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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 6 / 2014

De mi Diario: Semana 6 / 2014


 

Weiß/Colonia, 2.2.

0:15 am: Termino de ver What’s Eating Gilbert Grape? y no sin cierta sorpresa constato que esta es, recién, mi segunda peli de Leonardo di Caprio. La otra es Revolutionary Road, que la vi con Diny en el Odeon, y a la que fuimos por Kate Winslet, no por él. Creo que voy a tener que comprarme un par de DVDs con pelis suyas. No la del Titanic, claro está, tales “cosas” no son de las que me gusta ver. Pero con toda seguridad The Aviator y J. Edgar.

 

Vamos a la inauguración de la exposición de Chico, en el centro de Colonia, y cuando el tranvía llega a la parada Marienburg, a la orilla del río, descubrimos un hormiguero humano que inunda la costanera del Rhin hasta que dejamos la orilla en la parada Ubierring, pero luego continúa, ahora se trata de hormigueros en el barrio, pareciera como si toda la ciudad se hubiese echado a la calle, a tomar el sol tibio de este domingo otoñal en febrero. El alemán es un pueblo heliófilo.

 

En la exposición de Chico nos quedamos el tiempo necesario para testimoniar que acudimos a la inauguración, pero hay tanta gente y la galería es tan chica (más pequeña que nuestra sala) que al poco rato empiezo a sentir claustrofobia. Además he venido acá con la desilusión de no hacerlo con Henri, que se ha puesto enfermo y se quedó en casa, con el papá: ellos nos iban a traer, con Montse, en el auto. Montse, acompañada de Paul, también ha tenido que venir en el tranvía, y se ha ido incluso antes que nosotros. De todos modos pienso volver para ver con tranquilidad los nuevos cuadros y objetos, muchos de los cuales no conocía. Estoy orgulloso de que Chico siga en sus trece por lo que toca al arte, aunque sólo pueda dedicarle sus pocos ratos libres. Resulta muy sintomático de su persona el texto con el que presenta su exposición: «El pintor y artista gráfico español Ricardo Bada Hansen nació la Nochevieja del 68 en Doetinchem/Países Bajos. Con una madre neerlandesa, un padre español y dos hermanas, creció en el sur de Colonia. Hoy vive y pinta en el barrio de Braunsfeld. Formalmente, el arte lo puede entender cualquiera. En último término, el criterio más importante es si una obra de arte provoca una reacción. Si no, se pasará delante de ella sin prestarle atención. Pero si atrapa esta, en el caso ideal puede saltar una chispa de poesía». Es Chico, autodefiniéndose con sus raíces, su tronco y sus flores. Lo único que no me queda completamente claro es si nosotros, la madre y el padre, crecimos con él.

 

Weiß/Colonia, 3.2.

1:00 am: Me entero por la cuenta Twitter de Nosferatucita: también continúa la secuela de muertes, ahora le tocó a Philip Seymour Hoffman, a sus nada más que 46 años. Paradójicamente –porque la mente humana es impredecible– pienso en el poema de Annuchka que releí ayer: «Vida: acoge a esta criatura / que cabe en un durazno. / Yo te nombro en su nombre su madrina. / Alzo por ti mi vientre. / Vida: abre los brazos». Pero la muerte no se queda de brazos cruzados, también sabe abrir los suyos.

 

Voy a Rodenkirchen para un par de gestiones en el Banco, despachar correo quelonio y hacer unas compras. Al regresar, llega el bus 130 de bote en bote, es la hora de salida de la escuela y este ha pasado por el Gymnasium de Bayenthalgürtel. Logro pararme justo en un rincón de la plataforma central, agarrado a una barra. Una alumna de unos 14, 15 años, sentada delante de mí y abismada en su iPod (o lo que sea), levanta la vista, me ve y, con los labios, sin hablar, me pregunta si quiero que me ceda el asiento. Le respondo que no, con una sonrisa. Prefiero seguir mirándola en su abismamiento y desde mi perspectiva: es un Modigliani de los más lindos.

