With God on our side. De nuevo, unas caricaturas de Mahoma causan problemas. Y muertos. Escribe Steve Coll en The New Yorker: “El relativismo no es honorable cuando los radicales, sea cual sea su fe, explotan la religión para justificar el asesinato”.
Coll comenta también que: “Los Americanos suelen ver a Oriente Medio como una región en perpetua agitación. Pero, con excepción de las dos invasiones lideradas por los Americanos (para liberar Kuwait, en 1991, y para derrocar a Sadam Hussein, en 2003), en el Mundo Árabe no se han producido importantes conflictos armados entre estados desde la Guerra Fría. (La guerra de 34 días ente Israel y Hizbullah, en 2006, fue lo más parecido)”.
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Gruñidos Imperiales. Los Imperios siempre han alimentado –para nutrirse- dos narrativas opuestas: una para consumo interno –que satura el debate político y la propaganda que alienta el reclutamiento voluntario o forzoso- y otra para enfrentarse dialécticamente a las convulsiones de un mundo que se les opone tozudamente. Por desgracia, los Imperios se cansan pronto de esgrimir las armas dialécticas, mucho antes que de empuñar las armas convencionales de destrucción masiva. En 1950, el periodista E.B. White precisaba: “Los Americanos están dispuestos a crearse muchos problemas y a gastar mucho dinero para defender sus principios mediante las armas, pero no aceptan ni muchos problemas ni un gran gasto cuando se trata de protegerlos mediante las palabras”.
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Dios, sin adjetivos. Salman Rushdie acaba de publicar la autobiografía de sus años bajo la fatwa impuesta por Jomeini, que aún se mantiene vigente. Años difíciles en los que ha tenido que padecer, además de las cargas propias de una amenaza de muerte, el relativismo de muchos intelectuales occidentales –¿expresión más cercana al oxímoron que a la redundancia?-. Su buen amigo Christopher Hitchens dedica un capítulo de su autobiografía, Hitch-22, al escritor nacido en la India. Entre otras cosas, cuenta que cuando Rushdie reseñó su obra Dios no es bueno, un panfleto contra todas las religiones, comentó, con gran ironía, que al título del libro se le podría reprochar un cierta palabrería: ante un título como Dios no es bueno uno tiene la impresión, decía Rushdie, de que le sobra algún que otro adjetivo.
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Tokio, 11 de octubre.
Alemania rechaza seguir el consejo del Fondo Monetario Internacional (exclamaciones: ¡!, y más exclamaciones: ¡!): relajar sus exigencias en cuanto a los breves plazos a la hora de reducir el déficit público que se están imponiendo a países como España, Grecia o Portugal.
En el programa que Salvados dedicó a Alemania días atrás, titulado “Viva Spanien”, se analizaba con detalle la relación simbiótica ente Alemania y sus vecinos del sur del Mediterráneo: préstamos que los bancos alemanes realizaron durante años a los bancos de otros países para que distribuyeran crédito generosa y alocadamente, los beneficios que el consumo disparado –y a crédito- de los países del Sur aportaron a la industria y a la banca germana, etc. Esos datos, en todo caso –sobra decirlo- no exculpan a los fenicios sureños de sus muchas responsabilidades: son simples datos que se deberían tener en cuenta, por mucho que no aparezcan en la retórica para consumo interno del imperio alemán.
Leo en un artículo reciente de la revista New Scientist: “Los depredadores matan a sus presas para sobrevivir, pero si el número de estas desciende demasiado los depredadores terminan muriendo de hambre. Las poblaciones de depredadores son, por tanto, un buen indicador de las poblaciones de presas, pero el número de presas es también un buen indicador de las poblaciones de depredadores”. Los ecosistemas mantienen su equilibrio gracias a que el hambre, a diferencia de la codicia, se puede saciar y no reclama más alimento hasta que la digestión se ha completado.
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Divorcios. A vueltas con los deseos independentistas: de Cataluña, de Quebec, de Escocia, del País Vasco, ¿de los miles de treintañeros europeos obligados a vivir de nuevo –suponiendo que se hubieran ido antes-en casa de sus padres?, etc.
La periodista croata Dubravka Ugrešić, en 2004: “¿Qué ocurre con aquellos que no tienen identidad nacional? ¿Con la chusma cosmopolita, proletario-intelectual, con los defensores de la identidad europea, del melting pot europeo, a los que les gustaría borrar las fronteras estatales, las separaciones nacionales y étnicas, y regular legalmente la situación con la entrega de pasaportes europeos y el estatus de ciudadano europeo? A juzgar por las apariencias, tendrán que esperar. Su ola de esperanza reside en los movimientos del gran capital, da igual cómo suene esto de paradójico. Porque, en el futuro, en lugar de los pueblos y Estados, el nuevo “identity maker” podría ser cualquiera de las grandes compañías multinacionales, y en este caso podría ocurrir que la lógica del dinero simplemente borrase las fronteras del Estado y de la identidad”.
