He subido al estrado para reflexionar por escrito sobre cuestiones de la vida y los culos de los guineanos, a raíz de observaciones personales, reforzadas por testimonios recientes de cierto partido de la oposición.
Leyendo el día a día de la Guinea Ecuatorial, y «desde dentro», como eufemísticamente se ha dado en llamar a esto de poder ser víctima directa de los atropellos de la dictadura de Obiang, nos convencimos de que los diversos actores políticos marginados por la represión de la dictadura se convencieron también de que era imposible hacer el bien, llevar una vida sujeta a la ley, si se rinde cuentas a cualquier organismo oficial de este país. Y con nosotros se han convencido igualmente de que aquí, y sobre todo en las asentamientos humanos alejados de Malabo y de Bata, siempre se ha votado de espaldas a cualquiera ley, política o humana, de manera que en los pueblos de Guinea los que han votado a la oposición son descubiertos, delatados y luego marginados para lo que queda de su vida hasta que se arrepientan.
Nosotros siempre creímos que la situación de guineana no admitía que se diera rodeos políticos o electorales, sino que tenía que ser una acción intensiva, diseñada y llevada a cabo por un grandísimo equipo multidisciplinar, nunca creímos nada de ensayos políticos ni farsas electorales. Esto hay que dedicarle el mayor esfuerzo del mundo para arreglarlo, y si no, sucumbimos, y sobre nuestra tumba una cruz, o una vida de penalidades, exclusión, hambre y desesperación. Esto era lo que veíamos, pero vemos que todos los que saben decir cosas, los políticos de aquí y del exilio, a través de partidos políticos y las muchas plataformas y coaliciones que hemos creado por ahí, ven que esto se soluciona con el tiempo, y fue la manera en que un asunto que requería una atención masiva está adormeciendo ante el insomnio doloroso de todos, encomendados al azar. Será el destino el que arregle esto, piensan.
O sea, los sabios en esto dicen que esto hay que tomarlo con calma, que poco a poco irá calando la nada que estamos creando y nos libraremos de esta dictadura. Bien, las observaciones y los testimonios hechos públicos por los que más saben de esto nos hacen creer que es una muestra de sabiduría política saber aguantar. Ya esto lo resuelve el destino. Pero allá, en todos los pueblos, en Annobón, y también en el Nsork metido, hay cientos de personas que pasan penalidades porque en más de una ocasión, y durante las elecciones, eligieron una papeleta distinta a la recomendada por el comisario de policía, y desde aquella fecha fueron señaladas. Y sabemos que en Guinea, y aunque la misma ONU o la Agencia Mundial de Salvación de los Negros abrieran una oficina de empleo en cualquier pueblo apartado, no encontrarían trabajo en la misma los que persistieran en coger la papeleta de un partido opositor serio.
Entonces llegamos aquí y decimos que toda vez que los partidos se han dado cuenta de esta realidad, de que, ideologías aparte, sus acólitos se mueren de miseria en los rincones remotos de toda Guinea, y teniendo en cuenta su convicción de que jugando a democracia de sufragio abierto esto va para largo, y ni siquiera Dios ayuda, tienen que crear un plan para salvar el culo a los que todavía desafían el destino impuesto por miles de caraduras del mundo entero. Es decir, aparte de lo que creían que era la política, los partidos de Guinea Ecuatorial tienen que salvar la vida de los que todavía, y en los sitios remotos, se resisten a festejar la dación de comida del partido en el poder. El que esto escribe entiende que no hay ninguna razón para seguir siendo machacados, literal, con piernas quebradas e imposibilidades de tener un empleo por militar en la oposición. Y porque no tienen otra vida que esta que tienen.
Si persisten en la idea de que hay que aguantar, los partidos tienen que convertirse en proveedores de vida, tan literal que la mención del culo es para resaltar unos aspectos ineludibles por hombres y mujeres. Y es que nada justifica el machaque al que están siendo sometidos los que no votan al PDGE en cada farsa montada por los que mandan, seguida por otros que se han abonado a la esperanza de que el tiempo lo resolverá de manera drástica, guadaña incluida. No dejarse matar, y en las dramáticas circunstancias como la guineana, es la actitud más ajustada al sentido común que pueden adoptar, toda vez que la razón por la que se afiliaron a un partido se debe, más que a cuestiones ideológicas, a la necesidad, fundada en la esperanza, de una vida mejor. La democracia difícilmente se puede alcanzar con hombres y mujeres viviendo en la miseria. Esto es, poco pueden aportar en esta lucha los marginados en los festines de Obiang. Y este es un punto en el que tienen que reflexionar los responsables de los partidos de la oposición.
Cuando se lea esto con ligereza se dirá que el autor ha dicho que la solución para Guinea es que todos se pasen al partido de la familia Obiang, donde el padre, su mujer Constancia y el hijo tienen cargos relevantes. Pero en la situación actual, y con la actitud que han adoptado como estrategia, ninguna hija de algún opositor, pequeña o en edad de desear, se libra de los requerimientos libidinosos de los que ejercen el poder en las provincias remotas. Esto es, y para infligir un daño a los opositores, estos culos descarriados son precisamente los más apetecidos por los salvajes que están viviendo sobre el cuello de sus ciudadanos en las provincias, donde nadie se atreve a abrir la boca para llevarles la contraria, so pena de un machaque atroz. De ellos sobran testimonios.
Lo más probable es que los que guineanos, y los ciudadanos que tienen partidos, no se creyeran que esto iba a ser tan difícil. Casi son 25 de nada, vociferando por los crímenes que comete un régimen insalvable. Espero que este largo tiempo en este sofocante desierto nos salve del desmayo cuando destapemos esto y veamos en qué estuvimos metido: nos vamos a caer de culo.
Malabo, 6 de febrero de 2014