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Inventar


 

El viaje a la Luna. Georges Méliès. 1902.

 

En los siete años que separan la «Salida de los obreros de la fábrica» (1895) de los hermanos Lumière y «El viaje a la Luna» (1902) de Méliès, el cine avanzó más que en todo el siglo siguiente. De nada serviría la tecnología si no se descubrieran formas innovadoras de usarla. Los Lumière inventaron la herramienta, Méliès el cine. Innovar es encontrar conexiones inesperadas, y eso es lo que hizo el mago francés cuando descubrió en una caseta de feria el primer cinematógrafo. Inmediatamente supo que esa máquina desaprovechada sería la mayor puerta hacia la fantasía jamás construida. Y a eso se dedicó en cuerpo y alma. El homenaje que Scorsese le hace en su hermosísima última película, es un monumento a la imaginación como herramienta de progreso. Cuando Jean Giraud -fallecido el pasado sábado- decidió convertirse en Moëbius y entregarse a las fantasías concéntricas, no sólo hizo suyo el nombre sino también el espíritu de esa famosa construcción geométrica, real e imposible a la vez. Entonces dio el paso que le hará ser recordado eternamente, no por ser un buen dibujante, sino por los mundos que inventó.

 

¿Hay todavía lugar para el asombro?

 

Moebius

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