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Mientras tantoCrónica de una visita a una sala de teatro unos días antes...

Crónica de una visita a una sala de teatro unos días antes de un estreno


Empujo un poco la puerta de La Belloch Teatro (o «Espacio de Investigación y Creación escénica La Belloch», inaugurado en abril de 2013, y del que hablaremos próximamente en El gallinero) y escucho «Adelante, bienvenido», de boca de Carolina África y Almudena Mestre, dos de las socias del local y también actrices de Verano en diciembre, que se estrena el sábado 19 de octubre. Carolina, además, es la autora y directora del montaje, y por este texto recibió el Premio Calderón de la Barca en el año 2012. 

Verano en diciembre

Nos sentamos a la mesa con un delicioso café y hablamos de la trayectoria de la compañía, de la historia del local, y de Verano en diciembre, la tercera obra estrenada de Carolina África, tras La penúltima y Loca. Resulta que fue escrita en Argentina, gracias a una beca del Ministerio de Cultura para la ampliación de enseñanzas artísticas en el extranjero. Con esta beca la autora, actriz y directora pudo aunar cursos de interpretación (entre ellos uno con Claudio Tolcachir, que prologa el libro) con cursos de dramaturgia. Y desde aquel lejano continente, Carolina recordó a sus padres, abuelas, hermanas… «Al principio pensaba en cómo mi familia vería esto, ya que si partía de sus problemas, y los estiraba, se podrían ofender, pero no, al contrario, han tenido una respuesta maravillosa», afirma Carolina. Además, según confiesan, el público que asiste a las funciones se ve identificado con lo que ocurre en escena, e incluso alguno queda tan impactado por haber asistido al desarrollo de los mismos conflictos que suceden en su propia familia, que apenas puede articular palabra al finalizar la función.

«Verano en diciembre también tiene algo de eso de los maravillosos anuncios de Navidad, ese mundo ideal en que las familias se quieren muchísimo, y todos son capaces de ver lo que le falta al otro para ser feliz, pero absolutamente incapaces de verse a ellos mismos», continúa Carolina. El nexo que une a las mujeres de la obra es la abuela Martina, en la que se funden las dos abuelas de la autora (en concreto «Martina» es el nombre de la hermana de una de ellas.)

Lola Cordón y Carolina África en una escena de la obra.

En un principio Carolina quería participar como actriz y no dirigir el montaje, así que le propuso la dirección a dos amigos, a Lautaro Perotti, de la compañía Timbre4, y a Mikele Urroz. Pero ellos, a juzgar por las numerosas marcas de dirección de las acotaciones, pensaron que tenía tan clara la obra en la cabeza, que la debería dirigir ella misma. Y así la compañía comenzó los ensayos. «Se lo agradezco muchísimo, la verdad, porque me hicieron ver que era capaz de sacarlo adelante yo misma», cuenta Carolina, y confiesa que no se arrepiente de haberse encargado de la  dirección de su texto. «Carol es muy buena directora porque no es nada castrante para los actores y además genera un clima de paciencia y escucha, teniendo también las ideas muy claras», comenta Almudena al hilo de este tema. Y enseguida reflexiona Carol en voz alta: «Si le impongo algo al actor y éste no está cómodo, no lo va a hacer bien. Cuando el actor no ve o no entiende lo que le pide el director, es  contraproducente, porque no solamente no lo va a hacer, sino que no va a salir de ahí ni lo que quiere el director ni lo que quiere el actor. La dirección tiene que ser un pacto en que le des las herramientas al actor para que llegue a hacer lo que tú quieres, pero sin desechar sus propuestas, que pueden llevarte a lugares a los que nunca habías pensado que podías llegar con el texto.» (Debo admitir que estos momentos de reflexiones y confesiones alrededor de una mesa fueron fascinantes.) Y sobre la dirección de la actriz que interpreta ahora a la abuela, afirma también Carolina: «Si hubiera tenido que explicarle a Lola el cómo hacer ciertas cosas, no hubiera podido, ella tiene una verdad que da cien mil vueltas a todas las escuelas que existen. Lola es un animal escénico.»

Escena de Verano en diciembre

Los ensayos de Verano en diciembre comenzaron con una abuela Martina interpretada por Carmen Belloch, a la cual se refieren como «una actriz brutal «, y que falleció en primavera de este año. Pero de ella siempre quedará la impronta en el local que ahora lleva su nombre, y al cual regaló una planta poco antes de marcharse. Y confirmo que allí sigue esa alta y elegante planta, adornada con la bandera republicana, presidiendo la sala desde un lateral; corren rumores de que si la planta no está de acuerdo con algo de lo que sucede en el local, es capaz incluso de manifestarse. Me siguen contando cómo otra veterana de la escena, Lola Cordón, empezó a ensayar el papel de la abuela a partir del verano, y cómo aprenden día a día con ella, y cómo la admiran. El resto de actrices son: Pilar Manso, Virginia Frutos, Almudena Mestre y la propia Carolina África. La ayudante de dirección es el cuarto pilar de La Belloch Teatro (junto a Carolina, Almudena, y Virginia): Laura González Cortón.

Este pedazo de realidad del universo femenino, plagado de humor, ternura, dolor, secretos, etc., que así es como definen ellas Verano en diciembre, se puede ver hasta el domingo 27 (y quizá se prorrogue) en La Belloch Teatro, c/ Peñuelas 61, de Madrid, y las reservas se pueden y se deben hacer al mail labellochteatro@gmail.com.

Tras hablar largo y tendido sobre la obra y sobre el teatro, salí de allí directo a escribir esta crónica, y de camino recordé otra frase de Carolina sobre la escritura: «Cuando escribo, los personajes me poseen, empiezan a cobrar vida propia». Y me imaginé a esos personajes de Verano en diciembre, cobrando vida cada sábado y domingo durante muchos meses, quizá hasta el verano, o tal vez más allá.

Carolina África en La Belloch Teatro

@nico_guau

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