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¿Quién es el general Óscar Naranjo?: leyendo la prensa española y la prensa mexicana


 

El pasado domingo se publicó en el diario El País una entrevista con el general colombiano Óscar Naranjo, contratado ya durante la campaña electoral por el futuro presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, como su asesor estrella en materia de seguridad.

 

Hace unas semanas, gracias a un artículo del periodista y escritor mexicano Sergio González Rodríguez, publicado a finales de julio en el diario mexicano Reforma y en el que se resumían algunas de las operaciones más significativas de lavado del dinero del narcotráfico mexicano, llegué a un artículo aparecido en otro diario mexicano, La Jornada. El artículo de La Jornada perfilaba críticamente la biografía del general colombiano, cuestionando algunos de los pilares en los que se basaba la reputación de la futura eminencia gris de la seguridad mexicana. Resulta interesante leer en paralelo la entrevista con el propio Naranjo publicada en El País y el artículo de La Jornada: piezas complementarias y, al mismo tiempo, tan divergentes como las cifras de asistencia a una manifestación en Madrid.

 

¿Quién es el general Óscar Naranjo? ¿Uno de los más brillantes operadores de la inteligencia militar en América Latina –como nos lo presenta la entrevista en El País– o un eslabón útil a la hora de forjar alianzas –o deshacerlas, según convenga- entre cárteles, política y agencias estadounidenses? ¿Ambas cosas?

 

En la entrevista de El País se afirma que el general no admite que le “acusen de ser agente de los gringos y al tiempo de tener vínculos con el narcotráfico”. En la teoría de las probabilidades, dos eventos son mutuamente excluyentes cuando la realización de uno de ellos excluye necesariamente la realización del otro. En política, sin embargo, dos eventos pueden parecer mutuamente excluyentes cuando, a pesar de que estén realizándose al mismo tiempo y sin contradicción esencial, se logra –casi siempre mediante del uso de propaganda- que su contradicción aparente se imponga como una versión incuestionable de la realidad. Está por ver que esto último pueda aplicarse al nuevo asesor del próximo presidente de México.

 

Salvo que se indique lo contrario, los entrecomillados procedentes de El País son declaraciones textuales del general Óscar Naranjo:

 

Quién es Óscar Naranjo

 

El País: “Los suaves modales del general colombiano Óscar Naranjo (Bogotá, 1956) contrastan con lo que se pude esperar de un hombre con su hoja de servicios: más de 30 años trabajando en la seguridad de su país combatiendo al narcotráfico y a la guerrilla. Considerado el mejor policía del mundo –la detención del capo Pablo Escobar y el descabezamiento de las FARC se cuentan entre sus méritos- se retiró hace unos meses y cambió de empleo”-entradilla de la entrevista.

 

 

La Jornada: “Junto con los narcogenerales Rosso Serrano y Leonardo Gallego, Naranjo formó parte del llamado trío de oro del presidente Ernesto Samper Pizano (1994-1998). Pero ya antes, las hazañas del trío habían sido posicionadas mediáticamente por sus manejadores externos en la DEA, la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), la central de inteligencia estadunidense (CIA, por sus siglas en el mismo idioma) y la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. La fama pública les llegó cuando integraron la cúpula del llamado Bloque de Búsqueda, una unidad especializada de la Policía Nacional cuya misión fue encontrar y eliminar al traficante de drogas Pablo Escobar. La unidad recibió millonarias contribuciones secretas y asistencia tecnológica, militar y estratégica in situ de las agencias de seguridad estadunidenses, que reditaron en Colombia viejas modalidades de las guerras sucias de contrainsurgencia en Vietnam, Argentina, Uruguay, El Salvador y Guatemala. En particular, la creación del escuadrón de la muerte Los Pepes, encabezado por Fidel Castaño, hermano del líder paramilitar Carlos Castaño, en cuyo establecimiento, capacitación y apoyo jugó un papel principal la CIA”.