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En su reciente libro Drone Warfare sobre las operaciones con aviones no tripulados de varios ejércitos nacionales y algunas compañías de defensa privadas, Medea Benjamin cuenta que los israelíes llevan años usando drones de manera intensiva, además de para acabar con líderes palestinos incómodos, para sobrevolar de noche las poblaciones palestinas. El zumbido constante de los aparatos causa un especial impacto en los niños. Además de impedirles dormir, los niños asocian el zumbido de los drones con asesinatos y una sensación de amenaza continua rayana en la paranoia.
Durante estos días, como cada otoño, se está llevando a cabo la recogida de la aceituna en los olivares palestinos. La periodista Amira Hass habla en una de sus columnas de una de esas herramientas de dominación que Israel maneja de modo ilegal desde hace décadas: el control de los acuíferos. Tras visitar un olivar palestino y hablar con los agricultores -que se lamentan de las dificultades para acceder a los cultivos de su propiedad, de las talas llevadas a cabo por los colonos y, sobre todo, de que el agua sale de los grifos tan sólo una vez por semana-, Hass comenta: “El control de los acuíferos permite a Israel limitar la cantidad de agua a disposición de los palestinos. Por tanto, no estamos ante una situación de penuria: se trata de una deliberada distribución desigual del recurso natural más precioso”.
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Campaña electoral en Estados Unidos vs. Campaña electoral perpetua en la UE (perpetua si consideramos las elecciones que se están celebrando sin apenas tregua en algún país, o Länder, o depártament, o región, o comunidad de vecinos más o menos avenidos, etc.)
“Decir la verdad no es precisamente una gran idea cuando un está en campaña electoral. Si lo fuese, los candidatos la pondrían en práctica con más frecuencia”.
–Jack Shafer, periodista estadounidense
«Todos nosotros sabemos qué hacer [para salir de la crisis], pero no sabemos cómo conseguir ser reelegidos una vez que lo hayamos puesto en práctica»
-Jean-Claude Junker, presidente de Luxemburgo, en 2010, sobre las medidas para salir de la crisis.
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“Vaticano: el mayordomo del Papa condenado a tres años de cárcel. Saldrá en el 1015”.
Chiste italiano que circula por las redes sociales de Internet. ¿Chiste?
Si no recuerdo mal –cito de memoria-, alguien dijo que si los designios de Dios son inescrutables, los designios del Vaticano son cuantificables, Banca del Vaticano mediante. ¿Será cierto?
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¿Quién se acuerda del poderoso cártel de Juárez de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”? ¿Y del cártel de Guadalajara liderado por el ex policía Miguel Ángel Félix Gallardo y por Caro Quintero? En su época fueron los meros, meros y hoy son simples notas a pie de página de la historia del narcotráfico.
Las autoridades mexicanas anuncian –es 7 de octubre- que han abatido a Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ex miembro de la fuerzas de élite del ejército mexicano y uno de los capos del cártel de Los Zetas. Horas después se anuncia que el cuerpo del narco ha sido robado del tanatorio en el que había sido depositado.
Durante esos días de confusión y vodevil, se publica en El Mundo una entrevista con Ricardo Ravelo, reportero de la revista Proceso y uno de los más atentos comentaristas mexicanos sobre el narco y sus alrededores, de quien acaba de publicarse en España su libro Narcomex (Editorial Debate). Anoto la siguiente pregunta y la respuesta que da Ravelo:
“P.- ¿Y hasta qué punto es importante la caída de capos del narcotráfico para frenar este horror?
R.- Las detenciones o las muertes de capos son importantes. Los cárteles pierden piezas, pero son piezas reemplazables”.
Piezas reemplazables, puzzle complicado.
Y es que… si los cárteles –y los líderes de los cárteles- van y vienen, pero el negocio continúa, tal vez no resulte descabellado preguntarse: ¿quién controla –realmente- y se lucra –a lo grande- con el negocio de la droga?
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Desde el inicio de la crisis, el intelecto del lector de noticias se ha visto enredado en ecuaciones económicas irresolubles y asediado por propuestas políticas de lo más variopintas para salir del laberinto en el que nos encontramos: incluidas las de aquellos que esgrimen su falta de propuestas con un cínico desparpajo. Supuesto objeto de todo ello: lograr que el presente atribulado se convierta en un futuro habitable.
