Surgen nuevas fuerzas políticas con vistas a las próximas elecciones europeas, como Podemos, o como la del juez Elpidio José Silva, o como el Partido X, que se mueven e intentan movilizar al electorado utilizando internet y la gran cuestión es el nivel de penetración que tienen las nuevas tecnologías en la sociedad española. Porque la infraestructura es muy barata para quienes se postulan como representantes de los ciudadanos, eso está claro. La pregunta es si es un instrumento más democrático, más inclusivo, que los que usa la política convencional.
La duda surge, fundamentalmente, a partir de las primarias “telemáticas” realizadas por la nueva formación política de la que Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero son sus principales líderes carismáticos. Pese a que su mensaje se ha desideologizado con el paso de los meses, pese a que cada vez quiere ser más «atrapalotodo», hablando de “ciudadanos”, “sentido común”, “la gente normal” y no de los diferentes intereses de clase, el suyo es un partido (éste es un juicio de intenciones) que pretende defender los intereses de los de abajo. Pero (y ésta es una hipótesis) sospechamos que los de abajo cada vez están más abajo y van perdiendo (los que alguna vez lo tuvieron) acceso a la red de redes. ¿Podrán participar en Podemos los que se supone que deben ser sus bases sociales o está predestinado a ser un partido de élites?
La democracia cibernética promete ser más directa y más inclusiva, pero nos tememos que ocurra lo contrario, que reduzca la participación en los asuntos públicos, o que ésta se convierta en un asunto de una minoría privilegiada. Si hace unas semanas nos hacíamos eco del Informe Foessa que alertaba del crecimiento del riesgo de exclusión social, una de sus dimensiones más importantes y que, por tanto, no hay que minusvalorar es la participación política. Hay que evaluar en qué medida el riesgo de exclusión social y económica lleva también a que sus víctimas se conviertan en ciudadanos de segunda categoría por no tener acceso a las nuevas vías que se han abierto para la comunicación y el compromiso políticos.
Nos gusta mucho tirar de estadísticas e iremos una vez más a ellas para ver si nuestras hipótesis tienen base real, o no. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2013, un 69,8% de los hogares tenían acceso a internet. En otras palabras: un tercio de los hogares no tienen acceso a esta tecnología. Al menos, en sus casas. Pero esta cifra mejoró respecto a 2012, cuando el porcentaje de hogares con internet era de un 66,6%.
El INE estudia también la disponibilidad de internet en los hogares por tamaño del muncipio. Y observamos curiosos a la vez que predecibles resultados. En los municipios de 100.000 y más habitantes y capitales de provincia, el número de viviendas que dispone de acceso a internet se sitúa en el 74,3%, mientras que en los de menos de 10.000 habitantes es de apenas un 61,1%. Haciendo una burda extrapolación, podemos decir que casi un 40% de la población que vive en municipios de menos de 10.000 habitantes se ha quedado al margen del mundo tecnológico, y hay que tener en cuenta que en ellos se concentran casi 10 millones de personas, de acuerdo con el censo del año 2011.
También podemos saber el acceso de los hogares a internet según el tamaño del hogar. Y comprobamos que las casas en las que más generalizada está la red es en las que viven cuatro personas: un 87,6% de ellas tienen conexión a la red. Las que menos, aquéllas que cuentan con sólo un miembro, donde el nivel de exclusión tecnológica (así lo vamos a llamar de vez en cuando) supera el 50%. Y es este tipo de hogares está aumentando progresivamente. Y no sólo aquéllos en los que viven personas solas de 65 o más años. En España hay 4.412.000 hogares unipersonales, es decir, formados por una sola persona. De esa cifra, el 60% corresponde a personas de menos de 65 años.
Pero, posiblemente, mucho más interesante todavía es evaluar el número de hogares con acceso a internet de acuerdo con sus características socioeconómicas. Según su nivel de estudios terminados, sólo el 26,4% de las personas que apenas tienen la educación primaria ha utilizado el ordenador en los tres últimos meses. En el caso de quienes terminaron la educación superior, el porcentaje sube hasta el 96,5%. Y hablamos de la utilización del ordenador, un paso previo y necesario al acceso a internet.
Según su situación laboral, aquí tenemos las estadísticas:
Comprobamos, además de una alarmante exclusión tecnológica en el colectivo de quienes se ocupan de las labores del hogar y de los pensionistas, también la que se registra en el colectivo de trabajadores manuales: más de un 30% de ellos no han utilizado un ordenador en los últimos tres meses.
Por nivel de renta (animamos a pinchar en el enlace), más de un 50% de las personas que viven en hogares con ingresos mensuales inferiores a 900 euros no ha utilizado internet (no hablamos ya del ordenador, sino estrictamente de la red) en los últimos tres meses, así como más de un 30% de las personas que viven en hogares con ingresos de entre 901 y 1.600 euros al mes.
En las tablas que hemos ido presentando, también hay motivos para la esperanza que no vamos a ocultar, pese al tono pesimista del artículo: entre 2012 y 2013, a pesar del agravamiento de la crisis económica, hemos visto cómo han mejorado las cifras de disponibilidad de internet en los hogares. Y, además, el 98% de los estudiantes utilizan internet habitualmente, lo que hace pensar que estos números continuarán mejorando con el tiempo. Y eso mismo pensamos cuando consultamos estos datos de utilización de internet por edades:
Pero nos preocupa la bajada de salarios y la precarización del mercado laboral en su conjunto. Si no se llega a final de mes, ¿mantendrán los hogares el servicio de internet en casa? y, cuando lo utilicen fuera de casa, en bibliotecas o locutorios, ¿lo harán para informarse sobre nuevos partidos políticos o movimientos sociales que reclamen su movilización para cambiar las cosas, o sólo para realizar gestiones cotidianas o ponerse en comunicación con familiares y amigos? La política no se encuentra entre los principales intereses cuando los usuarios entran en la red.
Entre los apocalípticos y los integrados de Umberto Eco, parece que hemos escogido bando y nos encontramos entre los primeros.
Aunque, en nuestro afán por encontrar la verdad, no nos podemos olvidar del teléfono móvil, que está sustituyendo a marchas forzadas al ordenador. De hecho, (ésta también es una sensación no contrastada con la realidad), mucha gente se ha hecho usuaria del teléfono móvil inteligente sin pasar previamente por la computadora. Ahora, unos números: el 63,2% de la población ha utilizado un móvil para acceder a internet al menos una vez en los tres últimos meses. Pero si desagregamos por nivel de renta, el panorama es más oscuro: sólo el 48% de quienes viven en hogares con ingresos mensuales por debajo de los 900 euros se ha conectado a internet a través de un teléfono en los últimos tres meses. Pero, entre los que ingresan más de 2.500 euros mensuales, apenas un 71,7% lo ha hecho. Aquí hay más detalles sobre el uso del móvil en España. No parecen cifras muy esperanzadoras.
De todas maneras, no vamos a ser injustos. Algunos de estos partidos políticos, Podemos en particular, pretenden movilizar a la gente no sólo en internet, también en las calles intentan crear redes, o círculos, que es la denominación que han escogido. Seguramente han hecho un estudio similar y probablemente más profundo que el que hemos intentado hacer en este espacio y han concluido que la política en la red es aún menos democrática que en la realidad. La mayor parte del mundo está fuera de las redes sociales.
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