Hace unos meses, el partido nacionalista que gobierna el estado indio de Madhya Pradesh, en el centro del país, aprobó una ley que prohíbe el sacrificio de las vacas. Animales sagrados para los hindúes, no es la primera vez que las vacas se sitúan en el centro de la política india como causa de enfrentamiento entre los hindúes -la confesión mayoritaria en la India- y la minoría musulmana, que asciende a un 13,5% de la población, unos 160 millones de indios.
La ley protectora de las vacas prevé condenas de hasta 7 años de cárcel para quien sea encontrado culpable de sacrificar una vaca. También contempla sanciones contra aquellos que participen en el transporte de estos animales hasta mataderos, quien las compre o venda y quien transporte su carne. No es el único Estado indio que ha aprobado leyes semejantes.
El pasado 27 de febrero se cumplieron 10 años de los graves disturbios que tuvieron lugar en el estado indio de Gujarat y que terminaron con la muerte de entre 1000 y 2000 musulmanes y 200.000 desplazados. El origen de aquella masacre fue la muerte de 59 peregrinos hindúes, calcinados en un tren. La violencia inter religiosa se desató tras ser acusados los musulmanes de haber provado aquel incendio.
Los disturbios con un trasfondo religioso que se producen periódicamente en el país resultan tremendamente útiles a los partidos políticos que juegan la baza nacionalista con fines electorales o que los emplean como una herramienta más de gestón política.
En noviembre de 2011 los tribunales indios condenaron a penas de cadena perpetua a 31 acusados de haber participado en uno de los actos más violentos de todos los que tuvieron lugar durante aquellos días de la rabia de 2002 en el Estado de Gujarat: la masacre de 33 musulmanes que se habían refugiado en una casa. Unas condenas sin precedentes, señalan algunos analistas. Las condenas, sin embargo, han reavivado la polémica sobre las depuración de la responsabilidad que tuvieron algunos políticos destacados a la hora de fomentar o respaldar aquellos disturbios. Uno de los políticos señalados es Narendra Modi, jefe del Gobierno del Estado de Gujarat desde 2001, y posible candidato a la presidencia de la India del principal partido de la oposición, el Bharatiya Janata Party (BJP), en las próximas elecciones de 2014.
Según datos de la FAO, la carne más consumida en la India es precisamente la de ganado bovino -se incluye también la carne de búfalo-: unos 2,6 millones de toneladas al año, frente a las 600 mil toneladas de cordero y el 1,4 millones de toneladas de carne de pollo. El precio de la carne bovina, más bajo que el de otras carnes, supone una de las fuentes de proteínas más asequibles para los sectores de la población con menos recurso. La polación msulmana menos favorecida, excluido el consumo de carne bovina por ley y el de carne porcina por disposición de Mahoma, tendrá complicado procurarse una dieta equilabrada.
Los conflictos religiosos en Polonia, por suerte, no son tan dramáticos como en India.
El artista polaco Paxel Hajncel decidió llevar a cabo en junio de 2011 una protestas contra esa omnipresencia de la Iglesia en la vida pública de su país. Eligió la procesión del Corpus Christi que se celebraba en la ciudad de Lodz y su acción de protesta consistió en triscar alegremente vestido de mariposa entre la jerarquía eclesiástica que encabezaba la procesión. Las imágenes de la actuación de Hajncel disfrazado de mariposa, revoloteando entre los jerarcas eclesiásticos, resultan indescriptibles:
Las autoridades eclesiásticas denunciaron a Hajncel acusándolo de mofarse de los sentimientos religiosos mostrando «una voluntad maligna al interrumpir el rito con la intención de humillar a los fieles”.
La justicia polaca ha absuelto ya en dos ocasiones a la “mariposa impía”.
Inevitable preguntarse que habría pasado en nuestro país si se llevara a cabo una actuación semejante en una de las sombrías procesiones de la Semana Santa castellana o de las más bulliciosas -¿chiítas?- procesiones de la Semana Santa andaluza.
El 28 de marzo se celebró el juicio contra el cantautor Javier Krahe acusado de ofender los sentimientos religiosos con su corto ‘Cómo cocinar un cristo’, realizado en 1978 y emitido de nuevo en 2004 por una televisión española. También ha sido encausada la productora del corto, Monserrat Fernández. Ambos acusados fueron obligados en 2010 por Alicia Barba, la magistrada del Juzgado número 3 de Colmenar Viejo, a depositar una fianza en tanto se celebraba el juicio: 192 mil euros para Krahe y 144 mil para Fernández.
Habrá que esperar para saber qué establece la sentencia. La acusación particular, el centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro, pide la aplicación del artículo 525 del Código Penal español: “1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican; 2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna”.
En su página web, el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro anuncia su objetivo fundamental como entidad: “Cristianizando el Derecho, Cristianizando la Sociedad”.
P.d.: Con motivo de la reciente visita de Benedicto XVI a Cuba, Rafael Rojas advertía ayer mismo en un artículo publicado en El País sobre los peligros que puede comportar para la sociedad civil cubana la complicidad entre el castrismo y la Iglesia católica.
El Papa llegó a Cuba tras visitar México, país en el que se creó uno de los movimientos católicos más reaccionarios y oscurantistas de las últimas décadas, los Legionarios de Cristo -con una presencia considerable en España, por cierto-. Hablo de su ideología, también se podría hablar de los abusos pederastas que supuestamente cometió su fundador, Marcial Maciel. Existen abundantes pruebas documentales que demuestran que el Vaticano conocía el comportamiento penalmente punible de Maciel -y de otros muchos sacerdotes mexicanos- y que lo ocultó: en juego estaban las contribuciones millonarias que los Legionarios transferían cada año a las arcas vaticanas, gracias a los fieles multimillanorios que habían conseguido atraer a su causa. El Vaticano, como en otros casos, reaccionó cuando no tuvo más remedio.
Benedicto XVI no se reunió con representates de la disidencia cubana. Tampoco aceptó reunirse en México con representantes de los afectados por los abusos pederastas cometidos por Marcial Maciel.