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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 2 / 2013

De mi Diario: Semana 2 / 2013


 

Weiß/Colonia, 6.1.

Día prácticamente en blanco destinado a vaciar el cuarto de invitados de la marea negra que le llegó desde el mío. Tres bolsas grandes de la basura he llenado con materiales desechados en  forma de revistas, recortes de diarios, prospectos, folletos, programas de espectáculos, en fin, la Biblia en pasta. Amén de eso, cuatro cartones llenos de libros para el Centro Cervantes de Hamburgo. Pero ahora el cuarto de invitados quedó en estado de revista y este mío de trabajo parece el de Bartleby, porque la verdad es que preferiría no haber hecho lo que hice, sólo que no me podía permitir el lujo que se permite el personaje de Melville. ¿O es de Enrique entretanto?

 

Weiß/Colonia, 7.1.

A Single Man [título traducido al español como Un hombre solo, Sólo un hombre y Un hombre soltero, o sea, mal las tres veces] está basada en un relato de Christopher Isherwood y es una de las pelis de Colin Firth que más me gusta. Dice Milan Paulovič, en su microrreseña del magazín del diario, que es el primer gran papel de CF, pero se le olvidó añadir “en el cine”, porque para la pequeña pantalla ya contaba en su haber con el Mr. Darcy de la serie Pride & Prejudice, de la BBC, en 1995. Y un detalle que me gusta mucho de A Single Man es cuando el profe Falconer dispone sobre la mesa su legado al mundo, antes de suicidarse, y además la camisa y la corbata con que deben amortajarlo, añadiendo de su puño y letra que a la corbata deberá hacérsele un nudo Windsor. Inevitablemente, ello me recuerda mi cuento con ese título. Y a mi padre.

 

Leo en el diario que Weiß es el barrio de Colonia con mayor número de Reyes Magos infantiles, nada menos que 114. Tres niños disfrazados de Melchor, Gaspar [que en el antiguo alemán se escribía Caspar] y Baltasar, recorren los hogares de este país, llamando al timbre de cada puerta, y cantan un villancico de Reyes, pidiendo al terminar el óbolo de los habitantes de la casa. Es siempre para una buena obra destinada a otros niños: abandonados, enfermos del sida, o en el caso de Weiß, para una escuela en Haití (¡12.000 € han recaudado, este año de crisis!)  Al irse, dejan escrito con tiza, en el dintel de la puerta, un mensaje cifrado: 20*C+M+B+13, lo cual significa que por acá pasaron los tres Reyes Magos y fueron bien atendidos. Literalmente incluye las dos primeras cifras del año en curso, una estrella (por la que condujo a los Magos hasta Belén), las iniciales de los tres magos monarcas, y las dos últimas cifras del año. Y las iniciales van en ese orden porque remiten al deseo “Christus Mansionem Benedicat” (Cristo bendiga esta casa). El año pasado, de los Reyes que llamaron a nuestra puerta dos eran niñas.

 

Empecé hoy, a las 2:45 pm a cumplir la promesa que le hice a Diny la medianoche del 31.12. al 1°.1.: pedalear 10’ diarios en la bici fija. Pero hasta Diny misma me recomendó, e hizo bien, que no empezara por los 10’, sino sólo 5’, e ir subiendo poco a poco la cuota conforme el cuerpo se me fuese acostumbrando, de nuevo, al dócil lomo de mi Kate, pobretica mía, qué abandonadita la he tenío to este tiempo, y ella tan calladica, esperándome siempre, qué güena es

 

Weiß/Colonia, 8.1.

Cuando el diablo no sabe qué hacer, mata moscas con el rabo. Eso decía la abuela Remedios, que era una sabia. Y hoy, de repente, se me ocurrió, ¿qué tal un concurso para premiar un tuit donde figuren las 30 letras del alfabeto (incluidas la ch, la ll y la rr)? Porque 30 letras son 30 letras y se “comen” más de la quinta parte de 140 caracteres, así es que el margen de maniobra resulta muy reducido, pero ¿por qué no intentarlo?  Y finalmente pergeño este tuit: «No se queje, le lleno el vaso de whisky (o kirsch) mientras goza con una frase donde concurren las 30 letras del alfabeto excepto la ñ». Con ese remate, tras los puntos suspensivos, que es como una media verónica de Juan  Belmonte, ciñéndose la capa al cuerpo y refregándose con el toro al salir de su embestida. Ole. (Y bueno, si se me murieron las dos abuelas, alguien me tiene que jalear, y quién mejor que yo mismo, que estoy tan a la mano).

