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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 20 / 2014

De mi Diario: Semana 20 / 2014


 

Weiß/Colonia, 11.5.

2:40 am : Acaban de pasar Mercado negro y amor al rojo vivo [traducción del título alemán], una comedia disparatada sobre la guerra en Serbia y la precariedad de los sentimientos de todos sus personajes, tanto los aborígenes como el piloto USA derribado gracias a que un capo del mercado negro serbio, en un arranque de patriotismo, trocó dos limusinas Mercedes por una vieja batería rusa de cohetes teledirigidos con la que abatió al avión gringo desde el techo de su casa. La agarré ya empezada, de manera que tengo que verla otra vez pero completa, porque me pareció una rara mezcla de Jardiel Poncela y Ernst Lubitsch, algo así como Los ladrones somos gente honrada + To be or not to be.

 

Vincent está con nosotros desde ayer a media tarde, pero, como es el nieto que menos trabajo da, casi se diría que quien está con nosotros es el fantasma de Vincent.

 

Creo que fue el jueves cuando me escribió Manuel, desde México, para comunicarme algo que yo ya sabía, pero puesto que no me escribe nunca le contesté a vuelta de correos algo así como: «Gracias, Manuel, ya me había contado Ángeles de su propósito, pero aprovecho para tener el gusto de saludarte». Apreté ENVÍO y de repente me eché a reír porque me di cuenta de que he adquirido un mimetismo mexicano. En mi remilputa vida he sido tan cortés como en ese email. Supongo que es un dato ya archimanoseado, pero cómo se ve que el apellido del conquistador los ha marcado para siempre a mis queridos cantinflos, como yo los llamo, cariñosamente.

 

NL, que pasó su juventud en la RDA, me cuenta hoy a su regreso de Marruecos: «Con 12 años planeé un atentado contra Walter Ulbricht, que debía ir a C*** a inagurar el estadio de hockey sobre hielo. Pensaba tirarle ladrillos a la cabeza desde un puente de la autopista por encima de la tribuna que habían levantado para la ceremonia. Pero no acudió, y mi atentado no tuvo lugar». Menos mal, pienso yo, porque en la RDA no se andaban con chiquitas; casi seguro que aunque debido a sus 12 años no lo habrían condenado a muerte, sí que habrían convertido su vida, y la de su familia, en un infierno dentro del paraíso socialista. Pero qué bueno es saber que nuestros amigos desarrollaron tan temprano su conciencia política.

 

Weiß/Colonia, 12.5.

1:30 am : Buenísimo el último episodio de la 6ª temporada de Lewis. A ver cuándo pasan la 7ª y la 8ª, no soy inmortal, y me jodería estirar la pata sin saber si la Dra. Hobson y Lewis no acaban en una cama ¡matrimonial, ça va sans dire!, ¡qué diría si no la Reina Victoria! (¿o es Isabel?)

 

Cada día me cuesta más trabajo arrancarme de la cama. Cada día me parece más sinsentido toda la vida que vivimos. Y eso justamente hoy, con Paul cumpliendo 17 años. Siento un cansancio tan, pero tan fuerte, tan avasallante que me lleva a pensar si no será algo patológico. Me acuesto tras el desayuno, me noto pesado, como si los huesos se me hubiesen vuelto de plomo.

 

Envidio y, sobre todo, admiro la capacidad de Diny para arreglar electrodomésticos. No son pocas las veces que ha reparado ella sola el lavarropas, pero lo de hoy es espectacular, la he visto desmontar la bandeja superior del lavavajillas, que estaba “escacharrá” –como diría mi abuela Remedios–, y volverla a montar dejándola en estado de revista. Chapeau!

 

Pasó Paul por casa, a recoger su regalo. Qué niño tan querido. Y tan alto, carajo, ya casi tiene que agachar la cabeza para entrar en esta casa.

 

Weiß/Colonia, 13.5.

1:00 am : The Three Burials of Melquiades Estrada. Es el mejor western imaginable en estos tiempos que nada tienen que ver con las diligencias de John Ford ni las manadas de vacunos de Howard Hawks.

