El día de Navidad fuimos Asséto, mi mujer, y yo a un centro de acogida de brujas para llevarles algo de comida: arroz, aceite, pastillas de Avecrem-Maggi y latas de tomate.
Asséto con unas cuantas ‘brujas’ que vinieron a darnos las gracias por los regalos. Ella sí que es bruja-bruja
Hacía unas semanas habíamos estado acompañando a una amiga periodista, Lucía, que quería hacer un reportaje sobre las brujas de Burkina.
No están todas las que son porque no hay demasiados centro de acogida y la mayoría de ellas acaban muriendo antes de poder llegar a un centro de estos. Simplemente las matan o las dejan morir abandonadas de todos en sus aldeas o expulsadas de ellas, en el campo.
Esta niña viene todos los días a vender alguna cosa de comer a la puerta del centro. A veces viene algún familiar con mala conciencia a visitar a su ‘bruja’ y le compra una medida (la tapa verde) para que pique algo
¿Suena duro?
Pues es lo que hay.
Porque a veces en el primer mundo se oye hablar de magia y brujería en África y se piensa en cosas exóticas y coloristas, culturas que hay que respetar y proteger y promocionar como si fueran los coros y danzas de la Sección Femenina en España.
Pero no es así.
Desgraciadamente en África todo el mundo cree en dioses, magias, misterios, pócimas, wacks, sacrificios (incluso humanos) y todo lo que tenga que ver con cambiar las cosas por procedimientos esotéricos.
Hay muchas prácticas de magia que algún día os contaré pero hoy sólo quería hablaros de las sorcières (brujas) en centros de acogida.
¿Son brujas?
Pues no, yo no creo en la brujería (no sé qué pinto aquí, que todo el mundo cree en ella, incluso mi mujer).
Puede que incluso alguna de ellas haya hecho, intentado hacer, alguna brujería, pero la mayoría son sólo pobres mujeres que han sido repudiadas en sus aldeas.
Por sus maridos, si se han vuelto desagradables para el sexo, o son estériles, o viejas para trabajar en el campo, o al envidia o celos de alguna otra coesposa más joven y con más ascendiente sobre el marido, o las más de las veces pobres chivos expiatorios por alguna desgracia acaecida en la aldea: una mala cosecha, la muerte de algún niño de otra coesposa o de otra persona, o una epidemia…
Cualquier desgracia que suceda en la aldea y que la ignorancia se complace en explicar buscando una culpable. Y ya está: se acusa a una anciana de bruja y se la estigmatiza.
O bien se las mata directamente, o se las deja morir, desasistidas de lo más elemental, o se las expulsa de la aldea, con consecuencias parecidas.
Y algunas tienen la suerte de poder llegar e ingresar en un centro de acogida de brujas.
En el país existen 8 centros de acogida con poco menos de 1.000 brujas y la mayoría están en zonas donde la población es mossi, la etnia mayoritaria.
Desgranando algodón
Hilando algodón
Hace más de 2 años escribí otro artículo sobre este tema (FOTOS NO), y comentaba este asunto (y otros) sin fotos porque me habían prohibido hacer fotos en el centro de Delwendé (el más grande) que había ido a visitar.
El centro Delwendé, mucho más grande y mejor dotado. Gestionado por unas monjitas con una responsable prusiana, alemana ella, que no nos dejó hacer fotos (aunque robamos alguna) porque se avergüenza de que exista la persecución de mujeres como brujas
El que fuimos a visitar el otro día es la Cour de la Solidarité, donde sí me dejaron hacer fotos.
El cartel de la Cour de la Solidarité
Así que no os cuento mucho más, en el otro post (FOTOS NO) contaba ya suficiente, simplemente os pego una galería de fotos de mujeres, ancianas, a las que la vida no sólo les ha ‘regalado’ haber nacido en la miseria de Burkina Faso, que para mayor abundamiento las ha convertido en brujas, sin saber por qué.
Detalle de la cocina y vista del patio
Abandonadas de todos no tienen el glamour de las Brujas de Eastwick y cuando miro sus ojos y el tiempo hollando de arrugas su piel intento meterme en ella y pensar cuánto sufrimiento y congoja les habrá acompañado estos últimos años de humillaciones y desprecios.
Todas las ONGs ponen fotos de niños para recabar ayuda financiera del primer mundo (yo también lo hago para mi biblioteca) porque se ‘vende’ bien (excepto yo, que no consigo vender nada) pero me dan mucha más pena estas pobres mujeres con esos ojos mirando a un futuro que no existe para ellas, sólo el recuerdo de un pasado que las ha machacado toda esperanza sin saber el porqué, por qué a ellas, qué mal cometieron…
Así que hemos decidido ir todos los meses a hacerles una visita y llevarles comida.
Son mucho más agradecidas que los niños porque valoran más cualquier cosa.
Y, sobre todo, un poco de cariño y aprecio.
Una simple visita.
Sentir que alguien se preocupa por ellas. Lo más parecido a volver a sentir que alguien las quiere
La responsable del centro, bruja ella también
PS.- Si alguien quiere hacer una donativo que les hagamos llegar a las brujas de la Cour de la Solidarité de Paspanga puede hacerlo a esta cuenta:
Cta cte Biblioteca OLVIDO 0030 1017 80 0003233271
Poniendo en el concepto ‘Brujas’
Quedaos tranquilos que les llegará
GALERÍA DE RETRATOS DE BRUJAS