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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 42 / 2012

De mi Diario: Semana 42 / 2012


 

Weiß/Colonia, 14.10.

Vino Rodrigo a visitarnos y a devolvernos un par de libros prestados, y uno que le entregué años ha, para que nos lo firmase Gonzalo, y Gonzalo lo firmó y dedicó de aquella manera suya tan personal e inconfundible, pero Rodrigo se olvidó de enviárnoslo, y el otro día lo descubrió en su biblioteca, y que era nuestro no sólo por la dedicatoria, sino porque cargaba la pegatina de nuestra dirección, casi como un ex libris. Y después de la siesta llegó Chico para cenar con los papás, soltero como anda, con Angie y Vincent en Franconia, con sus suegros. Y antes, ay, que no se me olvide, parece que Juan Cruz leyó mi diario en Fronterad y me pide por email que le mande una necrológica de Toño, de 600 palabras, antes de las 7 de la tarde. Hace 27 años que no publico en El País, desde que Pepe Comas me pidió un artículo en julio 1985 cuando murió Heinrich Böll y porque sabía, por mí, que yo ya había leído el manuscrito de la que habría de ser su novela póstuma, Mujeres ante un paisaje fluvial. ¡El País!, ¡qué espejo de la decadencia de una España que nunca ha existido sino en la mente calenturienta de sus “paisanos”! Y conste que lo digo de manera positiva, el espejo no es responsable de aquello que le ponen delante.

 

Weiß/Colonia, 15.10., primeras horas del día

La segunda peli de 0SS 117 es tan políticamente incorrecta como la primera, así es que se la puede gozar sin ni el más mínimo remordimiento de conciencia, antes al contrario, con el deseo de que hubiera muchas más con el mismo desparpajo. Dos ejemplos de los diálogos. OSS 117 le pregunta a Rafaela, la agente del Mossad: «¿Cómo se llamaban esos chinos que eran aliados de los nazis?», «Japoneses» le contesta Rafaela. Y al final ella le dice: «¡Cuánto le agradezco que le salvara la vida de ese viejo nazi!» Y él: «Estoy seguro de que un día, ustedes, judíos y nazis, se perdonarán mutuamente». Me da tal ataque de risa que casi me ahogo. [Por la mañana Diny me pregunta si es que estuve riendo a carcajadas esta noche, o nada más fue un sueño suyo].

 

Weiß/Colonia, 15.10.

La publicación de mi artículo sobre Ombligos sin Fronteras, en La Jornada Semanal, ha hecho que una de mis fuentes, Rita Gardellini, la rosarina, de Rosario/Argentina, la autora de Después de comer perdices o Por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse, se decida a salir del armario y declarar coram pópulo ser la autora del texto sobre su abuela casi nonagenaria, ya entregada a su muerte, pero que resultó enchufada a un tubo que por su ombligo le llevaba el alimento que su cuerpo ya había decidido no recibir: «He creído, tal vez por la simple razón de evadir el miedo, que su alma hacía rato que no estaba allí», dice Rita, hermosamente. Y suscribo su deseo de que a mí tampoco me suceda nunca lo mismo, de que apaguen los aparatos apenas se den cuenta de que ya no pertenezco al reino animal sino al vegetal. Si es que llego tan lejos.

 

Weiß/Colonia, 16.10. (1)

Diny se ha ido a pasar el día en Maastricht con tres amigas, de compras, y yo me pregunto una vez más por qué habrán desaparecido algunos topónimos castellanos de los lugares de los Países Bajos, allí donde la presencia española fue continua durante casi un siglo. Se han conservado Amberes, Lovaina, Malinas, Gante, Brujas, Nimega, La Haya, sí, pero se perdió Terramunda por Dendermonde, cuyo nombre da señas inequívocas del lugar, la desembocadura [=monde] del Dender en el Escalda; y se perdió Bolduque, que en francés es Bois–le–Duc y en neerlandés ‘s Hertogenbosch, es decir, el bosque del Duque de Brabante; ese Bolduque tan citado en el español del Siglo de Oro (Quevedo lo cita, por ejemplo), no en vano allí nació Hieronymus Bosch, El Bosco, el pintor favorito de Felipe II. E igualmente se perdieron Bredá, con acento en la “a”, como se oye en algunas rimas en El sitio de Bredá, de Calderón, y Mastrique, a cuyo asalto le dedicó Lope una obra, El asalto de Mastrique por el Príncipe de Parma. Claro está que también me pregunto por qué en neerlandés París es Parijs y Berlín es Berlijn, pero Madrid no es Madrijd. Los idiomas son uno de los misterios más insolubles que existen.