 

Mi artículo sobre el léxico relativo al clítoris apareció en SoHo México y ya es asequible a través de un enlace. Recibo docenas de emails al respecto. Uno que me sorprende es el de Jesús, desde mis madriles. Según él me falta «el nombre que le puso Orson Welles en Citizen Kane: Rosebud. Hermosísimo. Un viejo amigo mío llamaba a los langostillos (marisco bivalvo gallego, que se vende en latas y que sirven en los bares de Madrid como aperitivo) clitorillos. Aunque ahora no recuerdo si al clítoris lo llamaba langostillo o era al revés». Le contesto: «Pues no sé qué decirte. En la peli, Rosebud era el nombre del trineo de Kane, cuando niño. Y en la vida real parece ser que era el nombre que Hearst (el modelo de Kane) le había dado al coño de su amante, pero no específicamente al clítoris, sino al conjunto. Sea como fuere, no es una palabra española, y mi investigación se centró en el léxico dentro de nuestro idioma. Gracias por leerme, Jesús, y qué bueno eso de los langostillos. Y es que todos los coños tienen algo de marisco. Los más lindos son como machas, y si nunca probaste machas en Chile, busca una lata en El Corte Inglés, las paladeas (incluyendo la prueba previa del olfato) y luego me cuentas».

 

Weiß/Colonia, 14.5.

También hoy me tuve que acostar a renglón seguido de haber desayunado. Una absoluta abulia, un cansancio infinito. Me levanté a comer un bocado de algo (abrí una lata de arenque en salsa toscana), lo comí incluso con apetito, pero me acosté de nuevo, ahora en el sofá, tapándome con la bata. Logré descansar, casi dormir. Tres días así. ¿Hasta cuándo?

 

Desde su paraíso de orquídeas en Colombia, Guillermo me manda un artículo suyo donde dice, al final, que Rosebud era el nombre que Hearst le daba al clítoris de su amante, Marion Davies, y como le pido la fuente, me la envía: «In 1989 author Gore Vidal stated that «Rosebud» was a nickname which Hearst had used for the clitoris of his mistress, Marion Davies. Vidal said that Davies had told this intimate detail to his close nephew, Charles Lederer, who had mentioned it to him years later. The claim was repeated in the 1996 documentary The Battle Over Citizen Kane and again in the 1999 dramatic film RKO 281. Film critic Roger Ebert said, «Some people have fallen in love with the story that Herman Mankiewicz, the co–author with Welles of the screenplay, happened to know that ‘Rosebud’ was William Randolph Hearst’s pet name for an intimate part of Marion Davies’ anatomy”». Le contesto dándole las gracias «por la información, que desconocía, y eso que he leído bastante acerca de la vida y milagros de Hollywood: los dos tomos de Hollywood Babilonia de Kenneth Anger, también los dos de Peter Bisking (Moteros tranquilos, toros salvajes amén de Sexo, mentiras y Hollywood), La ciudad de las redes de Otto Friedrich, Adiós a Hollywood con un beso de Anita Loos, y en este caso fundamentalmente la biografía de Orson Welles por Barbara Leaming, quien dice que OW se enteró por casualidad de que Rosebud era el apelativo con que Hearst llamaba al «aparato genital» de Marion Davies. En fin, nunca te acostarás sin aprender algo nuevo, como arguyen las putas con un alto sentido de la profesionalidá».

 

Me cuenta Diny, al volver de lo de Montse, que Henri ha tenido hoy un día completamente “contreras”. Ya en el camino del Kindergarten a la parada del bus le dijo a Diny de una manera tajante que no quería que lo llevase de la mano, ¡y eso yendo de la mano de ella! Diny le replicó que para cruzar la calle desde luego que sí, y él, cuando cruzaron la calle: «Bueno, ahora ya puedes ir tú sola», y el muy cabrón le soltó la mano. A dos pasos la parada del autobús, y él que se sienta en el banco y le grita a Diny: «¡Pero tú te quedas de pie, no quiero que te sientes a mi lado!» El griego del boliche de la esquina, detrás de la parada del bus, parece que se tronchaba de la risa. Según Diny, Henri siempre se comporta así cuando no ha comido, y como la comida del Kindergarten no le gusta, y no la come, pues eso.

 

Weiß/Colonia, 15.5.

0:20 am : Acaba de pasar el primer episodio de una nueva miniserie sueca que vamos a ver si es una policial o es una de Korín Telladosson disfrazada de policial sueca. Sólo son tres episodios y se titula Mord im Mittsommer, Crimen en la noche de San Juan, o algo por el estilo. Quedan dos semanas para resolver el misterio, pero ya casi está resuelto en este primer episodio.

 

Cuarto día de abulia total, levantarme, desayunar, acostarme, levantarme a almorzar con Diny (la mitad del plato la dejo para la cena, no tengo apetito ninguno), volverme a acostar en el sofá de la sala. Alrededor de las 3½ veo a Diny salir de la cocina y le ruego que venga y se siente en el sofá un momento, le pido paciencia y que no crea que no me doy cuenta de lo preocupada que se siente. Me contesta que muy bien pero que no quiere en casa un segundo Onetti. Tiene razón, la comprendo. Y además, al mencionar a Onetti me ha dado una idea para la conferencia sobre Cortázar, que no termina de arrancar ni sé qué hacer derechamente con ella. Bendita Diny.

 

He estado repasando la lista de las conferencias que llevo pronunciadas en el Centro Cervantes, de Hamburgo, desde el 2008, y han sido hasta ahora acerca de Juan Ramón, Onetti, Miguel Hernández, Cantinflas, Mafalda y Cernuda, es decir, una gente a la que nunca he conocido de córpore insepulto. Miento, aunque poco. Porque a Onetti me lo presentó Dolly (a quien conocí en mi propia casa, acompañando a Jorge, que había sido su profesor de violín). Y Dolly me presentó a Juan en 1979, en Las Palmas de Gran Canaria, cuando él presidía el primer Congreso Internacional de Escritores de Lengua Española, al que bauticé como Congreso Etílico de la Lengua Castellana, por los ríos de whisky que corrieron en él. Lo que pasa es que como Onetti casi no salía de su habitación del hotel, casi no cambié con él más de un par de palabras. Luego, en 1980, hablé con él largamente por teléfono, entrevistándolo para la Deutsche Welle, cuando el Pen Club de los latinoamericanos en el exilio lo presentó como candidato para el Nobel de Literatura. Y en algún momento de alguna feria del libro de Fráncfort, Daniel Divinsky me presentó a Quino, el padre de Mafalda, con quien también mantuve un diálogo creo que aún más breve que con Onetti en Las Palmas. Y finalmente, a Cantinflas lo saludé una mañana en el bar del Luz Huelva, el hotel donde nos alojábamos los dos durante el Festival Iberoamericano de Cine, en 1985; pero fue eso sólo, un saludo a la distancia y cada cual en la compañía en que se encontraba. Es decir, sí he conocido personalmente a tres de las personas de las cuales he hablado allá. Pero sumando todo esto que recuerdo, es como si no las hubiese conocido. Ahora en cambio, me toca hablar de Cortázar, con quien mantuve un contacto bastante intenso durante los meses en que escribió, por encargo mío, el único radioteatro que salió de su fábrica. Además, nos estuvimos carteando, irregular pero (dentro de la irregularidad) regularmente, hasta dos meses antes de su muerte. Y entonces, pese a que he estado releyendo todos los cuentos suyos, buscando un asunto suficientemente interesante para armar esta conferencia de Hamburgo, a fin de cuentas llego a la conclusión de que al público tal vez les interesaría más escuchar algunas anécdotas cronopiales que se han producido a cuenta de nuestra relación. Veremos, como dijo Homero. Pero estoy seguro de que voy a tener que rehacer todo lo que ya he ido pergeñando.

 

Weiß/Colonia, 16.5.

Quinto día de vagancia, pero entre dormilona y dormilona he logrado poner en claro el diseño de mi conferencia de Hamburgo. «Ya la tengo, ahora sólo me falta escribirla», como dizque le dijo Jean Racine a alguien que le preguntó por su próxima obra. En mi caso se tratará más bien de una reescritura, porque pienso canibalizar en ella mucho de lo que ya tengo publicado sobre Julio, pero son todos textos escritos para el ojo y no para el oído, así es que me aguarda harto, harto laburo. Y que no falte, dioses míos.

