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Mientras tantoRevista circense

Revista circense


 

Anda el país revuelto. Ruido de sables, poderes tácticos enfrentados, Rajoy amenazado, muchos interrogantes en torno a posibles conspiraciones y conspiradores y una certeza: un enfrentamiento mediático no disimulado.

 

Ayer lo tuiteaba Gonzalo Suárez:

 

 

 

 

Martín Bianchi tiraba de ciencia política:

 

 

 

 

Se referían ambos al incidente ocurrido entre colegas en una rueda de prensa en la que Rajoy insistió en que no tiene nada que ver con Bárcenas. Ahora es cuando yo debería explicar la polémica entre periodistas y el caso Bárcenas. Pero como hoy quiero hacer una revista de prensa me limitaré a remitir a esta información de El País sobre la dichosa pregunta al presidente del Gobierno y la versión de ABC. Y esta información de José Antonio Hernández sobre las implicaciones judiciales del asunto.

 

Como decía, lo que sigue es una revista de prensa. Pongo el foco en las columnas, donde se dan muchas pistas de todo lo que se viene publicando en las últimas semanas. Ahí está el juego (y el circo). Son tres o cuatro las firmas que leo con asiduidad, pero hoy he perdido algo más de tiempo con las columnas. No las he leído todas, eso sí, ni tampoco de todos los periódicos. Los elegidos son La Vanguardia, ABC, El Mundo y El País, que son los diarios que suelo leer, ojear y hojear.

 

La Vanguardia

 

 

Dice en su editorial:

 

No se puede poner en duda la credibilidad del presidente del Gobierno por declaraciones, de momento sin pruebas, de un acusado que ayer mismo volvió a ocupar su celda en la prisión de Soto del Real. Pero la política exige que se den explicaciones a unos ciudadanos que contemplan atónitos los últimos acontecimientos, explicaciones que siempre es recomendable que se produzcan en el marco del Parlamento.

 

Enric Juliana (El compañero Greganti), que lleva una semana entera publicando una columna diaria, lo que no suele ser habitual en él:

 

Bárcenas lanza una acusación tremenda, cuya verificación exige una investigación difícil de llevar a cabo, casi imposible, si no hay papeles y testigos. E intenta provocar el máximo desgaste del presidente. El preso de Soto de Real canta una partitura en la que nunca aparece el nombre de José María Aznar, presidente del PP entre 1990 y el 2004 y tenaz poder fáctico de la derecha.

 

José Antonio Zarzalejos, en ‘El órdago fallido de Bárcenas’:

 

El Gobierno y el PP no salen indemnes. Porque una cosa es la certeza judicial y otra el juicio de la calle. Y este no le es en absoluto favorable. Los populares han dado un recital de incompetencia en todos los sentidos, en el político, en el parlamentario y en el comunicacional. Pero Rajoy ha nacido de pie: la oposición socialista –miedosa, precipitada y sobreactuada– no es mucho mejor. En esa mediocridad, la opinión pública parece dispuesta a continuar con las medianías que nos gobiernan antes que con las que aspiran a hacerlo

 

El País

 

 

No he podido leer el periódico en papel. Sólo lo que publican en su versión digital, así que seguramente me esté saltando algo interesante. Su editorial se titula ‘Explicación pendiente‘, que diría Rubalcaba:

 

El jefe del Gobierno busca instalarse en la idea de la resistencia, de ir ganando semanas o meses de vida política a base de aplazar los problemas. Es un método inútil para responder a la gravedad de las sospechas que han calado entre la ciudadanía.

 

Milagros Pérez Oliva, en su blog (supongo que no ha salido en papel): 

 

Estamos asistiendo al más fenomenal intento de manipulación observado desde los atentados del 11M, con los mismos protagonistas y el mismo propósito: engañar a la ciudadanía para defenderse o para obtener ventajas políticas.

 

José María Izquierdo (‘La descomunal indecencia del silencio‘), que ha cerrado su ‘ojo izquierdo’:

 

Es inexplicable, pues, que el señor presidente no haya comparecido en televisiones públicas —hay muchas— y en hora de máxima audiencia. Pido humildemente su perdón, debería decir en un plano frontal, vamos a devolver a la sociedad todos y cada uno de los euros que se ha llevado Luis Bárcenas, ese señor que convivía con nosotros en la misma casa, puerta con puerta, reunión tras reunión, café tras café, y al que hicimos ni más ni menos que senador, otro sueldo para la buchaca.

 

El Mundo

 

 

Editorial:

 

La situación es de tal gravedad que requeriría mucho más que el simulacro de responder a dos serviciales preguntas con respuestas redactadas de antemano, alterando además las reglas pactadas con la prensa para que no pudiera intervenir la representante de El Mundo.

 

Arcadi Espada, desde su atalaya:

 

Da mucho aliporí oír en la pregunta de un periodista la respuesta de su interlocutor. Aquel gran momento del periodista Gabilondo preguntándole a Felipe González si organizó el Gal, ¿eh que no? O este de ayer del periodista Calleja preguntándole al presidente qué le parece el chantaje de Bárcenas, yo lo veo feo.

