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Mientras tantoAbril quijotesco, republicano, revolucionario y cruel

Abril quijotesco, republicano, revolucionario y cruel


 

Cuando comienza el mes de abril, en nuestra cabeza empiezan a sonar estas notas: 

 

 

 

Porque somos conscientes de que abril vuela. Y de que es el mes más cruel. Por veloz y esquivo. Porque es aquél en el que más conscientes somos del paso del tiempo. En el invierno, se detiene, se llega incluso a congelar. En primavera, nos quitamos ropa y empieza a correr. Ya lo decía T. S. Eliot: 

 

Abril es el mes mas cruel: engendra
lilas de la tierra muerta, mezcla
recuerdos y anhelos, despierta 
inertes raíces con lluvias primaverales.
El invierno nos mantuvo cálidos, cubriendo
la tierra con nieve olvidadiza, nutriendo
una pequeña vida con tubérculos secos.

 

Esa melancolía es la propicia para recordar que un 8 de abril nacía Jacques Brel: 

 

 

 

 

 

 

Aunque el tiempo vaya como un rayo, ningún 9 de abril dejamos de escuchar esto:

 

 

 

 

Porque se cumple el aniversario de la legalización del Partido Comunista de España. Fue uno de los actos más valientes de Adolfo Suárez en el año más cargado de la historia de España, 1977. Militares y miembros de su Gobierno estaban en contra de la operación. Y quizás por eso mismo, a violencia política era extrema: hacía apenas semanas que los Abogados de Atocha habían sido asesinados por terroristas de extrema derecha (24 de enero). Pero Suárez sabía que sin la participación del PCE no habría democracia. O que ésta sería aún más incompleta de lo que fue y de lo que sigue siendo. Máxime porque había sido la única fuerza activa contra la dictadura de Franco. Todo antifranquista se unía al Partido aunque no fuera comunista porque sólo él ofrecía una infraestructura potente y la convicción de que, quizás, algún día… lograría acabar con ella. Proporcionaba incluso una red de apoyo mutuo, algo importantísimo en ese tiempo de tanta oscura soledad. Y la sensación de estar haciendo algo útil.

 

La legalización también fue posible por las renuncias que asumió el secretario general de entonces, Santiago Carrillo. Aún se pueden oír los reproches en su contra, aunque esté ya muerto y no abunden las críticas a los difuntos. Pero la Transición fue un toma y daca. ¿Desequilibrado? Seguramente. Pero algunos ya hemos perdonado. 

 

Por cierto, hemos escogido La Internacional de la película Rojos, porque así aprovechamos para recomendarla. Es la adaptación cinematográfica de Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed. 

 

Abril es el mes más republicano del año. Por eso, también tatareamos esta antigua melodía: 

 

 

 

 

 

El día 12 de abril de 1931 hubo elecciones municipales. El triunfo de los partidos republicanos en las grandes ciudades españolas llevó a la proclamación de la Segunda República dos días después. El rey Alfonso XIII, en ese intervalo, consultó a las fuerzas vivas del país y ninguna de ellas le ofreció el apoyo que andaba buscando. Se fue al exilio. La República se impuso por la vía democrática y en paz. 

 

Cinco años después, llegó el golpe de Estado, una guerra y una dictadura que continuó con su labor exterminadora. Física y también sentimental. Censuró de la canción Fiesta de Joan Manuel Serrat el verso «y colgaron de un cordel de esquina a esquina un cartel y banderas de papel lilas, rojas y amarillas». Las banderas, durante el franquismo eran «verdes, rojas y amarillas». Qué costa tan tonta. Ése era el nivel. La canción relata una noche de San Juan pero, para nosotros, es una composición muy para el mes de abril: 

 

 

 

 

El 20 de abril siempre nos acordamos de Julián Grimau. A partir de este año, también lo haremos de «Hurricane» Carter. Gracias, Bob Dylan, por la mejor canción que se haya escrito jamás.

 

 

 

Decíamos que abril es el mes más republicano. Pero no lo es sólo porque la Segunda República se proclamara un 14 de abril. Por esa regla de tres, lo mismo podríamos decir del mes de febrero: el día 12 de ese mes, en 1873, arrancó la primera experiencia republicana de nuestro país. Lo que ocurre es que en abril también tenemos el día 23, aunque se conmemore una derrota, la de los Comuneros de Castilla, que se habían levantado contra Carlos I de España y V de Alemania. Ese día, en Villalar, el Ejército real ejecutó a Padilla, Bravo y Maldonado, los cabecillas de la revolución. Hay numerosas interpretaciones sobre ella. El optimismo y cierto idealismo nos puede y, por eso, nos inclinamos por aquéllas que afirman que muy bien podría tratarse de la primera revolución burguesa habida en España. Nos enorgullece que ocurriera en Castilla. Pero que nadie se tome en serio estas ideas. Son sólo recuerdos de la infancia. Y de muchas banderas lilas -no sólo en Villalar, también hasta en Burgos-, el mismo color que la Segunda República añadió a la de España, para reivindicar, precisamente, el papel de Castilla en su génesis. Quizás para hacer justicia: muchos dicen que Castilla construyó España y que España se ocupó de aniquilar Castilla. 

 

Sí, lo confesamos: nos puede el 23 comunero al 23 literario. A algunos de Castilla la Vieja nos pasa. Sólo hace unos años incorporamos la música que enlazamos a continuación para celebrar este día. Es una maravilla. Sobre todo porque nos llegó por casualidad. En un invierno austral. Desde entonces abril también es cervantino. O quijotesco. 

 

 

 

 

Antes de despedirse, abril tiene aún cosas que decir. Nos ponen en evidencia y nos sacan los colores. La brutal dictadura salazarista que duraba desde 1926 (hay que ver Tren de noche a Lisboa, ahora en cartelera, y Capitanes de abril) acabó con una revolución y un año antes de que terminara la española, únicamente por la muerte del dictador. Ésta fue la señal que dio inicio a la Revolución de los Claveles:

 

 

 

 

Seamos precisos: fue la segunda señal. La definitiva y la que ha pasado a la Historia. Una canción de Jose (Zeca) Afonso, un cantautor comprometido nacido en Setúbal, un pequeño pueblo de pescadores a pocos kilómetros de Lisboa y que bien merece una visita. Grândola, a su vez, es un pequeño pueblecito del Alentejo luso. 

 

Y no podemos olvidar a Antonio Gramsci, su muerte un 27 de abril, el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Porque con ese ánimo enfrentamos siempre el mes de mayo. Creemos que no llegó a conocer esta canción, pero le hubiera encantado: 

 

 

 

 

 

Enfrentamos, decíamos, mayo con mejor espíritu. Preparados para celebrar a Georges Moustaki: 

 

 

 

 

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