 

Weiß/Colonia, 16.10. (2)

Registré que muchos de mis amigos colombianos se despedían de mí el viernes pasado porque iban de viaje para pasar el puente, pero lo confundí con el puente español, que comenzó el 11, jueves, y terminó ayer lunes 15, y ese sí que es puente de verdad puesto que incluye un hueco que hay que salvar, el sábado 13; y los puentes están hechos para tenderse entre dos puntos, sólo que los españoles han desarrollado una habilidad increíble para convertirlos en acueductos, sobre varios huecos. Y como al mismo tiempo todos los amigos y la familia, en España, me hablaban del “puente del Pilar”, no caí en la cuenta de que aquel puente de que me hablaban los amigos colombianos no era tal, sino sólo la prolongación de un fin de semana durante 24 horas, gracias al ministro Emiliani, que fue quien dictó la ley trasladando al lunes de la siguiente semana el día festivo de la anterior. En fin, lo que Bernard Shaw dijo acerca del inglés que se habla en Inglaterra y los USA, y es aplicable en este caso: «Ese idioma común que nos separa».

 

Weiß/Colonia, 16.10. (3)

Rosalba me escribe desde Montevideo cayendo en el error de creer que soy masoquista y vivo en Berlín, de manera que tengo que sacarla del error, y lo hago ipso fuckto: «Rosalba querida, los buenos amigos que tengo en Berlín, y son varios, empezando por Esther Andradi, la escrítora y periodista argentina, y Luis Fayad, el novelista colombiano, siempre me preguntan que cuándo los pienso ir a visitar, y siempre les respondo que me cuesta mucho viajar a la provincia. Para mí Berlín es provincia, como lo puede ser Tacuarembó para vos, yyyo vivo en Colonia, pero no la del Sacramento, sino la del Rhin, y vivo en la buena oriyyya, la izquierda, y yyya a partir de la oriyyya derecha pa mí es provincia, si es que no directamente Siberia». Ecco!

 

Weiß/Colonia, 17.10. 

Encuentro en Twitter un tuit que dice «Para mí Javier Cercas anda muy lejos, definitivamente». No entiendo si es algo así como un chiste a partir de un juego de palabras con su apellido, o bien un juicio crítico acerca de su literatura. En el segundo caso me resultaría extraño porque tanto Soldados de Salamina como Anatomía de un instante son dos libros excelentes; el segundo no ya excelente sino soberbio. No descarto, eso sí, que le “diga” menos a un lector no español y ajeno a las circunstancias históricas que en él se manejan. Pero con absoluta prescindencia de las circunstancias crónicas y tópicas (como decía mi catedrático de Derecho Canónico para referirse a lo temporal y lo local), uno no puede dejar de admirar el rigor de la investigación, que no le cede un ápice a las mejores crónicas de Leila Guerriero y/o Alberto Salcedo, o bien sus análisis de la intrahistoria, donde sencillamente los supera por la sencilla razón de que Leila y Alberto se limitan a la crónica, mientras que Javier va mucho más lejos. Bastante más lejos.

 

Weiß/Colonia, 18.10.

