Foto de Marta Pich
Anoche volví a Malasaña. Recorrí las calles donde más de una vez, hace ya algunos años, tuve que esquivar alguna botella voladora que había lanzado algún “punki” de esos malotes de escaparate. Las calles donde se escuchaba la música, de aquí y de todas partes, que, entre otros, nos descubría Gonzalo Garrido en su programa de radio “Dominó”, y paseábamos a la sombra de los héroes Daoiz y Velarde, cuando la plaza del 2 de mayo era poco más que un terraplén donde bebíamos litronas en corrillos antes de ser engullidos por la noche madrileña.
Anoche volví a Malasaña y recordé una tarde con Gonzalo viendo vídeos de grupos españoles. “A estos los saqué de un bar”, dijo cuando aparecieron en la pantalla Los Secretos.
No sé si los sacaría de algún sitio, pero sé que ellos tampoco pueden marcharse del barrio. Anoche volví a Malasaña y vi a Los Secretos colgados en las paredes de la galería “Tormenta y Marea”, en Manuela Malasaña 23, y allí seguirán hasta el domingo 28, atrapados por el ojo certero de Marta Pich, la fotógrafa catalana enamorada de Madrid.
Anoche volví a Malasaña. Encontré locales de “disseny” y negocios “cool” para la gente guapa que bebe sofisticados gin tonics a 12€, y que vagaba por las calles armada con sus smartphones, capturando códigos en la ruta callejera que propone el “QR Music Festival”, que termina mañana, para poder escuchar hasta veintiún conciertos diferentes en directo, en otros tantos locales de todo tipo, en el barrio que sigue siendo el epicentro de todas las “movidas”.
Anoche volví a Malasaña y todo ha cambiado. Gonzalo Garrido se ha ido para siempre y hasta la Botella que tenemos que esquivar es otra bien distinta… Todo ha cambiado excepto la música que, aunque algunos piensen que no es importante para la educación y le retiren subvenciones o, incluso, hayan intentado prohibirla en las calles, siempre encuentra resquicios por donde colarse y sobrevivir porque ha sido, es y seguirá siendo la partícula fundamental del ADN de este barrio.
@Estivigon