 

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Tácticas de lucha contra el narcotráfico

 

El País: “La dinámica de la delincuencia organizada se mueve como en tres o cuatro fases: la primera es una fase de irrupción en la sociedad en el marco de una zona de confort. Llega el narcotraficante, empieza a comprar propiedades, a generar incluso empleo, a repartir unas migajas de su opulencia económica y la sociedad se asombra un poco de la llegada de ese señor, pero lo tolera. Eso se vuelve tan atractivo que empiezan a participar otros actores criminales lo que les lleva a enfrentarse entre ellos. Tercera etapa: uno de esos actores tiene la fuerza para someter al resto y ya, como el Estado ha tenido que intervenir, ese señor transita a un terrorismo selectivo. Y lo primero que hace es tratar de aniquilar periodistas para silenciar esa realidad y luego mata a fiscales, policías y jueces. Y después, no conforme con eso, se lanza a un terrorismo indiscriminado, que es la etapa que vivió Colombia con Pablo Escobar”.

 

La Jornada: “En 1993, el entonces fiscal general de Colombia, Gustavo de Greiff, reveló a funcionarios estadunidenses que tenía pruebas firmes de que varios oficiales del Bloque de Búsqueda estaban trabajando con Los Pepes y que podían ser acusados de soborno, tráfico de drogas, tortura, secuestro y, posiblemente, asesinato. En un documento, el jefe de la DEA en Bogotá, Joe Toft, reconoció la realización de operaciones conjuntas del Bloque y Los Pepes, que derivaron en secuestros y asesinatos. A su vez, el teniente general del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, Jack Sheenan, afirmó que dos analistas de la CIA le informaron sobre los vínculos entre el Bloque, Los Pepes y las fuerzas estadunidenses en Colombia. Según Sheenan, las tácticas empleadas por los paramilitares eran similares a las enseñadas por la CIA al Bloque de Búsqueda y la información de inteligencia recabada por las agencias estadunidenses se compartía con el escuadrón de la muerte”.

 

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Narcoparamilitares

 

El País: “Los funcionarios tenemos unas tentaciones muy grandes de mostrar resultados para obtener prestigio y muchas veces su presentación lejos de crear confianza, genera miedo. Es un poco lo que veo en México. Además, aquí cada resultado lo muestra la fuerza institucional que lo logra, el Ejército, la Marina, la Policía Federal… Cuando realmente debería ser el éxito de un Gobierno, de un Estado contra el crimen”.

 

La Jornada: “Óscar Naranjo, entonces jefe de inteligencia del Bloque de Búsqueda, aceptó una cercana relación de trabajo con el cártel de Cali (de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela) y los criminales de Fidel Castaño –que está en los orígenes del narcoparamilitarismo colombiano–, aunque por razones curriculares y de imagen sufrió una pérdida selectiva de memoria y hasta hoy minimiza ese sangriento matrimonio por conveniencia. Lo que no desperdició fue su actividad como peón de la DEA, la FBI y la CIA en la cacería de Pablo Escobar: es el policía colombiano que dirigió la triangulación de telefonía celular que permitió detectar y matar al jefe del cártel de Medellín el 2 de diciembre de 1993. Su oficina encubierta estaba ubicada en el hotel Tequendama y su cobertura de fachada era la de un ejecutivo de ventas de una empresa ficticia: RG Comerciales”.

 

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El amigo americano

 

El País: “En el caso latinoamericano enfrentarse el narcotráfico más que una decisión por disminuir la oferta y la demanda es una decisión por defender principios democráticos. Porque en Latinoamérica, a diferencia de otros lugares, la acumulación de dinero del narcotráfico sí está en capacidad de comprar un Estado. Entonces, aquí enfrentarse al narcotráfico significa contener la posibilidad de tener más narcoestados. Cuando me preguntan cuál es mi evaluación del Plan Colombia, digo que hoy en Colombia hay una democracia, con todos sus defectos, vigorosa”.

 

La Jornada: “En la cúspide de la popularidad, el sagaz Naranjo promovió en Washington a su jefe Serrano como candidato a remplazar al italiano Piero Arlaqui para el cargo de zar antidrogas de la Organización de las Naciones Unidas. Serrano había estrechado relaciones con el corrompido senador republicano estadunidense Benjamin Gilman, quien utilizó al general colombiano para ganarse jugosas comisiones de la empresa Sikorsky, que produce los helicópteros Black Hawk (Halcón Negro), seis de los cuales fueron donados a Colombia. También promovió la idea –sugerida por sus tutores en Washington–, de que Estados Unidos creara una DEA andina. Pero la maniobra no funcionó”.