 

Casimiro García-Abadillo, ‘Apaños y montajes’:

 

Si el presidente del Gobierno quiere que los ciudadanos sigan pensando que es una persona digna de ocupar ese cargo, no puede ampararse en el silencio (o las preguntas pactadas). Tiene que dar explicaciones en el Congreso.

 

Lucía Méndez, después escribir un discurso propio de Aaron Sorkin, pone al guionista como ejemplo. Pero la política no es ficción, añado yo:

 

Este guión nunca lo firmaría Pedro Arriola. Más bien podría ser de Aaron Sorkin, aquel que en sus series consigue que nos encandile la política y el periodismo. Quizá sea una pretensión ingenua y naíf, pero juro que también lo firmarían algunos vecinos de mi barrio que han votado siempre al PP con los ojos cerrados. La gente está esperando como agua de mayo un rapto de dignidad, un instante de claridad, un rayo de esperanza.

 

ABC

 


 

En su editorial, afirma que no cree «ni al chantajista ni a su altavoz»:

 

Despreciando la libre voluntad de los españoles, que en noviembre del 2011 depositaron su confianza en el PP con una histórica mayoría absoluta, el ensañamiento de estos medios con el proyecto de Rajoy llegó al ridículo de que hace justo un año daban por hecho el rescate de España, y hasta lo jaleaban. Los profetas de aquel rescate, que se ha quedado en nada, son los mismos que, fracasado su intento de derribo por la vía económica, dan pábulo ahora al chantaje de Bárcenas y su nuevo cómplice, Ramírez.

 

Ramón Pérez-Maura, ‘La gacetilla de Ramírez’:

 

Hablar del diario “El Mundo” es lo mismo que hablar de Ramírez. Porque un diario que no ha podido tener más que un solo director en casi 24 años de vida a caballo entre el siglo XX y el XXI, no es un medio de comunicación, es una gacetilla personal. Gacetilla afecta a las filias y fobias de quien consigue que ni los propietarios del medio sean capaces de ejercer la autoridad que les da poseer más del 90 por ciento del capital. Algo inverosímil y de lo que Ramírez se enorgullece. En esas circunstancias y con graves problemas para encontrar la viabilidad de su medio y su grupo en el que ya no creen ni sus propietarios, Ramírez ha intentado a la desesperada demostrar que él puede poner y quitar un presidente del Gobierno por el procedimiento del chantaje. Y como parte de ese chantaje descalifica a todos los medios que no entramos a su juego, que no le seguimos dócilmente. Y es que quien Gobierna una redacción haciendo que el planeta gire en torno a su persona e impone a los suyos cierto tipo de disciplina, no puede imaginar que existan otros medios en los que de verdad trabajamos en libertad. Ánimo, Ramírez, siga usted insultando mientras los problemas que asolan a su gacetilla personal le ponen tan nervioso. Otros procuramos seguir averiguando la verdad sin aliarnos con el delincuente.

 

David Gistau:

 

Los personajes supuestamente churchillianos que iban a vérselas con desafíos de envergadura histórica han sido desbaratados por una trama originada en la cara B del PP, en ese lado oculto de la Luna que nadie en un partido desea que se vuelva visible desde la Tierra. Cospedal gritó un sálvese quien pueda sin espacio en los botes para tanto náufrago. Rajoy tiene la parálisis del conejo deslumbrado por las luces del coche que lo va a atropellar, e hizo una apuesta con su honorabilidad que no resiste su medrosa incapacidad de romper intimidades con Bárcenas. Tal es el vértigo, que políticos de los que tengo un buen concepto han tratado de acogerse a sagrado incluso en Miguel Ángel Blanco, cuando el concejal asesinado, si de verdad hubiera que meterlo en esta fea historia de podredumbre, sería como agravante moral en la traición a todo cuanto un partido que prolonga a millones de españoles pretendió ser. Ya lo escribí una vez y lo repito. Lo peor de lo que está pasando no es que al PP le roba lo que es y lo que podría haber sido. Es que le roba hasta lo que fue.

 

Ignacio Camacho para terminar:

 

En esta rara operación de acoso funciona una alianza sobrevenida de factores heterogéneos. Hay medios de comunicación, empresarios decepcionados, conspiradores de aluvión y quizá algunos elementos del propio PP o de sus aledaños que al menos están marcando a la jauría la pista de la presa. La oposición va por detrás; tanto que no acaba de saber cómo manejar el inesperado regalo. La estrategia de caza consiste en ejercer sobre la pieza una doble presión; por una parte el tiroteo político y mediático de desgaste, con filtraciones dosificadas —la mayoría sin relevancia penal pero de gran poder abrasivo—, y por la otra la judicialización del escándalo a cargo del propio Bárcenas y su nuevo abogado.

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