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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 30 / 2012

De mi Diario : Semana 30 / 2012


 

Weiß/Colonia, 22.7., primera hora del día

Nos visitaron Katya y Sascha, su compañero, a quien yo aún no conocía, Diny sí porque hace un par de meses los visitó en su apartamento. Katya es la Saskia de mi “Nudo Windsor”. Y Diny se ha esmerado en preparar una cena inolvidable, cuatro estrellas sobre un total de cinco, el postre no le salió 100% como ella quería, pero sí la sopa de raíz de apio con tropezones de bacon frito, y la torta de carne con ciruelas y curry. Katya y Babette, su hermana, son para nosotros como de la familia, no en vano convivimos veinte años juntos en este 11ª del Pflasterhofweg, y cuando eran niñas bajaban los domingos por la mañana para jugar a nuestro living, con nuestros hijos, mientras sus padres y Diny dormían (y yo seguramente ya estaba leyendo, o bien tecleando en mi máquina de escribir, tras la cerrada puerta de este despacho). Katya recordó en la sobremesa que uno de sus juegos de entonces consistía en poner en fila india en el suelo todos los cojines que tuvieran a la mano, como si fueran un tren, y en el primero se sentaba Chico, of course el maquinista, y en el segundo ella, Katya, a quien Chico siempre tomaba de ayudante, «porque, como ya te imaginas, me decía que sus hermanas eran irremediablemente tontas».

 

Weiß/Colonia, 22.7. (1)

Aparecieron con sus bicis Chico y Angie, que tienen a Vicent con los abuelos maternos, en el sur de Alemania, y decidieron hacer este domingo un miniTour de Cologne. Y puesto que llegaron acá a la 1:30 p.m., y sé por experiencia el hambre que te da una pedaleada como la que traían a cuestas, los invité a almorzar en La Modicana, y ellos felices. Luego dormí la siesta después de rematar las páginas que me faltaban de The Hamlet, y al pasar su última hoja en ese volumen de obras selectas de Faulkner me encontré con la portada de Go Down, Moses, y esta dedicatoria: «A Mammy Caroline Barr, Misisipi (1840-1940). Que nació en la esclavitud y profesó a mi familia una fidelidad desinteresada y sin límites, y a mi niñez una inmensa veneración y amor». Me fui a dormir tratando de recordar quién fue el desnortado que escribió eso que leí hace poco, de que F. había sido racista. «¡Por Dios!», como suele exclamar en estos casos Álvaro Mutis. 

 

Weiß/Colonia, 22.7. (2)

Terminó el Tour de France. El año pasado ya sólo vi las etapas de montaña, este año tan sólo la última etapa de montaña, el jueves. En la montaña, aunque estén dopados (y es segurísimo que, de una u otra manera, el 90% lo está), tienen que sufrir. Ahí es donde se ve que el ciclismo es, con mucho, el deporte más sacrificado de todos. Pero ahora, y hasta que no lo esponsoricen las firmas especializadas en dopaje, para mí dejó de ser interesante. Volverá a tener interés cuando la competición sea para discernir honestamente quién suministra el mejor dopaje. Es más, se descalificaría de modo automático, en el caso de que ganase, a quien que no corriera dopado.

 

Weiß/Colonia, 23.7. (1)

Murió Esther Tusquets. Y Ana Nuño le dedicó un sentido y dolido homenaje. Le escribí a Ana: «ET, una extraterrestre avant la lettre, es uno de los autores que Felipe Boso y yo incluimos en nuestra antología Ein Schiff aus Wasser [Un barco de agua], con un fragmento de su novela El mismo mar de todos los veranos, que hicimos traducir del castellano porque el libro aún no se había vendido al alemán». Y sí, era una extraterrestre. No sé que hacía aquí entre los terrícolas.

 

Weiß/Colonia, 23.7. (2)

Por segunda vez en menos de una semana, un corte de energía eléctrica. Dura sólo ½ minuto, tal vez menos, pero me corta en agraz un email que le estoy escribiendo a Platerita y me lo malogra de arriba abajo. La remilputísima madre que lo recontrarmilparió. ¿Qué mierda de Alemania es esta, dos cortes de luz en menos de una semana?  Dan ganas de emigrar aMejor no lo escribo. (¡Oh Corrección Política, tienes nombre de mujer!)