Me escribe Juan Carlos desde Oviedo: «Desde hace algún tiempo veo ( leo) tu tendencia hacia la visión cercana de la muerte. Quiero suponer que no la deseas. Cambia de pensamiento y como decía Tierno Galván, «ponte al loro», que aún falta mucho que vivir y disfrutar. Te cuento una anécdota: tuve un amigo que trabajó en Montevideo veinte años (desde la década de los 50) y me contaba anécdotas de allá, una de ellas fue el anuncio de un espectáculo musical a cargo de Xavier Cugat: XAVIER CUGAT Y SUS MULATAS DE FUEGO DESCALZAS HASTA EL CUELLO». Le contesto agradecido: «Gracias por tus letras, y gracias además por leerme y detectar este estado de ánimo mío. Pero es lo que decía Van Gogh, “Es inútil, la tristeza durará toda la vida”, y en mi caso ya dura bastante. Oye, y qué bueno el anuncio del espectáculo de Xavier Cugat. Es como aquello, no sé si te acuerdas, de cuando CocaCola hacía su publicidad hablando de los «polvos de la cordialidad» que intervenían en la composición de la bebida, y salió en un diario español, no recuerdo cual, la foto del stand de la CocaCola en la Feria del Campo de Madrid, o la de Muestras de Zaragoza, atendido por hermosas azafatas, y el pie de la foto decía que seguía siendo un misterio si las hermosas señoritas del stand echaban los polvos de la cordialidad en el mismo mostrador o detrás del stand».

 

Weiß/Colonia, 19.10., primeras horas del día

Un flic (=Un poli, pero se estrenó en español como Crónica negra), una obra maestra, que nunca dejo de ver cuando la pasan, la última peli que filmó Jean-Pierre Melville antes de morir. Ese cabrón sabía lo que era el cine, como Truffaut, ellos son los dos genios del cine francés, después de René Clair, Jean Renoir y Jacques Tati. Es inolvidable sobre todo para mí esa secuencia final,  desde dentro del carro patrullero, con los dos polis a bordo bajando los Campos Elíseos, y en fondo, entre los dos, el Arco del Triunfo, cuando vienen de sufrir una espantosa derrota, Alain Delon acaba de matar “legalmente” a un gángster desarmado con cuya mujer (Catherine Deneuve) se estaba acostando, y que además era su mejor amigo. La peli puede verse casi como una parábola de lo que es nuestra vida. Nada es como lo vemos ni como lo creemos, sino como es, y Melville tenía ese ojo, esa mirada desprejuiciada, que le permitía ver las cosas como son. Como a mí también, sin ser Melville. Ni Dios que lo permita, diría mi abuela Remedios.

 

Weiß/Colonia, 19.10. (1)

La serie de las 19:30 del canal Arte, sobre la cocina bío en el mundo es impresionantemente buena; ya pasaron el lunes el País Vasco francés, el martes Tasmania, el miércoles Benín, ayer China y hoy California, y existe además, completa, en la página web del Canal, así que puedo implementarle un hipervínculo, en francés, cuando suba el diario a mi blog mañana por la noche: aunque, a decir verdad, no sé si mis lectores en Fronterad se dan cuenta de dónde están los hipervínculos, muchas veces sus comentarios me demuestran que no los han abierto, porque si no no me dirían lo que me dicen. Sea como fuere, lo que no quiero dejar de reseñar es el plato que más impresión me ha hecho, y es uno que prepara Dai Jianjun en su restaurante de Hangchu, ca. 200 k al sur de Shanghai. Consiste en que un pescado se cuece de tal manera que se disuelve completamente hasta convertirse en caldo, y en ese caldo se cuece luego otro pescado distinto, también de río, uno que en alemán se llama Katzenfisch [=siluro, según el diccionario, pero no pondría yo la mano en el fuego por esa traducción]. Y lo que más me gusta es el nombre que Dai Jianjun le dio al plato, en homenaje a ese pez invisible convertido en caldo: “Héroes anónimos”. Para que digan que los chinos carecen de sentido del humor.

