El gobierno de Liberia está enfadado con Mads Brugger, un periodista de investigación danés. El motivo del enfado de las autoridades liberianas: el documental de Brugger, titulado The Ambassador, en el que cuenta cómo consiguió convertirse en embajador honorario de Liberia en la República Centroafricana. No le resultó muy difícil conseguirlo, aunque sí le costó caro. Tuvo que repartir unos cuantos “sobres de la felicidad”, sobres llenos de dinero que llegaron a varios destinatarios: europeos que se dedican al tráfico de credenciales diplomáticas africanas, funcionarios de alto rango de Liberia y la República Centroafricana –llega a reunirse con un ministro centroafricano, hijo del presidente François Bozizé-, funcionarios de las distintas oficinas públicas con las que tuvo relación, etc.
El documental de Brugger, una especie de combinado entre el estilo gonzo de Hunter S. Thompson y la facilidad para el disfraz y la actuación del periodista alemán Günter Wallraff, consigue exponer con cierta claridad –y no poco humor- el tinglado de sobornos y componendas que rige muchos de los negocios que se llevan a cabo en la República Centroafricana, incluido el tráfico de diamantes de sangre, extraídos en minas con mano de obra de infantil.
Además de contarnos el camino para convertirse en diplomático liberiano, Brugger narra las dificultades que encuentra para montar una fábrica de cerillas a las afueras de Bangui, la capital centroafricana. La fábrica es su tapadera para operar el negocio en el que realmente está interesado: el tráfico de diamantes, actividad que se vería muy facilitada si consigue la protección diplomática que le permitiría atravesar las fronteras con las piedras preciosas sin tener que pasar por las aduanas.
Al tiempo que asistimos a las andanzas de Brugger en Liberia y la República Centroafricana nos vamos enterando de la situación en este último y casi olvidado país, al que como se recuerda en el documental no se le puede llamar “Estado fallido” ya que nunca llegó a convertirse propiamente en un Estado. Francia, su ex colonia, aún controla muchos de los asuntos políticos y geopolíticos que condicionan los designios de uno de los países más miserables de África. Uno de los participantes en el documental –grabado con cámara oculta- es un ex legionario francés encargado de la seguridad estatal centroafricana. Sus comentarios son en muchos aspectos reveladores de qué es –y qué no es- la República Centroafricana. Este ex legionario sería asesinado poco tiempo después de hablar con el “embajador” Brugger.
Viendo The Ambassador uno no tiene claro qué resulta más delirante: si el personaje que crea e interpreta Brugger para explicarnos la realidad centroafricana o la propia vida real en los antiguos dominios del Emperador Bokassa.
El anterior documental de Brugger, The Red Chapel, contaba la tournée de una disparatada compañía de comediantes, liderada por el periodista danés, que entraban en la Corea del Norte liderada entonces por el recientemente fallecido King Jong-il.