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Mientras tantoBasta de muros que `colapsan´, fuera `bizarrías´, hola `estadidad´

Basta de muros que `colapsan´, fuera `bizarrías´, hola `estadidad´


 

Pues sí, una magnífica colaboradora que escribe sobre arquitectura en El País cae en un profundo colapso en un artículo reciente; tranquilos, NO es que haya sufrido un `accidente cardiovascular´. Es que cuando relata el rescate de las Torres Nazaríes de Almería, reconstruidas con mimo tras décadas de abandono de la minería de hierro, con el consiguiente expolio de la cantería y el ladrillo, escribe: “Fue así como la arquitectura saqueada y debilitada dio lugar al colapso de los muros, y con la lluvia, el viento…”. No esperaba yo este [co]lapsus viniendo de ella. ¡Que los muros no [se] colapsan, caray. Los muros, lo sabe todo el mundo, se caen, se vienen abajo, se derrumban, se desmoronan

 

El colapso casi lo sufro yo al oír exclamar al detective Héctor, mi personaje favorito de la serie a la que estoy enganchada, pero que no nombro porque me desprestigia: “¡Qué imaginación tan bizarra!”. ¡Qué guionistas tan bobos! Últimamente corre entre los paletos lingüísticos el entusiasmo servil por este galicismo/anglicismo que también es un falso amigo, ya que lo bizarro, aunque es arcaico, también existe en castellano, pero… no significa raro, extraño, estrafalario, sino algo así como gallardo, valiente, generoso.

 

Tampoco me sentó bien leer que los portorriqueños tuvieron que votar para decidirse entre “Estadidad, Independencia o Estado Libre Asociado”. Pero vamos por partes. Lo primero es eso de estadidad, palabro raro, extraño y estrafalario donde los haya. Porque si decimos nación, nacional, nacionalidad, ¿por qué no estado, estatal, estatalidad? Pero es que la pregunta del referéndum tiene más bemoles: “Conteste cuál de las siguientes opciones no territoriales usted prefiere: Estadidad, Independencia o Estado Libre Asociado”. De lejos se transparenta que la pregunta en español está traducida –al menos mentalmente- del inglés (“…you prefere”), lo cuál es todo un símbolo de servilismo lingüístico, en este caso institucional. En buen español sobra el ´usted´. Por cierto, con todo el derecho escogieron la estadidad

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