Estaba el otro día dando clase de dirección cinematográfica y tal. Bueno, porque ahora doy clase. Bueno, llevo ya unos cuantos meses. Más o menos desde que dejé de actualizar el blog allá por febrero. El caso es que estaba dando clase cuando salió el tema de los cortos de terror. Aunque en realidad saqué yo el tema. Y el caso es que llegamos a la conclusión. O mejor dicho yo llegué a la conclusión de que todavía no he visto ningún corto que me haya dado miedo.
Y eso que soy miedoso de narices: pasé años fingiendo haber visto REC porque sabía que cuando lo hiciera me iba a acojonar —y estaba en lo cierto, oh Dios, estaba en lo cierto— aunque (o precisamente por eso) me chifla el género. Pero mi gran asignatura pendiente es un corto que me dé pavor. No asco, no yuyu, no mal rollo (te estoy mirando a ti, Chris Cunningham), sino terror puro y duro y sin contemplaciones ni prisioneros. Terror de mejor quito el sonido, y lo veo a 2x, y enciendo todas las luces aunque sean las tres de la tarde.
¿Por qué no me ocurre eso con los cortos?
¿Es por la duración? Al fin y al cabo necesitas tomarte tu tiempo para presentar los personajes, las localizaciones, la historia, antes de llegar al momento en el que el payaso asesino mata a la actriz en bañador (por mucho que en el guión pusiera topless); y en cinco minutillos de nada, cuando te quieres meter en la historia ya empiezan los agradecimientos a tus padres, por haber estado ahí.
¿Es por la falta de medios? Las atmósferas que necesitan este tipo de historias no son baratas. Por mucho que quieras ir del palo «es mejor IMAGINAR al monstruo que VERLO porque lo que se le ocurra a tu mente es infinitamente más terrorífico que… (traducción: «¿tú sabes el pastizal que cuesta crear un Xzgaaaäarl de la raza de los Zgxaäaaargales?»)».
Y no sólo son medios, también experiencia. Necesitas un diseño de sonido más profesional que el de tu primo, que se bajó el protuls. Necesitas un director de fotografía que entienda que la oscuridad es negra y no gris. Necesitas sangre que no sea ketchup, ropa que se pueda ensuciar sin tener que devolverla al Zara después. Necesitas más presupuesto del que parecía en un primer lugar, cuando viste la de Paranormal Activity y dijiste: qué coño, si yo también puedo.
¿Es porque no lo ves en las circunstancias adecuadas? Al fin y al cabo cuando vas de campamentos y el monitor saca la linterna, se ilumina la cara y dice «ocurrió en un bosque como éste…» ya estás acojonado. Y no ha necesitado ni tiempo ni medios ni nada. El bosque, la oscuridad y esos ruidos raros-que-no-paran hacen el resto. Pero la mentalidad de ver una película de terror es muy difícil de replicar al ver un corto de terror.
¿O soy sólo yo?
Al fin y al cabo la escena de la cafetería en Mulholland Dr. donde el tipo ese que luego saldría en Lost le describe a otro su pesadilla y van a comprobar si es verdad o no, me acojonó y es prácticamente un corto. Dentro de una película con Angelo Badalamenti vomitando café, sí; pero se podría decir que es un corto.
Total: ¿Hay algún corto de terror que dé miedo?
¿Miedo del ay madre qué miedo?
¿Eh?
¿Lo hay?
¿Hola?