 

Polémica en el conventillo [=el foro del blog de Ángeles]. Subí allí, por ser el tema del día, la canción “Rosa”, de Brel, que es la que siempre acude a mi recuerdo cuando se habla de la escuela. Y añadí para quienes no lo supieran, que Jacques Brel no era valón sino flamenco, y lo podrían oír cantando esa misma canción en su idioma materno, «y si aguzan el oído se darán cuenta de que el Vasco de Gama de la versión francesa al pasar al neerlandés se transforma en Columbus». Una conventillera me replica: «No estoy de acuerdo con usted, ni Brel lo estaría tampoco si viviera. Le dejo una declaración del interesado: “Il me semble que j’ai le droit, moi, Flamand de race, de raconter tout ce que j’ai envie en français”. De todas maneras fué ante todo francófono y todas sus canciones maravillosas fueron en francés y fue en Francia donde vivió y en Polinesia Francesa donde está enterrado. La canción que nos ha dejado es una “chorrada”. Ese no es Brel». Es la misma conventillera que hace un par de semanas declaró que García Márquez ya había superado a Cervantes. Le contesto: «Y entonces, ¿por qué nos legó un CD absolutamente inolvidable, con cuatro de sus mejores canciones en flamenco, para que nadie se olvidase nunca de que era flamenco de nación, y sobre todo, por qué eligió que una de ellas fuese, precisamente, “Mijn vlakke land”, es decir “Le plat pays”? Y fíjese en ese sutil matiz: en francés es “El país llano”, mientras que en flamenco es “Mi país llano”. Por lo demás, el derecho de contar en francés lo que les dé la gana, jamás le fue negado en Bélgica a los flamencos, son los flamencos quienes parece que quieren negárselo a los valones. No hable de lo que no sabe sino de oídas. Usted no tiene ni la menor idea de lo que era para las familias flamencas vivir y sobrevivir en una Bruselas valona, donde en el primer tercio del siglo XX el francés era “el” idioma y el flamenco algo despreciable. De tal manera que los flamencos que llegaban a un buen nivel social preferían educar a sus hijos en un “idioma universal” para que tuviesen una chance en el futuro. Y además, yo no he hablado en ningún momento en nombre de Brel, usted sí (¡ni él estaría de acuerdo conmigo si viviera!), yo me limité a interpretar sus reacciones, por ejemplo, esa de querer, a toda costa, dejarnos el legado de su voz en su idioma natal, el que se hablaba en su casa, aunque no en la escuela. Sea como fuere, déjeme decirle, a pesar de esta diferencia de pareceres, que la considero mi hermana en Brel, aunque lo defienda sólo en un idioma».

 

Weiß/Colonia, 17.5.

1:05 am : Un nuevo episodio de Sherlock Holmes con Benedict Cumberbatch. Esto es caviar, quien lo probó lo sabe; como hubiera dicho Lope de Vega.

 

Con Henri al circo, su primera vez. Y un semifiasco. La cosa empezó porque nos perdimos de vista Diny y yo, y ella fue a parar con Henri al bloque B izquierda mientras a mí me enviaban al B derecha (las entradas no eran numeradas). En la pausa nos encontramos afuera y parecía que el espectáculo sí lo había divertido, en especial los payasos y los ponys. Pero tras la pausa, a la mitad de la segunda parte, se puso pesado con que quería regresar a casa, así es que tuvimos que darle el gusto. Nunca se sabe cómo reaccionará un crío ante una novedad. Sólo que a mí me da en la nariz que al final estaba algo atolondrado por la intensidad de la música, que en los circos siempre se toca a toda pastilla, y Henri tiene una sensibilidad altísima para el ruido; ya cuando lo llevamos por primera vez al cine le tuve que advertir que en los cines el sonido no se puede modular como en casa, con el mando a distancia. Y esta vez se lo pensaba advertir al entrar bajo la carpa, pero el destino tenía escondido en la manga el as de separarnos a la entrada. Merde!

 

***********FIN***********

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