”,
– “Ni te imaginas lo que le ha dicho el nazzaara al árbol sagrado…, ¡qué huevos, el tío!”
Uno de los trabajadores, católico practicante, se decidió a ayudarle porque le dijo que él no creía ‘mucho‘ en esas historias. Salvi cortó su rama, sin problemas, parece ser que los árboles sagrados y genios y espíritus en general nos tienen un poco de miedo o cosilla a los blancos.
Al otro chaval Salvi le recomendó que se cambiara de sitio porque si no, al cortarla, la rama podría caerle encima.
Cuenta Salvi que, incomprensiblemente, la rama al caer hizo la pirueta más extraña que se pueda uno imaginar y que le cayó sobre la mano del leñador voluntario y le hizo alguna herida y se le hinchó bastante. Nada grave y que no haya sido curado ya, pero que ha venido a reforzar y confirmar las creencias locales.
Porque aquí pasar, pasan cosas.
Por otra parte lo de desacralizar un árbol sagrado para darle otros usos tampoco es tan raro. A nosotros nos suena extraño porque no estamos acostumbrados pero en España yo conozco antiguas iglesias que han sido desacralizadas de la misma manera, o parecida, para poder darles otros usos o tirarlas y hacer pisos. Exactamente igual. Y es que esto de la religión es asín: los caminos de los dioses son inescrutables.
El nuevo Dios se llamaba, de civil, Adama KOFÉ, y era profesor de matemáticas, jubilado. Creo que para el nuevo puesto también le han cambiado el nombre, pero no acabo de pillar si se llama Lorum Dofré o es un genérico tipo Dios de Lorum
Hablando de dioses: hay uno nuevo, que lo sepáis.
Al menos en Lorum, pequeña localidad de Burkina Faso que no sé ni dónde está.
No me he enterado como solía uno enterarse de estas cosas antes: signos en el cielo, catástrofes, ángeles anunciadores… ha sido por un anuncio en el periódico.
O tempora o mores, o ‘los tiempos están cambiando’, pero no tanto porque no ha sido por Internet, sino por prensa escrita tradicional. Os pego el recorte.
Parece que el Señor, que está en los cielos, le informó que «El racismo va a desaparecer en Costa de Marfil, y eso es todo», ¿diría también lo típico de esas comunicaciones, «corto y cierro…»?
Otro recorte: Un coronel, creo que retirado, no sé si por cosas como ésta, anunciaba en la prensa que Dios le había hecho una revelación entre las 4 y las 4,30 de la mañana del 29 de mayo de ¡¡¡¡1985!!!!, y se pone a contarlo en octubre del 2010…
A las preguntas del periodista de por qué había esperado tanto tiempo, responde simplemente que porque entonces nadie le habría creído… no como ahora que ¿quién puede dudar de su confesión?
Entre otras cosas porque vete a comprobar qué paso la noche de autos o a preguntarle a Dios si es verdad o no que se lo dijo, con la de cosas que tiene Dios entre manos, como para acordarse de algo que ha pasado hace más de 25 años…
Bueno, le concederemos al coronel el beneficio de la duda y la medalla a la sinceridad retardada…
De lo que le dijo Dios, no merece la pena comentar, lo importante es que Dios se pusiera en contacto con él, ¿no?
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS