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Reseña de libro: Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos #noalperiodismolowcost


 

 

El periodismo ciudadano es una notable aportación al mundo de la comunicación que ha permitido democratizar lo que antes era un monopolio de las empresas informativas, pero ello conlleva enormes riesgos. ¿Cuántas veces han matado ya en Twitter a Fidel Castro? El público que recurre a difundir información a través del mundo virtual no ha ejercido nunca como periodista, y por ello no sigue las normas que deben guiar esta profesión. Javier Espinosa

 

 

 

Portada libro

 

Esta es una de las muchísimas reflexiones que pueden encontrarse en el libro Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos. Esta publicación ha salido a la venta el pasado mes de septiembre, la presentación del libro se desarrolló el lunes (8 de octubre) en la nueva librería La Central de Callao (Madrid), donde se reunían 5 espadachines del oficio del Periodismo Internacional en España, con 10 apuntes publicados la semana pasada en este mismo blog . Queremos saber es, sin duda, un libro de referencia tanto para los alumnos de Periodismo que comienzan su formación en las Facultades de Comunicación como para los propios periodistas que trabajan en los medios, y por supuesto, para todos aquellos interesados en conocer en profundidad en qué consiste el ejercicio de un Periodista de Internacional y cuáles son los nuevos desafíos del Periodismo.

 

¿Está el reportero en peligro de extinción? ¿Protegen los medios de comunicación a los corresponsales de guerra? ¿Cómo puede sobrevivir un freelance que desea cubrir una conflicto en Oriente Próximo? ¿Qué consecuencias conlleva el ejercicio del periodista multimedia? ¿Cómo está afectando Internet al propio ejercicio del Periodismo? A esta y a muchas otras preguntas responden 12 expertos de Periodismo Internacional como son Ramiro Villapadierna, Pilar Requena, Mayte Carrasco, Javier Martín o Enric González, entre otros, acompañado por un excelente prórrogo escrito por la periodista Cecilia Ballesteros y culminado por un breve pero interesante epílogo de Ramón Lobo. En el epílogo, Lobo nos advierte a los lectores de lo siguiente:

 

El exceso de información no jerarquizada, no comprobada, es otra manera de manipulación. Un mundo acelerado que mata la lectura, el pensamiento, la crítica. El objetivo no es ser el primero en tuitear una banalidad, en publicar una mentira. El objetivo es contar la verdad, entenderla. Gabriel García Márquez tiene la receta para no extraviar el mundo: ‘Primicia es el primero que lo cuenta bien’.

 

Gracias a los autores de ‘Queremos saber’, el lector puede aproximarse a todas las dificultades que han de encarar un periodista hasta llegar a ser corresponsal internacional o freelance, este último término significa ‘lancero libre’, utilizado por sir Walter Scott en su novela Ivanhoe (1820) para referirse a los mercenarios, caballeros sin ideología definida, que durante la Edad Media no servían a ningún señor feudal en particular y cuyos servicios podían ser alquilados por cualquiera, explica Mayte Carrasco en el capítulo 9 titulado ‘Malabaristas del Periodismo‘.

 

Mucho se habla de los periodistas-estrellas, de los tertulianos, de los que aparecen en los informativos, sin embargo, la figura del reportero de guerra o el mero hecho de cómo lograr defenderse como freelance son aspectos que no siempre son tenidos en cuenta, ni en las Universidades de Periodismo como tampoco en algunos medios de comunicación españoles. La vocación periodística, el enorme deseo por desentrañar verdades, acudiendo a aquellos lugares donde otros no estarían dispuestos a ir y aventurarse hacia realidades muy alejadas de nuestro entorno más próximo, hacen del reportero una figura periodística más que atractiva, especialmente para los más aventureros, hasta el punto de que pueda llegar a idealizarse cuando no se observan de cerca todos los riesgos que conlleva. Queremos saber nos aproxima a ‘crudas realidades‘ que no siempre se tienen el valor de decir porque el jefe puede estar escuchándonos. Un libro rebelde y políticamente incorrecto que se atreve a contar verdades nada desdeñables en tiempos como los que corren.

 

Autores como David Randall dedican el primer capítulo de El periodista universal (un clásico en la literatura del Periodismo) a ‘Cómo debe ser un buen reportero’. Para Randall la figura del reportero es la de un héroe del periodismo:

 

Los héroes del periodismo son los reporteros. Y a lo que se dedican es a averiguar cosas. Son los primeros que aparecen en escena, en pleno caos, parar tratar de desentrañar, llamando a puertas cerradas y a menudo corriendo riesgos, los orígenes de los hechos. Si no lo hacen ellos, ¿quién lo hará? ¿Los directores de los periódicos? ¿Los comentaristas? La única alternativa sería fiarse de la versión oficial de los hechos, es decir, de la que los empresarios, los burócratas y los políticos decidan ofrecer. Después de todo, si no hubiera reporteros, ¿qué sabrían los comentaristas?

 

Queremos saber es una reivindicación por recuperar la identidad periodística en tiempos donde las redes parecen acapararlo todo. Queremos saber es también una manifestación de inquietudes escritas por 12 periodistas que, desde su experiencia, relatan con pasión algunas de sus vivencias como periodistas fuera de España, donde además expresan su preocupación por los derroteros que están haciendo tambalear a una de las profesiones más bellas del mundo. Poco menos de 12 euros y poco más de 200 páginas reúnen estos 12 capítulos en la editorial Debate.

 

Sin embargo, la gran pregunta aún está por responder: ¿Qué podemos hacer ante la crisis del Periodismo? Urgen más que nunca soluciones. El diagnóstico está hecho y el pronóstico parece desalentador. Busquemos nuevas maneras para rentabilizar una profesión que ejercida con seriedad y rigor pueden hacer de este mundo un mundo mejor. Ramiro Villapadierna recuerda en su capítulo ‘Qué pasó mientras estábamos fuera’ el siguiente pensamiento Kapuscinski:

 

Se es periodista hasta el momento en que la curiosidad sigue viva y natural. Es un oficio duro, lleno de tensiones porque conlleva una gran responsabilidad; y no da dinero, por lo que la única motivación tiene que ser la de querer saber, para interpretar y poder contárselo a otros.


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