 

8:15 pm: Acaban de pasar en ZDF–Info uno de los documentales más amenos que ha emitido la tele alemana en los últimos cien años. (Lo escribo expresis verbis así para que alguna vez se me note lo andaluz que sigo siendo). Es la historia de la profesión de azafata en la compañía BOAC a partir de los años 50 y hasta final de los 60, es decir, el “Siglo de Oro” de la profesión, con los testimonios de varias de ellas entrevistadas ad hoc, entre las filmadas entonces. No en vano, durante los vuelos, eran las personas de confianza de Vivian Leigh, de Sean Connery, de los Beatles... Yo ya lo vi hace días, pasada la medianoche, pero lo busqué hasta encontrarlo a una hora prudencial para Diny, por si también ella se acordaba, viéndolo, del comentario de su madre la primera vez que voló en su vida. Fue con nosotros, en el 72, después de los Juegos Olímpicos, cuando tuve que dirigir nuestra redacción doméstica en Colonia y coordinar los informativos diarios con los compañeros en Múnich. Después me tomé vacaciones, y todos, menos Montse (que ya estaba allá, a sus dos añitos, para aprender a llevar la cola del traje de la novia), volamos a España. Todos significa Diny, Rebeca, Chico, mis suegros y yo, para asistir a la boda de mi hermana y para que mis padres pudieran conocer a sus consuegros. No olvidaré jamás que mi suegro se pasó todo el vuelo rezando el rosario que llevaba en el bolsillo de la chaqueta, ni lo que me dijo mi suegra cuando hicimos escala en Madrid antes de seguir a Sevilla y le pregunté qué le había parecido el vuelo: «Si vuelvo a nacer, me gustaría ser azafata».

 

Weiß/Colonia, 4.2.

Anoche, de repente, y sin decir ¡agua va!, quedó inhabilitada mi cuenta de @gmail.com. Seguí todos los pasos que se me pidió que diese, para habilitarla de nuevo, pero hasta ahora lo único que he conseguido es que me comuniquen lo siguiente a mi vieja cuenta de @t–online.de: «Gracias por comunicarnos tus dificultades para acceder a tu cuenta de Google. Sabemos lo frustrante que puede ser y te pedimos disculpas por las molestias que esta situación haya podido causarte. Sin embargo, nos complace anunciarte que tenemos buenas noticias. Hemos revisado tu cuenta y todavía está activa, por lo que deberías poder acceder a ella. ¿Podrías volver a intentarlo?». Lo volví a intentar antes de irme a dormir, y esta mañana encontré un nuevo email de Google en @t–online.de: «Gracias por comunicarnos tus dificultades para acceder a tu cuenta de Google. Hemos revisado tu solicitud y hemos detectado que todavía hay un recurso pendiente relacionado con tu cuenta. Espera a recibir el resultado del recurso actual. Gracias por tu paciencia». El email es de la 1:32 am. Son las 12:48 del mediodía. Veremos cuánto aguanta mi paciencia. Entretanto he pasado toda la mañana como perro callejero, vagabundeando sin saber qué hacer entre las cuatro paredes de mi apartamento. ¡Cómo emputa sentirse y, más que nada, saberse dependiente de algo que no puedes controlar, que puede jugar contigo «como juega el gato maula / con el mísero ratón». En este caso, hasta con el usuario del ratón.

 

Recupero mi cuenta gmail cuando regreso de La Modicana, aunque me parecería descabellado que pueda haber una relación causa→efecto entre ambos hechos. Ma chi lo sá, santa Madonna!