Un artículo publicado en la versión española de Foreign Policy, nos recuerda que las soluciones precipitadas no siempre son una buena idea cuando se trata de conquistar un futuro apetecible. Dicho de otro modo: se puede someter al presente con brusquedad y precipitación, igual que se puede domar a un mustang salvaje, sin darnos cuenta de que podemos estar sentando las bases para perder el futuro, que tarde o temprano terminará arrojándonos con violencia de su montura: “El mayor problema que amenaza a la economía global –dice el artículo– no es el cambio climático, ni los desequilibrios comerciales, ni la regulación financiera, ni la eurozona. Es el pensamiento a corto plazo. El planeta sufre desde hace varias décadas una epidemia de miopía que está poniendo en peligro nuestra calidad de vida más que ninguna otra cosa”
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12 de octubre: día de la Hispanidad (sic.), día de la Raza (sic.), Columbus Day (sic.).
Una de las cosas que subrayo en la entrevista publicada en el diario ABC, a cargo de Alfonso Armada, con el periodista norteamericano Jon Lee Anderson:
“—¿Fue muy distinta la colonización de América Latina de África, tal vez por la duración?
—No sé. Lo interesante sin embargo, y esto va más allá de África, yo me di cuenta el otro día de que los ingleses nunca se mezclaron. Estuvieron trescientos años en la India, y ¿dónde están los angloindios, dónde están la clases criolla o mestiza, mezcla de India e Inglaterra? A veces se ponen difíciles cuando se lo dices, y responden que claro que hay, y cuándo les preguntas son tres gatos. En comparación los portugueses y los españoles, con todas sus flaquezas como colonizadores, se mezclaron con los negros y los indios, y se creó una raza nueva. Las América es justamente un continente en efervescencia racial y social por eso. Los ingleses son como esos pájaros, los cucos, que ocupan el nido de otro. Hay tres millones de ingleses viviendo en Francia, pero ocupan sus aldeas y adoptan el atuendo francés, el vino, el queso, todo lo francés, pero sin el francés, y viven ahí en medio, y no aprenden el idioma, y se portan con ostentación. Que es una cosa muy curiosa y propia de ellos. Los americanos tendrá también su vaina”.
¿Cuánto se habrá discutido sobre este tema en torno a una botella de los destilados nacionales de aquellas tierras -mezcal, tequila, cachaça o pisco- que comenzaron a producirse a partir del siglo XVI? La colonización es siempre un asunto complicado: uno se puede cargar de razones sobre varios de sus aspectos, pero es fácil equivocarse si se pretende tener la razón. Además, por paradójico que resulte, no siempre es una ventaja compartir un mismo idioma a la hora de conversar sobre una historia compartida a la fuerza cuando hasta el idioma mismo puede convertirse en objeto de controversia.
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12 de octubre. Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea.
El periodista Gervasio Sánchez recordaba hace unos meses en una entrevista publicada en la página de Amnistía Internacional: “¿Quieres saber por qué dejó realmente la UE de fabricar las minas antipersona? Porque los chinos y los indios las hacían tan baratas que era imposible competir con ellos. ¡Esa es la verdad! No lo hicieron por motivos humanitarios, lo hicieron por motivos económicos. Si les movieran los motivos humanitarios dejarían de fabricar aviones de combate, carros de combate y, sobre todo, armas ligeras, que es lo que más exportan y lo que más mata”.
Algunos han calculado que si la cuantía económica del Premio Nobel –en torno a 1,3 millones de euros- se repartiese entre los aproximadamente 500 millones de europeos, cada uno de nosotros tocaríamos –si no recuerdo mal- a unos 0,0027 céntimos de euro. Muchos se preguntan: ¿sería tal operación aritmética –y redistributiva: como en los viejos tiempos- digna de ser llamada “Rescate financiero”? No debería descartarse (si Alemania consiente, claro), aunque me temo que ni el Presidente español ni su ministro de economía estarían de acuerdo en otorgarle semejante calificación.
Un amigo comenta: “La verdad es que tiene gracia que le concedan a la UE el Nobel de la Paz…Hombre, ya puestos, tendrían que haberle dado el de Economía, ¿no?”.
Horas más tarde, nos enteramos de que el diario Libération comparte ese pesar en su portada del sábado 13 de octubre: “L’Europe rate le Nobel d’économie”
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Citando a Antonio Gramsci, el escritor alemán Hans Magnus Enzensberger nos recuerda que la enfermedad europea y europeísta, está diagnosticada desde hace años, por mucho que se hayan agravado sus síntomas: “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”