 

Weiß/Colonia, 23.7. (3)

En el canal Arte, desde el lunes de la semana pasada, están transmitiendo una serie acerca de los más afamados balnearios marítimos del mundo. El primer documental que veo es hoy, porque se trata de Brighton, y quiero rendirle un homenaje mudo, viéndolo, a Brighton Rock, la novela con que me desvirgué como lector de Graham Greene y me convirtió en greenadicto incurable per saecula saeculorum. ¡Ese final de Brighton Rock, ay!  Es una de las escenas más crueles y más estremecedoras de la literatura del siglo XX, se te mete bajo la piel y sólo el alzhéimer más radical podría hacer que uno la olvidase. Y después del documental pasan por el primer canal Bienvenue chez les Ch’tis [Bienvenidos al Norte]. Ah, es una gozada poderse divertir sin mala conciencia con todas las correcciones políticas que los guionistas y el director consideraron necesarias para vendernos la imagen de un norte de Francia que no es una mezcla del Medioevo y el Polo Norte, y donde se habla un latín macarrrónico, más inteligible para Ásterix que para nosotros. No es una obra de arte la peli, pero joder, me parece que tampoco lo pretendía, y que los productores fueron los primeros sorprendidos de semejante suceso. Seguro a Shakespeare le pasó algo de lo mismo cuando el éxito de Las alegres comadres de Windsor, que el buen bardo había escrito simplemente para hacer dedos, como dicen los pianistas y decían las mecanógrafas.

 

Weiß/Colonia, 24.7., primera hora del día        

En un canal provincial Il giorno della civetta [El día de la lechuza] con Lee J. Cobb en el papel de Don Mariano, el capo de la mafia local. Viéndolo aquí, pienso que él fue en Broadway el primer Willy Loman y, según el propio Arthur Miller, el mejor que hubo nunca. Qué inmenso actor, qué ductilidad, qué presencia en pantalla. Es el proto RobertDeNiro en patas.

 

Weiß/Colonia, 24.7.

Día sin historia, dedicado a despachar correspondencia y leer un cuento estupendo de Alberto Chimal, “Se ha perdido una niña”. Y a recordar a Gloria, en este segundo cumpleaños suyo en que ya no está entre nosotros, sino riéndose de nosotros desde la nube donde le haya tocado. Le envío un email a Álvaro: «Álvaro querido, por razones que no necesito explicarte, te recordamos hoy aún más de lo muchísimo que siempre lo hacemos. Recibe un fuerte y entrañable abrazo de Diny & Ricardo. // Posdata : Mis cariñosos saludos para todo el personal de HJCK, y muy en especial para Luis Guillermo Aza, así como también para Macario y, sobre todo, nuestra querida Lucila. Vale». La onomástica es una de las piedras de toque de la buena memoria, y la mía creo que todavía funciona full. Pero es que también, ¿cómo olvidar a la persona de nombre Lucila, el ama de llaves de los Castaño Castillo?  Cuando visitamos Bogotá en mayo de 1998 y nos alojamos en casa de ellos, Lucila fue como una madre para nosotros. Luego, cuando regresé solo en junio de 2008 y llegué a esa misma casa, donde me esperaban con una fiesta de bienvenida, apenas hice sino saludarlos y me escapé a la cocina, en busca de Lucila. Es la primera persona por la que pregunté en esa casa. Y ella acudió a recibirme cuando entré en sus predios, sin correr, sin hacer aspavientos, pero se le notaba la alegría de verme, sintió con cuánto cariño tomé su mano entre las mías (nunca la abrazaría, por respeto), y sentí su cariño devolviéndome el apretón: «Le estaba diciendo a ellas dos», me señaló con los ojos a sus ayudantes de esta noche, «que nunca tuvimos mejores huéspedes en esta casa, como la señora Diny y usted». Le di las  gracias atropellado, tan emocionado que tuve que salir de la cocina para no echarme a llorar.

 

Weiß/Colonia, 25.7.

La Maguita ha decidido hacerle un homenaje a su devoción mayor, Alejandra Pizarnik, en el 40° aniversario de su muerte, que es el 25 de septiembre. Y ha elegido su poema “Sólo un nombre” («alejandraalejandra / debajo estoy yo / alejandra») con la intención de reunir nada más y nada menos que 40 traducciones del mismo, tantas como años de ausencia de su poeta. Se le acabó de momento la cuerda al llegar a la 22ª, y me lanzó un SOS. Inmediatamente me puse a la tarea y lancé a mi vez diez SOS, llegando casi ipso fukcto la primera respuesta, la traducción por mi querida Ana Carmen al guaraní: “Peteî téra añónte”: «alejandraalejandra / iguýpe aime che / alejandra». Suena bellísimo. Ojalá tenga La Maguita la misma suerte con el resto.

 

Weiß/Colonia, 26.7. (1)

Por el diario me entero de que las imágenes más espectaculares de los Juegos Olímpicos hay que esperarlas en la transmisión de las competiciones hípicas. Tendrán lugar en el hermoso parque de Greenwich, en las colinas de la orilla derecha del Támesis, desde donde se divisan la ciudad y el río como en un prospecto de propaganda. Amén de ello, y como dice la corresponsal, ¿cuándo se ha visto, en la historia de las Olimpiadas, que caballos y jinetes atraviesen galopando a cada momento el meridiano de Greenwich? Los encargados de las transmisiones deberían insertar esa línea imaginaria en las imágenes, como suelen hace en los partidos de fútbol para documentar la corrección (o bien la incorrección) de un fuera de juego, y así, además de las piruetas de los purasangres nos podríamos entretener contando las veces que cruzan el meridiano. A lo mejor es incluso más divertido que ver las propias competiciones.

 

Weiß/Colonia, 26.7. (2)

En la glosa del diario cuentan el caso de dos ciclistas belgas que pedalearon desde su país en peregrinación a Lourdes, guiándose por un navegador GPS, y al cabo de los días, cuando por fin llegaron a un lugar donde el navegador les anunció que ese era el término del viaje, resulta que por haber tecleado una letra de menos se encontraban en Loudes, en la Auvernia, a 500 km de Lourdes. No lo dice el glosador (Colonia es archicatólica) pero a mí me parece que la Virgen bien podría haberles hecho el milagro, o al menos la gauchada, de manipular el navegador. Qué coño, es lo mínimo, a esa Virgen no sólo le falta caridad sino también un buen marketing. Se lo cuento a Rolando y me contesta a vuelta de email: «Mira, viejo, no se puede hacer nada con los belgas; nada. Un buen día van a tener su propio idioma y eso anunciará el acabose, te lo juro».

 

Weiß/Colonia, 26.7. (3)

Dicen que los andaluces somos exagerados, pero la tuitera colombiana @todoalnatural nos da ciento y raya. Hoy ha subido a su cuenta T un tuit diciendo que «”La partícula de Dios” es al universo lo que Ricardo Bada es a Twitter». ¿Tendré que resignarne a la nacionalidad argentina?

 

Weiß/Colonia, 27.7., primera hora de la noche

¡Qué gran libro es Pride & Prejudice!  Hasta ha resistido la prueba del trasvase a nuestros días, como Emma en Clueless. En esta versión de P&P del año 2003, Lizzy Bennet es estudiante en un college USA y ha escrito una novela y conduce un escarabajo pedorro azul celeste que es la rehostia. Y la peli se ve con agrado y divierte hasta con la comicidad involuntaria del doblaje alemán. Porque resulta que Jane, en esta versión, es una argentina también estudiante, la mejor amiga de Lizzy, y cuando Bingley desaparece de su vida y ella está inconsolable, otra amiga le dice que nunca podrá encontrarlo porque (y aquí la expresión alemana para expresar que alguien se fue donde el diablo perdió el poncho) «Bingley se marchó a la Pampa». ¡Pero que lo parió, si Jane es argentina!  Me pregunto: ¿sabrán los autores del doblaje dónde queda la Pampa?

 

Weiß/Colonia, 27.7.

Pepe me escribe desde Madrid para decirme que la gente está muy alterada, sobre todo por aquellos lares, y me cuenta que ayer asistíó «a una presentación muy lujosa de propuestas tipo «ordeno y mando» del Área de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento» [=Hay untamiento, como ví alguna vez grafitado en el Rastro] «de Madrid, en la que se nos hablaba con gran autoritarismo de que no había dinero para cultura, y luego de las admoniciones catastrofistas y la presentación vertical intolerable de los políticos y los técnicos, unos niños totalmente domesticados salían a la palestra y les daban las gracias por todo y que muy bien, que el dinero no era tan importante, que les ayudasen a cosas más relevantes que la gestión cultural y artística, como era asesorarles en la declaración de la renta. Increíble pero cierto. El turno de ruegos y preguntas estuvo también totalmente amordazado. Aunque eso me lo contaron, porque para entonces yo había decidido que no quería seguir siendo cómplice de aquello ni como extra».

