El Banco Mundial calcula que unos 828 millones de indios viven con menos de 2 dólares al día. Una buena parte de esos millones de desheredados se concentran en las barriadas de chabolas (slums) situadas literalmente en mitad de las ciudades más importantes del país. En Bombay (o Mumbai), una de las urbes más grandes del mundo, con una población estimada en 14 millones de habitantes, conviven -con una promiscuidad física y moral casi obscena- los ejemplos más exitosos de la riqueza y el desarrollo del país junto a su realidad masiva de pobreza extrema.
En el reportaje televisivo -de unos pocos minutos de duración- que se puede ver al final de este texto se cuenta la historia de Anil Mane, un joven que vive en una de las barriadas de chabolas más grandes de Bombay. Un pequeño muro separa la barriada en la que vive Anil de uno de los clubes de golf más lujosos de la ciudad, el Bombay Presidency. Durante los últimos años Anil ha estado trabajando como caddie para los ricos clientes del club por un salario anual de unos 900 dólares.
Como él mismo confiesa en el reportaje, emitido en abril de 2011 por la cadena televisiva ESPN, Anil vive por y para el golf y sueña con poder convertirse en un jugador profesional. Gracias a uno de los socios del club, un millonario que le financia sus desplazamientos, ha dejado temporalmente su trabajo como caddie y ha podido participar ya en varios torneos de golf obteniendo buenos resultados. La última noticia que he podido encontrar sobre Anil, publicada en diciembre del año pasado, informa de que sigue intentando convertir el golf en su profesión.
La pasión por el golf se ha contagiado a otros muchos habitantes de la barriada de chabolas en la que vive Anil. Se juegan incluso campeonatos con hierros oxidados reconvertidos en palos de golf y con pequeñas pelotas de plástico parecidas a las que se utilizan para jugar al ping-pong: en el reportaje se muestran el improvisado recorrido de tres hoyos con la barriada como extenso campo de juego. La imaginación es la herramienta más fiable con la que cuenta un espíritu emprendedor a la hora de imponerse a las limitaciones materiales.
Las historias sobre las sinergias entre las categorías sociales más altas y las más bajas de la sociedad india no siempre son tan positivas, ni tan alentadoras. Pero la historia de Anil lo es. No todas las noticias relacionadas con la India van a ser noticias deprimentes. Aunque toda noticia positiva tenga su reverso: para que millones de desheredados indios que, como Anil, tienen esperanzas de procurarse una vida mejor pudieran conseguir su propósito bastaría sólo con ofrecerles una oportunidad. A fin de cuentas, el principal condicionante de su vida ha dependido de una circunstancia tan aleatoria como haber nacido en la clase social equivocada en un país con una movilidad social casi nula.
Intuyo que a Charles Dickens le habría gustado la historia de Anil.