 

Lewis es la mejor serie policial inglesa, de lejos. Pero a continuación pasan en el mismo canal otra también inglesa, completamente distinta, y que no está nada mal: “Death in Paradise”En ella el ambiente es caribe y francés, lo único no francés ni caribe es el DI, un inglés que para nada se desprende del saco y la corbata, y se comporta como si estuviera en Cambridge y no en esa isla ficticia de Saint–Marie. En el episodio de hoy, llega a la taberna de Catherine, la madre de Camille, su DS en la brigada criminal, y cuando ella le trae un cóctel de cumpleaños con una de esa lluvias de estrellas y él se lo rechaza diciéndole que lo que quiere es un té, su compañero de mesa le advierte: «Me temo que la has enfadado». Y él le replica: «Puede ser, pero ella es francesa, se trata de un riesgo profesional». Es una serie basada en clichés, pero desde luego divertida y con mucho colorido local, o que lo parece, porque ya no me fío de ningún realismo mágico. Creo que la vida en el Caribe es lo mismo que en San Petersburgo, pero en tecnicolor.

 

Weiß/Colonia, 5.2.

2:30 am: Un largo documental sobre la que siempre he llamado Scarfacebook. Y aún eso sin saber que su origen se debe a un plagio. Ahora he visto más claro por qué los órganos alemanes  responsables en materia de protección de datos personales la tienen en la mira de sus fusiles: Scarfacebook no es el caballo, sino la yegua (¡en celo!) de Troya de la NSA. Nada + y nada –. Que sigan confiándole sus datos personales quienes quieran: a mí me los tendrá que robar.

 

Diny se fue temprano de casa camino de la Estación Central a recibir a sus hermanas, que vienen a Colonia para ver la exposición de Chico. Bueno, ese es el pretexto, y no me parece mal que lo sea. Pero de lo que se trata en verdad es de volver a reunirse, ¡estos (y sobre todo estas) Hansen son tribales full time! Y no sólo de volver a reunirse, sino, ay dios, claro está que sí, dedicarse al shopping. Colonia es la gran ciudad que les queda más cerca, más cerca incluso que Ámsterdam, ciudad que no es renana, como sí lo es Colonia; acá se sienten en casa hasta por el dialecto casi común, cosa que en Ámsterdam no. Cuando viajan a Ámsterdam es como cuando un brasileño desembarca en Lisboa: saben que es el mismo idioma, pero lo entienden harto mal y no 100%.               

 

Nader & Simín, qué pedazo de peli, carajo. La ves con los cojones de corbata todo el tiempo. No la conocía, aunque sabía de ella, y me dejó conmocionado. Creo que es la impresión más fuerte que me ha producido el cine asiático en muchos años, desde Rashomon más o menos en la prehistoria de mi vida, allá por 1951; El imperio de los sentidos un cuarto de siglo después, y luego Sorgo rojo en 1988 y Lust, Caution casi diez años más tarde. Del cine indio no retengo nada porque me parece deleznable. Todo él, incluso las que pasan por ser obras maestras. Ay. ¿De cuál magisterio, por amor de Shiva, o de Buda, o de quien kamasutrosea?

 

Weiß/Colonia, 6.2.

La visita canónica donde el cardiólogo para el chequeo anual de mi pobre corazón de payaso. Resulta que todo está en orden: no hay indicios de arteriosclerosis; de las cuatro gradaciones de resistencia al esfuerzo que para el promedio de gente de mi edad es 2, en mi caso es 4; tengo la capacidad de recuperación respiratoria, de pulso y presión arterial asombrosamente rápida; no es necesario que regrese a la consulta antes de un año. En suma, que me moriré sano.

 

Weiß/Colonia, 7.2., san Ricardo, rey

0:20 am: Un secreto. Una de esas pequeñas joyas del cine francés. No la conocía y ha hecho que se me abran las ganas de releer El jardín de los Finzi–Contini, una novela tan admirable y que, por cierto, también fue filmada y hasta ganó el Oscar a la mejor peli extranjera del año. Y no es que Un secreto se le asemeje en nada excepto en el estudio minucioso de un pequeño círculo familiar y el sufrimiento a que se ve enfrentado por la política racista de los nazis en la Francia ocupada y de los fascistas en la Italia de Mussolini. Una tercera sería Sunshine, con mi adorada Jennifer Ehle en el papel de Valerie Sonnenschein, y el amargo destino de su familia judía en Budapest, la capital del país que le fue fiel a Hitler hasta el último día. Qué tremenda falta de imaginación la de los programadores de TV, contando como cuentan con la preñada posibilidad de diseñar semejantes trilogías: Claude Miller, Vittorio de Sica, István Szabó

 

Ceno a base de tostadas con fiambre y me voy a la sala con el plato, para mirar un poco de la ceremonia de inauguración de los JJ.OO. de Sochi. Llego justamente cuando entra la antorcha olímpica al recinto, y tengo ocasión de escuchar una de esas epifanías de la estupidez (también las hay), de nuevo a cargo de un periodista deportivo, el reportero que está transmitiendo. Dice que el último portador de la antorcha es una leyenda nacional, tres veces campeón olímpico, no sé cuántas veces campeón mundial, arquero de la selección soviética de hockey sobre hielo, y concluye con la epifanía, que al mismo tiempo es un oxímoron impagable: «¡El mejor arquero del mundo de todos los tiempos en los años 70 y 80!». ¡Toma del fraskof, tovarich Karraskof! Es casi tan bueno como lo del comentarista deportivo colombiano que definió a un boxeador diciendo que tenía su talón de Aquiles en la ceja derecha. O como me apunta Luis Miguel, desde las nieblas del Defe: lo de aquel comentarista mexicano que en el Mundial de Italia 90, mientras transmitía desde Florencia, dijo que esa ciudad tenía «un marcado estilo colonial», quizá porque le recordó a Guanajuato. Menos mal que no hubo partidos del Mundial del 90 en Venecia, a saber cuántas similitudes le hubiese encontrado con Xochimilco.

 

Divertidísimo lo que cuenta Simone Signoret en sus memorias, de cuando en la gira de Yves Montand por los países del Este, arriban a Yugoslavia en 1957. De pronto, un día, el mariscal Tito los invita a tomar el té con él y su esposa, en su residencia privada, por los alrededores de Belgrado. Llegan allá, los están esperando en el porche de la villa y la mariscala extiende ambas manos para estrechar las de Simone, y exclama: «¡Es maravilloso, como el cine!», y Simone le replica: «¡También para nosotros, como en el Noticiero!».

 

Weiß/Colonia, 8.2.

Aprovechando que Diny irá mañana a pasar el día en Holanda, para el cumpleaños de Theo, he ido de compras a Rodenkirchen, 100 gramos de camarones del Mar del Norte, me quiero hacer mañana una tortilla comm’il faut, con ellos. De paso merqué una lata nada barata de sopa de salmón ahumado, y a fe mía que ha hecho honor a su precio, acabo de mandármela a bodega y estaba exquisita. Si no fuera por estos minúsculos placeres, qué aburridos serían la vida y el puto planeta que nos tocó en mala suerte. Pero creo que además la sopa me ha sabido tan requetebién porque al salir del supermercado me acerqué a la niña (12, 13 años) que estaba a la puerta y que al entrar yo me había alargado su alcancía solicitando una dádiva, que denegué porque iba con  prisas, tenía que hacer las compras en menos de 20 minutos, a fin de poder tomar el siguiente autobús de vuelta a casa (de lo contrario tendría que esperar 30 minutos más porque los sábados sólo circulan cada ½ hora). Y como pude hacer las compras rápido y no hubo cola en la caja a la hora de pagar, ahora sí me acerqué a ella, me disculpé por mi negativa de diez minutos antes y le pregunté que para qué era la colecta. Me lo explicó y deposité un par de euros en su alcancía, porque siempre me inspira ternura esa gente jovencísima que emplea parte de su tiempo libre en hacer el bien al prójimo. No todo está perdido en este planeta hijo de la recontrarremilputa.

 

Me escribe José María, abuelo primíparo de María José, a propósito de mi comentario sobre los reporteros deportivos, que le mandé como anticipo, y me dice que los detesta y cree que por eso es tan poco amigo de lo deportivo como espectáculo. Le contesto que el deporte no es culpable de que los reporteros deportivos sean un desastre: «Es como si me dijeras que eres poco amigo de la lectura porque también escribe Paolo Coelho». Me responde: «Punto a tu favor».

 

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