Que cada vez se parece más a una señora mayor, es algo que no se puede negar. Pero que es el compositor de mayor éxito comercial en la historia de la música, tampoco. Es de todos conocida mi alergia al absurdo debate sobre lo bueno y lo malo, pero contesta sinceramente a esta pregunta: ¿Cuántas canciones conoces de Paul McCartney? Y cuando la respondas, te darás cuenta de la magnitud del legado del individuo.
Lo normal es que los motores se vayan desgastando con el tiempo. Les van saliendo achaques, su funcionamiento va siendo cada vez peor, hasta que un día dicen que hasta aquí han llegado. A la mayoría de las personas les ocurre lo mismo; pasan un momento de apogeo en el que su musculatura, su estructura ósea y sus neuronas están a tope y dan lo mejor de sí. Pero muy poco a poco, casi sin darnos cuenta, vamos cayendo en un lento letargo que nos lleva hasta el final… Pero hay excepciones.
El 18 de junio de este año cumplirá setenta años, de los cuales, cincuenta y cinco, los ha dedicado a componer canciones. No sería de extrañar que Paul McCartney empezase a tener síntomas de cansancio creativo o que quisiera disfrutar de las puestas de sol desde la terraza de su mansión del norte de Londres (si es que en Londres hay bellas puestas de sol). Pues no, aquí sigue haciendo de las suyas; acaba de sacar algo casi perfecto.
Ese algo, evidentemente, es una canción, como no podía ser de otra manera. “My Valantine” tiene la virtud de las cosas bellas: la sencillez. Las cuerdas y una batería tocada con escobillas hacen el colchón para que un piano acompañando en tónicas marque los compases mientras aparece y desaparece una guitarra española, el instrumento con el que Paul compuso su primera canción titulada “I lost my little girl”, acompañando a la fantástica melodía de la voz, donde recae todo el peso de la canción.
Fabricar un producto redondo. Perfecto. Este es el anhelo de cualquier creador, inventor, empresario… Cada uno en lo suyo, puede que sea la meta de cualquiera. Sin embargo, es muy difícil conseguirlo. En general, vamos tirando con cosas que no están mal. Algunas cercanas a la perfección, pero otras horrorosas. En esta ocasión (¿una vez más?), este maestro lo ha conseguido.
Para hacer el vídeo podía haber pensado en una pareja que contempla tras la ventana cómo pasan los días lluviosos o algo así, pero ha preferido seguir con la sencillez y rodarlo en blanco y negro, prácticamente sin movimientos de cámara, en un plató sin decorados con Natalie Portman y Johnny Depp sentados de frente y con el único movimiento de sus manos hablando. Como curiosidad, puede verse de tres formas diferentes: sólo con Natalie Portman, sólo con Johnny Depp o una versión combinada.
Las madres siempre están preocupadas por el futuro de sus hijos. La de Paul murió de cáncer cuando él tenía catorce años. Pero Mary, puedes estar tranquila porque tu hijo es el mejor compositor de canciones de la historia de la música.
@Estivigon