Le contesto que «en todas partes cuecen habas. Yo no sé si lees mi diario, pero si lo siguieras habitualmente verías que cada dos o tres largo una carga de profundidad contra la KVB, la compañía de transportes municipales de Colonia, que es un monopolio, claro, y además, o por ello, es un desastre. Bueno, pues hace unos diez años, la Municipalidad, que tiene arte y parte en la KVB, lanzó una campaña promoviendo los transportes públicos porque la ciudad estaba colapsando a causa de la cada vez mayor densidad del tráfico. Hubo charlas y presentaciones con el consiguiente diálogo (acá nada amordazado, buenos son los alemanes para eso), y Diny  acudió a una de ellas donde uno de los directores de la KVB hizo un elogio documentado y convincente de por qué era mejor que nos desplazáramos por la ciudad en autobús o tranvía, y causó impresión con las cifras que expuso, que abarcaban incluso la de muertos a causa del tráfico. Quiso la casualidad que Diny saliera del edificio a la par del director, cuando terminó el acto, y se quedó como la mujer de Lot, petrificada, al verlo subir a su Mercedes, estacionado delante del lugar. Desde entonces nunca ha vuelto a ser la que era, mi pobre mártir».

 

Weiß/Colonia, 28.7., primeras horas del día (1)

Del desfile de los atletas en la inauguración de los JJ.OO. de Londres sólo me quedé a ver hasta que llegó la leona, Luciana Aymar, la abanderada de Argentina. Acá en Colonia la conocemos bien, fue un par de temporadas puntal de nuestras rojiblancas del Rot Weiss Köln, y con ellas campeona de Alemania. Por cierto que la abanderada alemana ha sido también, por primera vez en la historia olímpica, una jugadora de hockey, Natascha Keller, no rojiblanca sino de un club berlinés. Tendría que conseguir la dirección email de la leona, para poderle enviar una copia de “La bufanda de Cambridge”, se la pediré a lady Susan. O a Marta & Enrique, quién sabe.

 

Weiß/Colonia, 28.7., primeras horas del día (2)

Con motivo de la temprana muerte de Susanne Lothar cambiaron la programación de varios canales y aproveché para zapear hasta el comercial donde pasaban Funny Games [Juegos divertidos], a ver si tenía suerte, y la tuve: conecté poco antes de la escena donde los dos sicópatas obligan a Anna (Susanne Lothar) a desnudarse en presencia de Georg (su marido, Ulrich Mühe, también su marido en la vida real y también muerto demasiado joven, hace ya cinco años). La cámara sólo enfoca la cabeza de Anna, mientras se desnuda, pero el resultado es fulminante, ese rostro la muestra más desnuda que si la estuviésemos viendo en cueros, es una de las escenas más revulsivas que recuerdo en la historia del cine. Como la que vi por primera vez el 30.1.2008, acabo de buscar el dato en este diario, cuando Diny y yo fuimos a ver Trade, y allí escribí: «Una de sus varias escenas inolvidables es la que transcurre en el cañaveral de Texas o Luisiana donde la “clientela” se reúne para “catar” la nueva “mercancía” que ha llegado del sur, en esa especie de burdel de cuchitriles ahuecados entre las cañas, y con cronómetros de cocina en la entrada, controlando el tiempo de que dispone cada “cliente”. La mirada de Adriana, de trece años, cuando la conduce a su cuartucho alquilado el primero de los suyos (que puede hacer con ella de todo, cualquier cosa menos desflorarla, porque está previsto subastar su virginidad en Nueva Jersey, días más tarde), esa mirada No sé qué instrucciones le habrá dado el director a Paulina Gaitán, la chica de doce años que interpreta el papel, qué le habrá pedido que piense durante la escena, pero esa mirada no se te borra del pensamiento tan fácil».

 

Weiß/Colonia, 28.7.

Un día raro. Ayer hubo dos tormentas seguidas, con toda la tramoya de sonidos y de luces del cuento contado por un dios idiota, y hoy el aire debería estar como lavado, pero sólo está fresco, por no decir frío, y el cielo no aparece nublado, peor, se diría envuelto en una gasa de plomo y de pizarra. Voy con la bici a la farmacia, y luego a hacer unas compras (se me acabó la lata de leche condensada La Lechera, que es mi magdalena proustiana, necesito tenerla siempre a mano cuando me da la morriña), y hago las compras, regreso a casa y al empezar a sacarlas de la bolsa me doy cuenta de lo que no he comprado: tan luego una lata de leche condensada La Lechera. La remilputa que te recontramilparió, tiempo de miércole.

 

***********FIN***********

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