Talán en el morado de la flor, que es como el de la túnica de congregante desgastada por el uso. Será su mortaja. ¿Cómo suenan las campanas cuando por badajo tienen un pistilo y sus estambres? Talán desde la colegiata del Sar y sus bombas de palenque como despertador por la Asunción y San Roque. Talán de la Vera Cruz salmantina desde la espadaña al anochecer el Lunes Santo para que comience la procesión. Talán de los que horadan oídos –como el ruido de mi nevera o el cargador del móvil cuando, de madrugada, repone la batería– para los que intentan enfangar la tragedia de Angrois y los que quieren eludir responsabilidades. Talán por Orense, que de a poco a poco lleva una semana ardiendo. Talán porque en pocos meses seré tío por primera vez. Y será una niña. El primer nacimiento en dos décadas en la familia. Bienvenida. Talán, talán, talán. Y talán por Laura Marta, capaz de posarse sobre alguno de los pétalos sin que podamos percibirlo. Talán en las últimas catorce palabras para el que haya llegado hasta aquí. Talán.