Publicidadspot_img
-Publicidad-spot_img
Mientras tantoDe mi Diario: Semana 25 / 2014

De mi Diario: Semana 25 / 2014


 

Weiß/Colonia.15.6.

Acudimos a la fiesta de cumpleaños de Vincent, en el carro de Frank, y vamos Frank y Paul en los asientos delanteros, Montse, Diny y yo en los de atrás, y Henri sentado en una silla segura en el espacio destinado a la carga, feliz el pibe con sus cromos de jugadores que participan en el Mundial. Oskar se quedó en casa porque el lunes tiene un examen de francés de los de “baiser la truie” [=joder la marrana, en versión badérrima]. Y como el Mundial sale impepinablemente a relucir, de pronto me entero de que Paul, futbolista en un equipo de –18 años, y miembro de un club de fans del 1 FC Colonia, tampoco ve los partidos de esa farsa mercantil, como él la llama, es decir, por las mismas razones que yo. Me siento todavía más orgulloso de él. 

 

«Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros / cantando». Qué cabrón, Juan Ramón. Qué cabrón. ¿No lo pudiste decir de una manera menos dolorosa? Y sigo pedaleando encima de mi Kate y en los árboles delante de la casa se trenzan los dúos de los mirlos como si estuvieran ensayando el de Mari Pepa y Felipe en La revoltosa, que es el más bello dúo de amor de la música lírica, sin excluir los de Verdi ni Wagner. Lo digo «y no me corro», César Vallejo dixit!

 

8:15 pm, pasan en el canal Arte Secretos y mentiras. ¡Y pensar que habrá en Alemania millones de hubots [=la mezcla de humanoides y robots en que los convierte la sifilización] que dejarán  de ver esta obra maestra para contemplar el insulso ir y venir de un esférico entre 22 millonarios en calzoncillos, tratando de colarlo en un paralelepípedo de cuerdas con el lado frontal abierto! Divertido por otro lado pensar que la protagonista negra se llama Hortense Cumberbatch, o sea, el mismo apellido del actor protagonista de la nueva serie sobre Sherlock Holmes.

 

Weiß/Colonia, 16.6.

Alertados por la lectura de mi diario, no son pocos los amigos que me intentan convencer de que sí debo aceptar dar una conferencia sobre Santa Teresa en el Centro Cervantes de Hamburgo, en el 2015, en el quinto centenario de su nacimiento.

 

Sí que vi el partido de Alemania, con la ilusión de que jugase Klose, que no lo hizo. Pero gocé mucho con un gesto de soberano desdén de Neuer, el arquero alemán, que en el lanzamiento de un tiro libre por la vedette Cristiano Ronaldo renunció a tener un muro delante, sólo apostó a un centrocampista, Lahm, exactamente enfrente de la vedette. Mayor desdén no se puede mostrar. ¡Bravo, don Neuer! Y a la vedette a ver cuándo es que ¡¡por fin!! la descubre Hollywood.

 

Weiß/Colonia, 17.6.

Temprano a La Modicana porque me toca hacerme cargo de Henri a las 2 pm. Hoy la pizarra avisaba de unos canelones con carne que a la signora suelen salirle como pa chuparse los deos [sic], y sí, la signora le ha vuelto a hacer honor a su tradición. A la camarera persa, cuyo esposo es portugués, le pregunto qué tal soportó la debacle de anoche en Salvador de Bahía, y se ríe, me dice que la signora la envió tempranito a casa para que lo consolase.

 

Voy a buscar a Henri al Kindergarten y lo traigo a casa. Diny está en lo de Chico, con Vincent, y Montse necesitaba hoy apoyo logístico porque tenía que ir con Paul y Oskar al médico. Así es que he pasado tres horas divinas con él a solas en la casa, autorizándole todos los caprichos que se le ocurrían, en materia de pelis, comidas y bebidas. ¡Vivan el 68 y la educación no autoritaria! A las 5 me llama Montse que ya van camino a casa, en el tranvía, de modo que también nosotros ponemos rumbo a Sürth, en el bus, y Montse nos está esperando en la parada, le hago entrega de “la mercancía” (es decir, “la mercancía” se arroja a sus brazos desde la puerta del bus), un beso, adiós, adiós, y el bus –que es pendular– pone rumbo de vuelta a Weiß conmigo a bordo.