 

Me va mejorando el ánimo, los ánimos, pero es a costa de un gran esfuerzo mental en el que a lo peor hasta me hago daño sin querer. Hoy me levanté a las 8:28 am, y he tenido que descansar entre las 11 y las 12 am, y luego de 3:15 a 5 pm, y más tarde, hace un rato, de 8:15 a 9:15 pm, o sea, uno se puede dar cuenta, por ese cronograma, de que estoy al cabo de mis fuerzas. Pero al menos me he duchado venciendo mi temor pánico a un resbalón en la tina, comí con Carlitos –y con buen apetito– en La Modicana, y luego he pedaleado casi 10’ montado en la Kate, antes de la siesta. Datos que son todos positivos, pero que me comen fuerza porque me los impongo, es un puro esfuerzo de la voluntad. Y al escribirlo pienso en el título de un libro que se cuenta entre mis lecturas predilectas, y lo parafraseo: Ricardo como voluntad y como representación.

 

Weiß/Colonia, 9.11.

Anoche, al ir a dormir, miré el reloj digital en la mesita de noche de Diny, que en ese preciso instante pasó a señalar las 2:22 y me sonreí y conté mentalmente hasta 22, como si en el display fuese a aparecer el guarismo 2:22:22, pero sí que lo imaginé porque esa sucesión me recordó un verso escondido en algún rincón de mi memoria, un alejandrino de Albert Samain: «huye toda la fila solemne de los patos», que me parece recordar fue traducido por Pedro Salinas.

 

Estuve recordando lo más lindo de la banda sonora de Morricone, en Two Mules for Sister Sara, y es que la melodía de fondo cuenta con un leit motiv cada vez que don Ennio se inspira para insertar (con un guiño pícaro) una cita de canto gregoriano tomado del Padrenuestro: «et ne nos inducas in tentationem» y la inspiración, casi siempre, le llega a don Ennio cuando la cámara toma de espaldas a Shirley McLaine, amazona sin par en su borrico: «Platero & I», diría ella.

 

Me dice Lillián que ella no recuerda que la llevásemos a comer a La Modicana y le contesto que cuando ella pasó la última vez por acá, en 1995, La Modicana recién acababa de abrirse y Diny & yo la visitábamos de vez en cuando, pero no era «nuestro» local. Pasó a serlo allá por el 2005: «Cuando me jubilé el 31.12.1999, y Carlitos poco después, tomamos la costumbre de reunirnos una vez en semana para almorzar juntos. Empezamos yendo a Las Palmas, un restaurante de un matrimonio gallego que, a los dos o tres años, regresaron a España pa no volver. Entonces mudamos nuestros almuerzos a la Trattoria Toscana, en el sur de la ciudad, y donde se cocinaba la mejor pasta de la zona, pero a los dos años dejamos de ir porque la patrona del restaurante tuvo que abandonar el negocio al vencérsele su contrato de alquiler, y el nuevo patrón no nos gustó, ni siquiera conservando a la misma cocinera. Durante un par de meses nos reunimos entonces todos los martes en Da Siro, un italiano en la misma calle donde vive Carlitos; era de un matrimonio de judíos italianos con los que daba realmente gusto tratar, pero estaban por jubilarse y regresar a Italia. Y en esas, una noche fuimos al cine Diny y yo con un matrimonio amigo, Petra y Achim, que viven en nuestra misma calle, en la última casa, ya a la orilla del Rhin. Y al regresar del cine veníamos con hambre y Achim propuso comer en La Modicana. Ya el dueño había muerto, y desde hacía años yo no había pisado el local. Ahora lo regentaba su viuda, la signora Giuseppina, y yo encargué esa noche spaghetti frutti di mare, y al día siguiente, tempranito en la mañana, estaba yo llamando a Carlitos y diciéndole «Fumata bianca! Habemus Pasta!» Y desde entonces es «nuestro local» (son ya casi siete años, si no más)».

 

Weiß/Colonia, 10.11.

Voy a anotar un tuit que se me ha ocurrido y miro por casualidad el reloj de la compu, ¡y otra vez las 11:11!, ¡esta hora me persigue como una maldición gitana!

 

Como ahora tengo bastante ordenado y a la mano todo el maremágnum de papeles y volúmenes en este cuarto, abro mi archivo de citas de libros, que empecé allá por 1955, en fichas escritas a mano (¡qué buenísima letra tenía, carajo!) y más tarde a máquina (y en base a las fichas podrían datarse las distintas máquinas de escribir que he tenido), pero luego, al venir a Alemania, dejé de seguir esa práctica. Busco la S de Samain y encuentro la ficha, mi memoria no me engañaba, la traducción es de Salinas y el poema tan hermoso hoy como cuando lo copié hace 50 años:

                              Myrtilo y Palemona, los niños preferidos
                              por los pastores, juegan en los prados floridos,
                              y ante sus correrías, y ante sus arrebatos
                              huye toda la fila solemne de los patos.
                              Como gana Myrtilo el laurel en el juego,
                              a Palemona estrecha en sus brazos de fuego.
                              Pero tiembla al sentir tras la tela, escondidas,
                              palpitar unas cálidas formas desconocidas.
                              Y como un dulce fruto entre sus dedos rudos
                              brotan bellos y núbiles los dos senos desnudos.
                              Cesa el juego; su pecho un gran misterio siente,
                              y acaricia, acaricia los senos dulcemente. 

