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Mientras tantoUna juerga flamenca

Una juerga flamenca


 

Nada, que no hay manera de hablar de lo que uno quiere. Pero es que los acontecimientos me lo impiden. 

Hace dos semanas fue Amy y hablamos de la muerte. La semana pasada, que estuve en La Unión, fue el flamenco. Esta semana, por desgracia, vamos a hablar de flamenco y muerte.

Virgo, como yo, Manuel Moreno Junquera, más conocido como “Moraíto el Chico” habría cumplido 55 años el 13 de septiembre si el cáncer de pulmón, el mismo que se llevó al Maestro de la Isla, no hubiera decidido que ya estaba bien; que ya era hora de partir.

Conocí a “Moraíto” dos veces. Por aquel entonces, yo intentaba producir el que sería el primer largometraje de ficción de Dominique Abel, directora francesa que estuvo nominada al Oso de Berlín por su documental “Polígono sur. El arte de las 3.000”, de un género que podría definirse como “road movie gitana” y que iba a estar protagonizada por Diego Carrasco, al que llaman “el Compás”, “El Torta”, peculiar cantaor jerezano y “Moraíto”. En la historia no había personajes porque se interpretaban ellos mismos. Así le conocí la primera vez; a través de las palabras de Dominique.

¿Tu primer largo? ¿Gitanos? ¿Y no son actores? Antes de jugármela, necesito conocerles.
Creo que era la semana antes de Navidad de 2007. En Jerez de la Frontera, todos los años por esas fechas, las familias gitanas, agrupadas en peñas, organizan unas celebraciones en las que cantan e interpretan villancicos llamadas “Zambombas”. Así, Jerez vive la Navidad en torno a sus tres pilares: el vino, la repostería y el flamenco.

Nadie puede entrar en los locales donde ensayan los días antes a no ser que vayas acompañado por Dominique o invitado por “Moraíto el Chico”. Ahí fue donde lo conocí en persona, rodeado de su gente preparando esta celebración familiar. Muchos le habréis visto sobre un escenario acompañando a José Mercé, pero verle en su salsa es un privilegio que no está al alcance de muchos. Creo que es el mejor guitarrista del que más cerca he estado jamás.

Aquel ensayo era un caos. Así es todo lo que rodea a la vida de los gitanos, o al menos así lo percibimos, pero cuando llevas el arte en las venas, la disciplina es un corsé innecesario. Lo difícil es que “la cosa” no salga. El flamenco es a los gitanos lo que el jazz es a los negros; una parte de su información genética. “Moraíto” decía que el que tocaba bien la guitarra no era él, sino un gitano mayor que andaba por allí. A cualquiera de las crías se les salía el alma por la boca cuando cantaba. El que menos, se arrancaba con las palmas… Y no hablo de sevillanas; a ver quién es capaz de acompañar con palmas una bulería o un fandango.

Después de cenar, nos volvimos a encontrar con “Moraíto” en un estudio de grabación. No recuerdo bien, pero era algo para Mercé y él lo dirigía todo. Músicos, humo, alcohol y más cosas “rulaban” por allí, pero, sobre todo, mucho talento. ¡Qué poco les cuesta ser geniales! Un ratito y al hotel, que nos liamos y mañana hay más.

Al día siguiente no sé si era una presentación, una entrega de premios o una recepción. Tampoco recuerdo en qué bodegas. Sólo sé que en el escenario estaban “Moraíto el Chico” y Diego Carrasco. Yo no entiendo de flamenco, pero cualquiera entiende de arte.

Concierto, canapés y… juerga. Creo que se llamaba “Los Cernícalos” el local al que fuimos después. Pero no estuvimos donde el resto de los mortales toman sus copas. “Ellos” tienen un reservado en la parte de atrás. Copas, copas y más copas… Uno que se arranca por bulerías… Más copas… Moraíto, ¿tienes un minuto? Tenemos que hablar de la película… ¿¡Ahora!? ¿Pero tú has visto como está esto? Cuenten conmigo “pa tó”. Dominique lo sabe. Más copas. Ahora se arranca otro… Y así se pasó el resto de la noche. No conseguí volver a hablar con él ni con Diego Carrasco.

La película, que se iba a titular “Me gustas como mujer y como persona”, jamás se rodó y no volví a oír hablar de “Moraíto el Chico” hasta esta semana que anunciaron la noticia de su muerte.

Mi mente empírica me impide creer en el más allá, pero si existe, allí se tiene que estar montando una buena.

@Estivigon

 

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