Mis amigos de JotDown Magazine publicaron un tuit (abro un paréntesis para preguntaros si no creéis que nos estamos agilipollando con tanto término como follower, teet, rt, post y demás… contestadme por favor en el sitio previsto para tal) que decía: “No te lo folles si no tiene libros en su casa”. En efecto, dije yo: si llegas a casa de cualquier tío/a y no tiene libros, toma las de Villadiego. Pero hay más señales de alarma que es necesario considerar y que dejan claro que el sujeto no es digno de echar un polvo. Vamos a distinguir entre Antes de (llegar a su casa, al hotel o donde sea…), consejos que están relacionados con la estética, la forma de comportarse o saber estar, la conversación, etc. y Una vez estés allí (espacio donde vaya a desarrollarse el acto). Veamos:
Antes de..
— No te lo folles bajo ningún concepto si lleva calcetines blancos. En este caso ni siquiera será necesario darle conversación. Sal corriendo. Un hombre que utiliza calcetines blancos y no digamos, se pone unos pantalones pesqueros para que se vean, no merece de ninguna consideración.
— Huele a sudor. La explicación anterior es igualmente válida en este ítem.
— Si eructa o va escupiendo por la calle. Idem de las dos anteriores.
— Se ha vertido por encima el bote de colonia, máxime si es Brumel. A ver, el perfume es un plus y hay que saber utilizarlo en consecuencia. Hombres marinados en colonia que tumban para atrás a quince metros de distancia, no.
— No te lo tires si está más pendiente de su teléfono móvil que de ti: twitter, wassap, sms o responder a su madre. Te da igual: si el tío no sabe estar contigo y tiene permanentemente el teléfono móvil en la mano, pa fuera.
— Si habla constantemente de su madre. Desconfía, esconderá algún tipo de complejo o querrá que con el tiempo te conviertas tú en su mamá.
— No te lo folles si dice que prefiere ver un partido a echar un polvo. Este comportamiento denota una inteligencia muy residual.
— Si tiene caspa y además se pone camisa o camiseta negra, para que se vea bien. Joder, que se compre un champú que la marca Deliplus dicen que es muy buena (un consejo patrocinado por Mercadona, gracias señor Roig).
— Si cuando habla da patadas a la gramática española. Si fue alumno de la ESO es su problema. Exijamos unos mínimos por favor.
— Si te enseña fotos de sus antiguos rollos. A ver, ¿estamos tontos o qué?
— Si se auto-define como macho. En este caso te puedes echar a reír antes de irte volando.
— Si lleva un jersey (o jerselico que dirían en mi tierra) de tono pastel (o cualquier otro) por encima de los hombros. Si viste de esta guisa ten por seguro que será del PP o de sus juventudes. Huye, no seas insensata.
— No te lo folles si lo único que hace es venderse: yo, yo mismo, en una ocasión yo, yo… El yoismo aburre.
— Si llega en un coche tuneado.
— En el caso de que estéis tomando algo y utilice un palillo para extraer un resto de comida de los dientes. Aunque te caiga bien y te resulte atractivo este detalle no deja lugar a dudas: es un guarro, y me da igual si se tapa con la mano o no. Este ejemplo es válido también para si llega a la cita con un palillo en la boca o si se dedica a demostrar su flexibilidad lingual moviendo el palillo con destreza dentro de la cavidad bucal. Palillos no.
— Y por supuesto, sal corriendo si no tiene sentido del humor.
Grosso modo y sin haber hecho una enumeración exhaustiva, éstos serían los aspectos más significativos que, si se dan, deben llevarte a coger la puerta e irte. Dedicaré el próximo post a explorar las señales de alarma una vez llegados al sitio donde vaya a tener lugar el encuentro sexual o amoroso. Y, para no ser tildada de feminista, solicito y agradezco de antemano la colaboración de los lectores masculinos, en el caso de que haya alguno, para escribir un No te la folles si…. Gracias a todos/as y feliz semana.