 

Lógicamente hoy no he podido dormir la siesta, y ello me ha permitido dedicarle un tiempo a la búsqueda de una efeméride redonda que no sea el 5.° centenario de santa Teresa, y de repente se me ocurrió una idea, consulté a miss Hortensia Google ¡y ya la tengo!, el 4.° centenario de la publicación de la 2ª parte de Don Quijote. Ahora sólo falta que Helena lo acepte, le escribo ipso fuckto, y ella me contesta a vuelta de correos: Habemus efemerides! Me voy a centrar en la niña Altisidora, quien es para mí, con toda certeza, el motivo de la inquina de Nabokov contra Cervantes: ¡joder, se le adelantó nada menos que tres siglos y ½ en la invención de Lolita!

 

Weiß/Colonia, 18.6.

8:45 am, donde el dentista. Soy el primer paciente del día. El tratamiento dura hasta casi las 11 y me tienen que dar cuatro inyecciones de anestesia. Lo negativo: como tomo de una manera regular medicamentos anticoagulantes, el dentista decide no extraerme una raíz que no logró sacar con el resto del puente que va a sustituir; me extiende una receta para que se encargue de ello un cirujano dental en Rodenkirchen. Lo positivo: los  pechos de la asistente, duros como la piedra y con que los entré en contacto al menos una docena de veces, siempre a causa de sus movimientos, no hubo la más mínima intención por mi parte. Lo que no quiere decir que no me alegrase cada vez que los sentía contra mis brazos. ¡Bendita sea santa Catalina de Siena!

 

Vuelvo a casa y llego enmedio de una de esas reuniones de las amigas de Diny, que van rotando cada mes donde cada una de ellas. Diny estuvo preparando el condumio desde prácticamente el lunes, y demostró una vez más sus altas dotes como posible oficial de Estado Mayor: con toda seguridad que los soldados a su cargo no pasarían hambre en jamás de los jamases.

 

Me envía mi deuda estherna una petición debida a una iniciativa de los escritores berlineses, en favor de la libertad y el reconocimiento a Snowden. La firmo, y como en estos casos suelen dar la chance de explicar los motivos de la firma, arguyo que en realidad hubiese querido suscribir una petición en favor de la cárcel y la picota pública para los esbirros de la NSA, pero como no me ofrecen esa alternativa, por eso firmo la que me mandan.

 

Weiß/Colonia, 19.6.

Me cuenta Ibsen, desde Caracas, que desde hace años recibe cada mañana un email de asunto lexical en lengua inglesa, “A.Word.A.Day”, gracias al cual se desasna bastante en lo referente al idioma de nuestro colega Guillermo, el de Stratford–upon–Avon. Le contesto que hace siete años, Rolando Hinojosa me regaló un libro buenísimo, Spanish Word; Histories and Mysteries, subtitulado English Words that come from Spanish, y que viendo que estos temas le interesan, se lo recomiendo muy mucho. Al rato me escribe diciéndome que ya lo encargó, y yo, a mi vez«Ya verás cómo disfrutarás con él. Incluso cuando desbarra etimológicamente, p.ej. al decir que el pez llamado «bonito» quizá se llama así en castellano porque los españoles se referían a él diciendo que era «a pretty little tuna»; y no, «bonito» es un sustantivo derivado del árabe, no de que a los españoles les pareciera bonito ese atún. Habría que ser muy marica para eso».

 

En attendant Laetitia.

