La semana pasada os prometí escribiros en ésta sobre los sacrificios que tenía que hacer en mi Biblioteca para parar los maleficios, niñas posesas y sexos robados, pero no va a poder ser que he estado muy liado y no he tenido tiempo de pases mágicos. Bastante con haber conseguido sacar de la Aduana (pagando eso sí, más de 300 € por…, pues no sé muy bien por qué, pero aquí o pagas o pagas, también te queda la opción de pagar, claro) unos 450 kgs de libros que me han enviado de España gracias al programa de la Cadena SER, La Ventana de Verano.
Y a Halcourier, una empresa de mensajería que ha tenido la amabilidad de ocuparse del envío.
Lo mismo el domingo que viene ya hemos matado los bichos y hecho los sacrificios para que la Biblioteca no se caiga y os lo puedo contar.
Me están rodeando mi despacho, las grietas, espero vivir para contároslo, jejeje
Pensaréis, por el título, que me he atrasado en la publicación de este artículo, que Noche Vieja ya pasó, pero no es para hablaros del fiestorro que nos pegamos en la Biblioteca que os escribo.
Es para contar cómo pasan las cosas por estos mundos de Dios, me refiero del tercero en adelante.
Estaba firmando las Attestations (certificados) de las personas que habían terminado el último curso de informática y me fijé en el certificado de una persona que es un año mayor que yo, consejero de la alcaldía, y vi que había nacido el 31 de diciembre. Pensé para mí, “coño, Boureima, así se llama, celebramos el cumpleaños el mismo día…, le tengo que entregar yo el certificado (nos repartimos la entrega entre la directora, la profesora de informática y yo mismo) y hacerle algún comentario…”.
Tiene su mérito que con casi 60 años se ponga a estudiar informática, sobre todo aquí, en Burkina, pero no vino al vino español y entrega de diplomas, lo mismo se siente fuera de lugar…, ¡pues anda que yo!
Sigo firmando y me aparece otro que también cumple el 31 de diciembre, ¡vaya, pensé, esto debe ser como los albinos o los gemelos, defecto genético!
Pero siguieron apareciendo otros ‘silvestres’ hasta un total de 8 sobre 21 personas.
Tanta coincidencia no era normal, así que pensé (es que no paro), ¡vaya con el personal de Atención al Cliente!, haciendo de la ficha un sayo…, ¡pues van a ver quién soy yo!
El caso es que lo saben, lo que yo no sabía es que lo de poner la fecha de nacimiento el 31 de diciembre es una forma de resolver la casilla en cuestión, también había otro con fecha 1º de enero, que también es muy socorrido para estos usos. Lo que no sé es qué es mejor, si ponerse al principio o al final. Lo lógico sería hacer la media y ponerles o el 30 de junio o, mejor el 1º de julio, pero es más fácil lo otro.
Vamos que como a la mayoría de la gente no se la inscribe al nacer, cuando años después tienen que hacerse los papeles pueden que se acuerden o sepan el año de nacimiento , pero no la fecha exacta.
Aquí son más de estar todo el día celebrando los NO Cumpleaños, como en Alicia en el País de las Maravillas (como éste), que así comen mucha tarta y soplan muchas velas.
Bueno en realidad algunos se soplan todo lo que pueden para olvidar que están siempre a dos velas.
En la Biblioteca hemos proyectado la versión del Tim Burton, en 3D, pero no creáis que con mucho éxito
Curiosamente yo nací el 31 de diciembre y mi hermana mayor el 2 de enero y mi padre era el Secretario del Ayuntamiento donde yo nací y el que hizo la inscripción. Espero que no me encuentre en la misma situación, ¡caray! hay secretos de familia que lo mismo nunca llegas a saber y a veces te asaltan las dudas…
GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS