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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 1 / 2013

De mi Diario: Semana 1 / 2013


 

Weiß/Colonia, 30.12.

1:50 am. Blood Simple: Los Coen, su primera peli. Y ya una obra maestra, por lo menos en el Director’s Cut que acaban de pasar. ¡Y qué actriz comiéndose la pantalla Frances McDormand, ya desde esta peli, que fue también su debut en el oficio!

 

Nos traen a Vincent a casa porque Chico tiene libre mañana, su cumpleaños, y van a celebrar hasta pasada la medianoche, recibiendo su nuevo aniversario a pie firme. El Parking infantil Bada–Hansen es una de las instituciones más sólidas y confiables de la familia.

 

Pasan por la tele Crimen perfecto y Milan Paulović, mi crítico favorito, dice en su reseña –de una manera deliciosa– que Grace Kelly aún haría dos pelis más con Hitchcock, antes de que el pobre la perdiese a manos del Principado de Mónaco.

 

Weiß/Colonia,  31.12.

0:15 am. Después del éxito de Paris, je t’aime, a alguien se le ocurrió la idea de hacer cuatro pelis más como esa, cada una también a base de once episodios distintos filmados por distintos directores, y ambientadas en Nueva York, Shanghai, Río de Janeiro y Jerusalén. Acabo de ver la primera, New York, I love you, mejor dicho, acabo de dejar de verla, al cabo de menos de 20 minutos. Hay que amar mucho a esa ciudad para tragarse entero todo el metraje. Prefiero releer algo así como Manhattan Transfer, en sus páginas hay más NY que en ningún otro soporte.

 

Llamada de KMH. Ya había llamado antes, estando yo durmiendo la siesta y Diny en la calle, dejó un mensaje, y a continuación me mandó un email, que borré sin abrir. Ahora insiste con el teléfono y Diny me lo pasa enseguida, y él se muestra jovial, campechano, compadre, pero de una manera, cómo decirlo, teatral: está interpretando el papel del amigo de toda la vida. Sólo que tropieza con mi frialdad extrema y mis monosílabos, de los que no consigue sacarme pese a que lo intenta; hasta se interesa por si sigo escribiendo, qué tierno. Como no tiene pelo de tonto se da cuenta de que no deseo ni pienso hablar con él, pero tampoco quiere perder la cara, hasta que comprende que está mordiendo granito y se despide por fin con “un abrazo”. Al carajo.

 

Moulin Rouge: mi vieja pasión por las pelis relacionadas con la pintura se aviva siempre con la magia de este viejo Huston, cuyo verdadero protagonista es el color, ¡qué borrachera de color en la pantalla, qué embriagada la paleta de Huston para contar esta historia!  Hasta Zsa Zsa Gabor actúa bien, no recuerdo que lo haya hecho jamás de manera tan convincente.

 

Repartí esta mañana a los amigos el poema “The Music Crept By Us” de Leonard Cohen, con su traducción al español, y LL me acusa recibo diciéndome: «Me gusta el poema, y el autor, pero no la traducción». Le contesto: «No sé inglés, pero hasta donde puedo contrastar el original español y la traducción inglesa, no me parece que Cohen lo haya hecho tan mal». JLR tercia en el diálogo: «Estoy de acuerdo con L. Es demasiado literal. No logra el efecto. No se siente tan irreverente como en el original y no tiene ritmo». Y también a él le contesto: «Lo que pasa es que yo soy un heterodoxo nato, y entonces, a veces, suelo someter poema y traducción a un ejercicio que consiste en ver la traducción como original y viceversa. Y ahí es donde comienzan los problemas, como te podés imaginar. Claro está que todo esto es partiendo de la base de que ningún texto es sagrado, pero ¿quién entiende eso, si es que no renunciamos a un montón de ideas predeterminadas sobre lo original?»

 

Llamada de Ana Carmen, desde Asunción en el Paraguay. Tan querida nuestra Ana Carmen. Una de esas amistades que se anudan para toda la vida pese a la brevedad del encuentro y a la magnitud de la distancia. Cuando pienso que soy el abuelo honoris causa de sus dos hijos

 

Weiß/Colonia, 1°.1.

1:45 am. Copa de cava a las 12 de la noche, con el fondo (en la tele) de la catedral de Colonia enmedio de una orgía de fuegos artificiales. Después del tradicional beso de medianoche, Diny me pide casi con lágrimas en los ojos que vuelva a pedalear al menos 10’ cada día en la bici fija de nuestro dormitorio, no quiere –dice– verse obligada a llevarme empujando mi silla de ruedas. Se lo prometo. Y luego zapeamos hasta el canal Arte para el concierto de Max Raabe y la Palast Orchester con Cecilia Crisafulli, la tiziana violinista veneciana, entramos justo cuando uno de los chistes mejores, con Max presentando una canción: «Una de las tesis centrales de Darwin sostiene que el hombre y el mono son parientes cercanos. [Pausa]. Naturalmente esto es algo abochornante. [Pausa un pelín más larga]. Para el mono». La canción es una pura delicia de los años 30, y su estribillo («En la Amazonia viven nuestros ancestros [=Ahnen, que en alemán rima con Bananen, las bananas con que se alimentaban], Darwin tenía razón»), ah sí, su estribillo me recuerda la leyenda en las etiquetas del anís del Mono. Así lo consigné aquí mismo hace un año, la primera vez que asistí a un concierto de estos Les Luthiers alemanes.

 

Llamé, Manolito, a Susanita, pero no salió el telefón que contesta sino la voz de su sirvienta fingiendo ser la suya pregrabada, a la cual le he dejado un mensaje. Después le escribo porque no quiero que se alarme por lo que le dejé dicho en la sirvienta respondona electrónica. Pero es verdad que en los últimos días se me juntó todo: la inesperada muerte de Antonio, el batacazo que me pegué en el cuarto de baño, el síndrome navideño (que es fuerte en estas latitudes), una charla telefónica familiar esta mañana, y como guinda del pastel –rematando infaustamente la retahila de mis percances– el hecho de que creo que el golpe brutal que se pegó mi cabeza el día 15 contra esa esquina del cuarto de baño, recién ahora está mostrándome lo viejo y lo frágil que soy: dolores en todo el cuerpo, no de los de ponerse a gritar, pero sí jodedores, sobre todo en la muñeca izquierda, y una especie de cansancio infinito que también tiene que ver con mi cansancio de la vida tras los golpes que me dio, sobre todo el de octubre 2008.

 

Weiß/Colonia, 2.1.

1:30 am. Two Mules for Sister Sara [en alemán Carroña para los cuervos (o bien gallinazos, o zopilotes, según sea la latitud del idioma común que nos desune) y en español Dos mulas y una mujer, título idiota a fe mía]: esta es una peli que no me pierdo ni una sola de las veces que la pasan. Además de por Shirley McLaine y Clint Eastwood, cada cual fabuloso en su papel, está el resto del reparto, todos mexicanos, encabezados por Manolo Fábregas, a quien siempre he admirado por su composición del profe Higgins en Mi bella dama, la mejor My Fair Lady que conozco en castellano. Además la partitura de Sergio Morricone con el tema del rebuzno (parejo al del aullido del coyote en El bueno, el feo y el malo, de Sergio Leone), y la lectura del paisaje mexicano por la cámara de Gabriel Figueroa, que se recrea en él, pero al mismo tiempo, en la secuencia inicial, nos transmite la sensación de peligro intenso que encierran esos campos y esas sierras (el puma agazapado, la serpiente de cascabel), no, no, esta peli es de las que uno jamás se cansa. Además, había una deuda que Hollywood tenía que saldar con el salvador del western, con Sergio Leone, y se la pagó aquí con creces. En el fondo, esta peli se hizo en su homenaje.

 

11:00 am. De manera por completo inesperada tenemos a Henri en casa. Hoy era su primer día de Kindergarten (que se halla prácticamente a la vuelta de la esquina de nuestra casa), Montse lo llevó y pasó por acá para saludarnos y por si Diny se iba de compras con ella, y al rato de irse juntas a Rodenkirchen regresaron con Henri porque del Kindergarten llamaron por el celular a Montse, que Henri había implantado el Reinado del Terror en el lugar y estaba ya con el saco puesto y la mochila colgada esperando rabioso a que su mamá viniera a buscarlo. Había causado tanto caos que hasta intentó salir por la ventana en vista de que no podía por la puerta, y una de las cuatro parvulistas tuvo que dedicarse ex profeso a él; la pobre le confesó a Montse que no le había pasado nada semejante en 16 años de profesión. ¡Y pensar que Henri recién el viernes cumplirá tres años!, ¡qué carácter!, ¿no? Pero acá estuvo luego con la mamá, de lo más modoso, comiendo panecillos sentado a la mesa y con cara de no haber roto nunca un plato. Y cuando la abuela le preguntó si quería una Schorle [jugo de manzana + agua mineral] le dijo que no, que lo que quería era «agua del abuelo», la Volvic con sabor a manzana que yo tomo contra la gota y a mis nietos les encanta, hasta el punto de que agotan mis reservas cuando vienen de visita. Me lo comería a besos a mi Henri, pero estoy temiendo que su paso por el Kindergarten va a ser algo así como la batalla de Iwo Jima. Pobres parvulistas y pobre Montse.

 

Weiß/Colonia, 3.1.

2:30 am. Irse a dormir con la esperanza de no despertar, ese es el único consuelo que de verdad tiene cierto sentido. Ciertamente.

 

Diny ha contratado a Paul y Oskar para que la ayuden a sacar la alfombra de esterilla en este cuarto mío de trabajo, ya totalmente desgastada por el uso, y sustituirla por una marroquí que nos regalaron y la teníamos en stand by en el garaje. Lo cual trae como consecuencia vaciar el cuarto para poder alzar el mesón sobre el que se encuentran tanto el monitor como este teclado (dos objetos que junto con la compu –debajo de la mesa– tienen una orden mía expresa de no tocar para nada). Y bueno, va a ser una tarea de varias horas, de casi todo el día, siendo harto más difícil devolverle el aspecto actual a mi pocilga que quitárselo.

 

En realidad lo difícil va a ser reacomodar todo lo sacado del cuarto, y a ello vamos a dedicar el fin de semana. Porque quitar la alfombra vieja y tender la nueva lo han hecho Paul y Oskar, bajo la dirección de Diny, en un santiamén. Y desconectar los ocho cables de la compu y volverlos a conectar lo hice yo también sin problemas. El problema, ahora, es todo lo que estaba encima del mesón, los dos sillones anchos de lona y hasta el mismo suelo, y ocupa prácticamente el cuarto de invitados hasta el último cm² visible. Me parece que este güíquén voy a hacer un escrutinio de libros y papeles, a cuyo lado el capítulo VI de Don Quijote parecerá un juego de niños.

 

Buenas noticias por la mañana: Montse vino igual que ayer, después de dejar a Henri llorando como una magdalena en el Kindergarten, pero hoy no hubo necesidad de llamarla enseguida  para pasar a buscarlo, incluso parece que ya tiene un amiguito, Pablo, hijo de portugueses. Y también buenas noticias por la tarde: el Dr. Ruppert me quitó los puntos de sutura, me liberó de la obligación de llevar las medias de compresión (al menos hasta el verano) y me recetó irme a dormir temprano y con un Doxepin como la mejor terapia contra esos amodorramientos diurnos. Me da en la nariz que mi Dr. Ruppert es algún chamán de una tribu aún desconocida del Mato Grosso que está infiltrándose en el entramado social de la sifilización cristiano occidental.

