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Mientras tantoCivismo, cinismo, medias suelas

Civismo, cinismo, medias suelas


 

En Burkina Faso hay un vicio increíble con parecer exageradamente cortés en las salutaciones y presentaciones.

 

Todos se dan la mano y no sólo los buenos días, también tienes que preguntar por la familia, ¿todos bien?, por la salud, ¿ça va?, por el trabajo, ¿ça marche?, y así sucesivamente todo lo que se te pueda ocurrir. Incluso si conoces de algo al que estás saludando caerás en la tentación  (¡no nos dejes caer!) de preguntar más personalizadamente. La familia entera pasando por marido o mujeres, padres e hijos.

 

Es verdaderamente fatigante la cantidad de tiempo que se pierde por algo que no les suele importar lo más mínimo, o no debería, sobre todo si son desconocidos.


Esto está en mooré, la lengua de los moossi, pero es lo mismo en francés. Yo mismo ya no puedo escribir un email entrando en materia directamente, tengo que preguntar de entrada cómo están ustedes, como los payasos de la TV…

 

Es un cinismo que supongo fomentarán las compañías telefónicas (esto de los saludos también se hace por teléfono o se llaman sólo para eso, lo juro) porque haciendo un cálculo prudente y considerando menos del 10% de la población y su afición a hablar todo el tiempo, el número de teléfonos móviles de diferentes compañías de este grupo de personas, digamos, más acomodadas y el tiempo empleado en saludos y el coste de las llamadas podríamos calcular entre 70-100 millones de FFcfas diarios sólo por esa cínica cortesía.

Entre 20 y 30.000 millones anuales no es una nadería, sólo por una mala costumbre.

 

¿Mala costumbre, la cortesía?

Pues sí, porque es más falsa que la falsa moneda.

Aquí, si te descuidas todo el mundo se te va a colar en las colas y en donde sea.

Por ejemplo la circulación no es sólo un caos porque la policía municipal no se ocupa de controlar el tráfico, sino de controlar los papeles de los automovilistas (y motociclistas, sobre todo, que es lo que más hay) para poner multas, requisar motos o sacarse un sobresueldo con las mordidas, también es un caos porque la gente ni respeta las señales ni las normas de tráfico, ni la mayoría de las veces los semáforos, ni el sentido de la circulación, ni nada. 

Para no tener un accidente aquí hay que tener superpoderes y, sobre todo, superpaciencia.

 

Decía lo del cinismo en la supuesta cortesía al saludar porque lo que brilla como una estrella rutilante es la falta de civismo generalizada. El YO-ME-MÍ-PARA MÍ-QUE SE JODAN LOS DEMÁS, es algo como para no creérselo cuando tienes que conducir en una ciudad como Ouagadougou.

 

Y, claro, a veces la descortesía acaba en bronca.

Puede que no sea muy diferente que lo que puede acabar pasando en España, que jamás entendí a la gente que llegaba a las manos por una discusión de tráfico, pero la diferencia es que en España se respetan la mayoría de las normas de tráfico y, a veces, se cede el paso.

Aquí no, nunca.

Y, claro, pasa lo que pasa.

 

 

Este es Adma Kima, mecánico ignorante del quién es quién de Burkina, que si hubiera sabido que era el Ministro ya hubiera estado más servil, o educado, que seguro que se pasó siete pueblos…, lo malo es que las fuerzas de seguridad dieron la vuelta entera al país… pasando por su cara

 

 

Por ejemplo, hace 2 semanas el Ministro de Justicia y Guardián de los Sellos (creo que no se trata de filatelia), tuvo un altercado por culpa del tráfico con un mecánico y no se le ocurrió otra cosa que aplicarle unas lecciones de civismo y buenas maneras para que aprendiera a comportarse y a respetar las buenas costumbres y, sobre todo, la jerarquía.

¡Que no somos todos iguales, por dios, que hay que explicarlo todo, ni siquiera entre los negros…!

 

La Guardia de Seguridad Penitenciaria, a la que el señor ministro llamó, fueron tan expeditivos en administrarle las lecciones al mecánico y le dieron tales repasos que al mecánico debió parecerle excesivo, que él ya lo había pillado y se decidió a ir a pasar el examen (médico) que certificara que la letra con sangre entra.

 

Las disputas sobre quién es más cívico o cínico (el portavoz del Ministro llegó a declarar que el Ministro, personalmente, no le había dado ningún repaso al mecánico) han saltado a los periódicos y unos días después han producido una remodelación del Gobierno con la salida del señor ministro.

 

La verdad es que me ha parecido de puta madre si se me permite la finura en la expresión, porque se cumple justo un año de las revueltas que perturbaron todo el país con unos cuantos muertos en manifestaciones por culpa de la muerte de Justin Zongo en comisaría, víctima de una meningitis (primera versión oficial), parece ser que tratada con mucha dureza por parte de 3 policías.

 

Miedo me da pensar que en vez del Ministro de Justicia hubiera sido con el Ministro del Interior o con el del Ejército el altercado, el mecánico ni lo cuenta. Y vuelta a empezar con las revueltas.

 

 

La composición del nuevo Gobierno de Burkina Faso, ya de paso han aprovechado para hacer cambios…

 

 

Muchas veces nos quejamos de la violencia y los crímenes que se pueden cometer en España y la violencia hacia las mujeres, etc. Pero aquí hay mucha más tradición de violencia y eso que Burkina Faso es un país modélico dentro de África a ese respecto.

 

Hace 2 días mi ‘hija’, Latifa, llegó del colegio llorando y me enseñó la espalda, hinchada y enrojecida, por un bastonazo que le había suministrado la maestra.

Parece que no a ella sola, le había dado bastonazos a todos los alumnos de la clase. Habían deshecho la formación e intentado entrar en la clase antes de que se acabara la arriada de la bandera nacional.

 

Al día siguiente fuimos a pedirle explicaciones y acabamos casi disculpándonos por hacerlo.

A mí me dieron ganas de haberle aplicado la misma ‘pedagogía’ a la maestra para que comprendiera que no se puede tratar así a los niños.

Y os juro que comprendo y acepto un moderado cachete para poder controlar a un grupo salvaje de 50 chavales de 9 años…, pero un castigo universal de dar un buen bastonazo a toda la clase me parece fuera de lugar.

 

Al final lo único que hicimos fue decirle que no nos parecía bien y mi mujer me pareció servilmente conformista con la elementa por más que me comentara que no quería que la profesora pudiera tomar manía a Latifa y represalias contra ella.

Para eso nos hubiéramos aguantado y quedado en casita, como el resto de los padres.

 

Me hubiera gustado presenciar la escena de la maestra dándose el gustazo de los 50 bastonazos, ver si en su rostro se reflejaba el placer o la pena.

Os habría puesto una foto.

Nunca lo sabremos.

 

 

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