 

Weiß/Colonia, 19.10. (2)

Me entero de una historia horrible. La sobrina de quien me la cuenta –lo haré con sus palabras– «es una niña especial, en su sentido más amplio; una hermosa niña que sencillamente aprende más despacio que los demás, entiende el mundo de forma diferente y tiene algunas dificultades con sus emociones. Y ayer en el colegio mataron a su noviecito. Lo mató otro compañero enterrándole un cuchillo. Suena a pelicula hollywoodense pero fue así tal cual te lo cuento. Ellos estudian en un colegio con niños con dificultades de todo tipo, y al parecer un niño autista con problemas de agresividad tenía en su poder un cuchillo y en un descontrol, se lo enterró al otro. Dieciseis años y ahora muerto. Un drama increíble, una tragedia completa. Los papás de ambos, la responsabilidad del colegio, los compañeritos que vieron, los que no vieron, mi sobrina que es tan sensible»

Me espanto leyéndolo, y me pregunto cómo es posible que un niño autista con tendencias agresivas posea un cuchillo. Hay cosas que no se pueden bancar con el sentido común. A mí, las tragedias de los niños siempre me afectan mucho. Recuerdo en especial a Esteban, cuya madre cayó en una depresión autoagresiva, estuvo varias veces internada en una clínica y, en una de sus salidas, cuando Esteban jugaba con unos amiguitos en el jardín de la casa, muy cerca de donde hoy vive Chico, salió ella y se ahorcó delante de los niños en un árbol de ese jardín suyo. Nos quedamos mudos de terror al enterarnos.

 

Weiß/Colonia, 19.10. (3)

Maripá me pregunta desde Miaudrid: «¿Te has dado cuenta que podrías montar la República Independiente de Bada? Si en el mismo sitio reúnes a tus amigos, amantes, y seguidores, tendrías pronto un país. Tu himno no sería un himno, y tal vez no tendrías moneda. Pero creo que la idea lo que me sugiere es que eres el exponente más claro de Red Social Viva, por eso no tienes Twitter, ni Facebook. Con correo electrónico puedes respirar. Es interesante como objeto de estudio, porque al final los que nos vamos juntando, conociendo y citando sí somos personas, no cuentas de Twitter, ni avatares. Realmente curioso lo que consigues. Supongo que fichas con telescopio, y que te ríes como el Mago de Oz, dime si no».

Leí su email con sincera emoción y un sentimiento de gratitud muy grande y le contesto así: «No creo yo que se pudiese fundar una República Independiente con mis amigos y seguidores (amantes no tengo), o bien sería el imperio de la anarquía más absoluta, pues en ella deberían convivir los dos buenísimos amigos que tengo en el Opus Dei (uno de ellos una compatriota tuya) y que sé que rezan todos los días por la salvación de mi alma convivir, digo, con ateos, agnósticos, anarquistas, comunistas, librepensadores, homosexuales (gays & lesbianas), en fin, menos mal que todos ellos son gente de bien y nos podríamos entender, pero prefiero seguir con  la que has bautizado como Red Social Viva. Como fuere, y en previsión de algún conato de fundación de la República Badista o Badiana, en el orden del día tendrían que figurar al menos dos puntos: a) el uso de bragas azules durante las presentaciones de libros de ciudadanas de dicha República; y b) declarar a Miaudrid capital in petto de la República, y que a sus súbditos se les aplique el gentilicio “gatos”. He dicho».

 

Weiß/Colonia, 20.10.

En el impagable Diccionario de citas, el Vicente Vega, ésta que me corta el aliento: «Quand l’enfant nous regarde, on sent Dieu nous sonder [=Cuando nos mira el niño, se siente a Dios sondearnos]». De Victor Hugo. Y sí, pongo en pantalla la foto de Henri que más me gusta y me abismo en sus ojos. Y lo siento, siento algo muy profundo que me sondea. Era Dios, para Víctor Hugo. Es el amor más puro que he sentido en mi vida, para mí. Bendito seas, Henri, por haber llegado a mi vida cuando más te necesitaba. Pero no sólo por eso, sinvergüenza, golfo, canalla, ya me alegro pensando en el miércoles, lo vas a pasar con nosotros, acá, en tu segunda casa.

 

***********FIN***********

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