 

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Pacto con el narco

 

El País: Primero, yo me he vinculado como su asesor externo [de Peña Nieto] sobre una convicción que él me transmitió: que no habría pacto con el narcotráfico”.

 

La Jornada: “Volviendo al mito sobre la captura de los jefes del cártel de Cali, la verdad demoraría un par de años en salir a la luz pública. En 1997, en una corte federal de Miami se presentaron evidencias de la narcocolecta de los hermanos Rodríguez Orejuela que condujo a Samper al sillón del Palacio de Nariño. Según testimonios judiciales del ex contador del grupo criminal, Guillermo Palomari, la cúpula mafiosa caleña había cenado con el candidato Ernesto Samper antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 1994. Entre otros acuerdos, allí se habría planeado la entrega pactada de los jefes del grupo criminal caleño y su no extradición a Estados Unidos”.

 

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Periodismo independiente

 

El País: “Veo en México una cosa muy importante con los medios, perdón que me meta en una cosa tan doméstica. Creo que el drama que está viviendo la prensa local no es acompañado solidariamente por el conjunto de la sociedad, incluyendo los medios. Me parece grave. Pero por otro lado, la pluralidad de las empresas periodísticas es tan alta que hay libertad para opinar, visibilizar y mantener vivo el problema; eso no pasa en otras sociedades latinoamericanas. El solo hecho de que aquí informen es ya una gran ayuda”.

 

La Jornada: “A la vez, el propio Naranjo utilizó a periodistas como Alirio Bustos, de la sección judicial del diario El Tiempo, para construirse su propia imagen. De él, escribió Bustos: “Su nombre es sinónimo de peligro, temor y respeto para los delincuentes (…) Es un policía totalmente atípico; con decir que sus ratos libres los dedica a la pintura y a la literatura. Es más, su vestir con impecables trajes de paño inglés, su pinta de modelo, la profundidad de sus conceptos, el señorío con que habla, dan la sensación de que es algo así como el James Bond criollo”.

 

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Reformar las instituciones deslegitimadas

 

 

El País: “Cuando uno tiene un panorama institucional como el de México, hacia el que hay una desconfianza general, habría que emprender dos caminos: uno a medio y largo plazo para producir reformas estructurales que transformen esas instituciones, y otro para responder de manera inmediata al problema. Y la verdad es que los grupos de élite, que no son necesariamente comandos de choque, son necesarios. Por ejemplo, imagino en los próximos meses un grupo de élite de contadores e ingenieros financieros reconstruyendo el mapa de las finanzas del narcotráfico para que el Estado mexicano lo confisque”.

 

La Jornada: “La banda de oficiales de Naranjo elaboró trabajos clandestinos para satanizar a generales, activos y en retiro, que sirvieron para manipular al Congreso de Estados Unidos. Al potenciar la inefectividad del Ejército se buscaba que se canalizara más ayuda a la Policía Nacional. También interceptaron conversaciones del candidato presidencial liberal Álvaro Uribe y otros políticos opositores. La trama de escuchas y seguimientos afectó a magistrados, jueces, fiscales, industriales y traficantes. Según el libro de Manuel Vicente Peña, se produjeron más de mil casetes producto de grabaciones ilegales…”.

 

 

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Operaciones quirúrgicas

 

El País: “P. ¿Y grupos de élite para atrapar a los jefes de los carteles?

R. Sí. Creo que aquí se imponen operaciones quirúrgicas contra la delincuencia, se trata de actuar con inteligencia con operaciones muy puntuales”

 

La Jornada: “Pero el ambicioso e inamovible hombre clave de la DEA en el gobierno de Uribe se vería salpicado por el asesinato del ex capo del cártel de Norte del Valle Wílber Varela, alias Jabón, en Mérida, Venezuela. La larga mano de la Seguridad Democrática alcanzó al mafioso que podría revelar los nexos de Uribe y Naranjo con ese grupo criminal. Los vínculos de Naranjo y Varela habían sido metódicamente ocultados. En 2004, un fiscal antimafia aseguró que Naranjo estaba siendo investigado por brindar protección al cártel de Norte del Valle. Pero la prensa no le movió. Antes bien, seguía promoviendo la imagen del legendario policía que había desmantelado los cárteles de Medellín y Cali y que más sabía de inteligencia militar en América Latina”.

 

 

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