 

Weiß/Colonia, 11.1.

Han terminado de pasar hoy la nueva serie de las 7:30 pm en el canal Arte. Esta vez han sido cinco capítulos dedicados a otros tantos mundos portuarios: Cádiz, Homer (en Alaska), Punta del Este, Longyearbyen (en Noruega) y La Rochelle. Admirable la serie, ante todo por haberle sabido dar centros de gravedad temáticos a cada uno de estos puertos. Lo que no me acaba de convencer, ni en esta serie ni en bastantes más de los últimos tiempos, es algo que parece ser una especie de tic de los documentalistas; esa manía estúpida de congelar las fotos de aquellas personas a las que se está entrevistando, haciéndolas posar inmóviles y con cara de pose, que es como asestarle una puñalada trapera al último sentido digno de cualquier documental: reflejar la vida, no retratarla.

 

Weiß/Colonia, 12.1.

Hoy hace 50 años que murió Ramón. Le he dedicado un # especial de mi Twitter’s Digest, con quince greguerías antológicas, y también varios homenajes en algunas de mis cuentas nodrizas, como yo las llamo. Entre ellas, la de mi muy querida y admirada corporación Otraparte:

Otraparte ‏@otraparte
Ricardo Bada: Desde siempre me ha llamado la atención que ninguno de los tres grandes Ramones de la literatura española fue académico. ↓
Ni Valle–Inclán, ni JRJ, ni Ramón (Gómez de la Serna) a secas. Y sí lo fue un Ramón menor: Pérez de Ayala. Eso explicaría muchas cosas.

 Y hoy, curiosamente, el cartero le ha traído a Paul (que ya estudia el primer año de español en  su bachillerato) el volumen bilingüe de las Greguerías que encontré en ZVAB, el equivalente alemán de www.iberlibro.com. Sólo que yo lo compré porque el catálogo lo reseñaba como si viniera acompañado de un CD-ROM, lo que parece que no es el caso, según me dice Paul, que ha llamado para agradecerme este regalo inesperado. Toca reclamar el lunes a la librería, ahora ya es demasiado tarde para hacerlo en un día sábado.

 

Invito a Diny a almorzar, ya sea en el chino de Rodenkirchen o en el italiano a la orilla del Rhin (La Modicana cierra los sábados al mediodía), y Diny se decanta por la segunda posibilidad.  Estoy seguro de que lo hizo por intuición, porque en efecto, en el menú del día aparece uno de sus platos italianos predilectos, el hígado a la veneciana, que es una golosina para paladares tan refinados como el suyo. Y al regreso, aunque tan sólo fueron cuatro paradas con el 131, tenemos que compartir el bus con los primeros carnavalistas disfrazados que nos han tocado en suerte (¡suerte!) este año. Al llegar a casa miro el calendario, y sí, este año el carnaval llega temprano, el día de mi santo, el 7 de febrero, san Ricardo, rey, ya es el Jueves de Comadres. Nos quedan 32 interminables días carnestoléndicos hasta el liberador Miércoles de Ceniza. Alabado sea el santísimo sacramento del altar, como diría mi sabia abuela Remedios.

 

Andando el tiempo, entre Lillián, José Luis y yo hemos trenzado un diálogo transoceánico de emails que es como si estuviésemos de tertulia alrededor de una mesa, en un rincón de la pecera del Círculo de Bellas Artes, en Madrid, con nuestros buenos gintonics o riojas por delante, y el runrún de la colmena alrededor. Hoy me ha escrito José Luis que ha leído en El País Cultural un artículo de María Kodama, gracias al cual se enteró «de que Bioy deja mal a Borges en su diario. La verdad es que ni siquiera sabía del diario de Bioy. Esto te da una idea del agujero en que vivimos, cosa que ya ha remachado Lillián, pero que nunca lamentaremos lo suficiente». A lo cual le contesto: «Te diré que del más que voluminoso volumen con los diarios de Bioy (más de 1.600 páginas) llevo leído aprox. un tercio, y no sé si lo seguiré leyendo, o bien nada más que a pequeñas diócesis. Porque no es que Bioy deje mal a Borges en su diario, es que quedan los dos como el culo. Ahora bien, como fuente para conocer lo que realmente pensaban acerca de muchos autores y muchas obras, lo que pensaban de verdad y no publicaban, como fuente para ese fin, es verdaderamente impagable. Y lo que pasa es que a la Kodama le debe estar royendo el alma el hecho de que un material tan bueno y tan rentable sólo le esté devengando royalties a los herederos de Bioy. No hay más que decir al respecto».

 

***********FIN***********

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