 

Weiß/Colonia, 4.1.

Pobrecito mi Henri. Como la parada del bus más cercana a su Kindergarten es la nuestra él sigue creyendo que Montse nos lo trae a casa, y esta mañana se negaba a seguir camino porque quería venir «bei Opa und Oma [donde el abuelo y la abuela]», pero al final tuvo que ceder. De modo y manera que comenzó el día de su tercer cumpleaños con una derrota en toda la línea. Por la tarde estuvimos con él, pero yo todo el tiempo como ausente, con una especie de honda desazón corporal que no ha desaparecido cuando escribo estas líneas, siendo las 10 pm. No me estoy sintiendo bien. El dolor de la mano izquierda (ya no tanto la muñeca), la modorra, una depresión que me invade pensando en el trabajo que me espera, todo se junta y me tiene como paralizado. En fin, mientras el cuerpo aguante habrá que seguir. Qué asco de vida, carajo.

 

En la tele han pasado un reportaje de hora y ½ dedicado a Andalucía y Cataluña, bastante bien hecho. Sólo la fonética y la Historia sufrieron a veces. Alajár en vez de Alájar y la Peña de Arias de la Montaña en vez de la Peña de Arias Montano me hicieron renegar como de costumbre en estos casos. La remilputa que los recontramilparió, a los redactores responsables.

 

Weiß/Colonia, 5.1.

Desde que alcé el cuerpo de la cama, ayer, tras la siesta, siento ese malestar síquico, que esta mañana a las 7 am alcanzó el nivel del pánico, pensando en la tarea que me restaba y en todo el lastre de mi pasado que, de eso estaba seguro, iría a la basura en la operación de limpieza. Supongo que mucho es sicológico, pero no consigo salir del pozo, ni lo conseguiré, al menos hasta que mi cuarto de trabajo no vuelva a serlo, ahora mismo es todavía un desierto. Desde luego no recobrará su aspecto anterior porque entretanto ya he llenado dos sacas de las grandes, de las de la basura, con revistas, recortes de diario, prospectos, programas de espectáculos, christmas hasta del año 1999 (¡cielo santo!), y aún me queda casi la mitad de la tarea, pero ahora voy a dormir siesta y apenas me levante sigo en el tajo, quiero que esta tarde, incluso si puede ser antes de la cena ya esté todo listo. Entre otras cosas porque el desalojo de mi cuarto de trabajo supuso atestar el de los huéspedes y me da grima ver ese cuarto en el estado en que se encuentra.

 

En el diario de hoy una esquela con el siguiente epitafio: «Unser Leben ist der Fluss, / der sich ins Meer ergießt, / das “Sterben” heißt», es decir, traducido literalmente: «Nuestra vida es el rio / que desagua en el mar / que se llama “morir”». Lo malo es que no aparece firmado por Jorge Manrique, sino por Federico García Lorca. Supongo que se trata de unos mal versos recordados  y citados por la difunta, o por uno de sus familiares, porque en mi colección de epitafios de este género tengo una esquela del 19.9.2007, en este mismo diario, donde aparece la cita correcta en la traducción alemana: «Unsere Leben sind die Flüsse, / die durch die Ebene zum Meer fließen, / wo sie dann sterben», que ya es mucho más jorgemanriqueño: «Nuestras vidas son los ríos / que por el llano corren hacia el mar, / donde luego mueren». Lo curioso es que no van firmados. Con lo cual sigue el ninguneo a Jorge Manrique. ¿Cómo diría él mismo? «Ved de  cuán poco valor / son las cosas tras que andamos / y corremos, / que en este mundo traidor, / aun primero que muramos / las perdamos». Y no digamos ya después de muertos, don Manrique.

 

***********FIN***********

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