 

Voy con Carlitos al aeropuerto a buscar a Laetitia, como yo la llamo. Al llegar a casa quedamos con él en llamarnos mañana, para ver si nos reunimos, aunque aduce que a lo peor no, si surge algún inconveniente entre pitos y flautas. «¿Y oboes no?», le pregunto. Por una vez –iba siendo hora– lo agarro a contramano, no entiende mi chiste, mientras que Laetitia ya se está riendo.

 

El reencuentro con nuestra Leticia querida, en el aeropuerto, fue un abrazo largo y entrañable, que se repite cuando Diny le abre la puerta de nuestro apartamento. ¡Es alguien tan querible y tan querido, esta mexicana que nos regalaron como amiga los dioses aztecas, toltecas y demás divinidades del Walhalla de la región más transparente del aire! No paramos de charlar desde que llega, ni durante la rica cena que le ha preparado Diny (lomo de cerdo con guarnición de arvejas en salsa de tomate), ni después durante la sobremesa, en el living, dándole buen fin a una botella de Carménère. Sólo el cansancio nos lleva a la cama pasada la medianoche.

 

Weiß/Colonia, 20.6.

Después del desayuno vemos Pygmalion, que es mi peli favorita, y Leticia no la conocía. Queda prendida, como yo la primera vez. Luego vemos Ninotchka, que Leticia tampoco conocía, y ello nos da pie para conversar acerca de los respectivos sistemas televisivos de México y Alemania. La maratón prosigue tras el tentempié del mediodía y la siesta, viendo ese sketch tan divertido que es Dinner for One, con el que Leticia disfruta como chico con zapatos nuevos, y no es para menos. Luego, antes de la cena, Diny & Leticia pasean hasta el Rhin para llenar una botellita de agua del río padre de los alemanes que la Leti le llevará a Arcángeles. Eso tiene que ver con que yo le escribí diciéndole que mi sub (como también llamo a Laetitia) venía a visitarnos, y que si quería que yo le enviase algo especial con ella, como regalo, a lo cual mi Arcángeles del alma me respondió con un poema telegráfico: «Un pedacito de tu partido corazón. Una flor que haya mirado Monika. Unas gotas del río. Un guiso de Diny». Y yo le contesté: «Leticia Santín, nuestra gran amiga mexicana que está de visita desde ayer y hasta el domingo, ya se proveyó de una botellita ad hoc para llevarte al menos agua del Rhin. Con un pedazo de mi corazón partido parece que tendría dificultades en la aduana debido a la legislación restrictiva sobre tráfico de órganos; el guiso de Diny podría estropearse en el camino; y las flores que vio Monika son como las nieves de antaño en el poema de Ronsard y los velorios del ayer en la canción de Brassens».

 

Diny cocina indonesio ex profeso para Leticia, Nasi goreng, una de sus más ricas especialidades. Luego le pregunto a la Leti si conoce Arsenic and Old Lace, y tampoco la conocía. Programo el DVD, aunque lo hago tan mal que lo que sale es la versión doblada al español, y descubrimos al  rato que ya está bien de cine por hoy, que lo que queremos hacer es platicar, así es que apagamos el televisor y nos ponemos a la tarea, arreglando el mundo hasta pasada la medianoche.

 

Weiß/Colonia, 21.6.

Desayunamos copioso y sabroso, y luego Leticia y yo nos vamos a la ciudad, con la idea que visitar el museo Käthe Kollwitz. Pero en el tranvía se pone de manifiesto que aunque ella ya estuvo dos veces en la ciudad, ninguna de ellas la recorrió y, por ejemplo, la catedral no la ha visto nunca por dentro. Cambio el plan y acudimos primero a Saturn, donde intento comprar los DVDs de Pygmalion y de Ninotchka, para regalárselos a mi sub y Alfonso, y mi gozo en un pozo. Le pregunto si han pasado en México En la cama y me dice que al menos ellos no la han visto, así que les compro ese DVD, que es uno de los pocos que se encuentran acá con sonido original en castellano. La Leti se revancha regalándome el último CD de Keith Jarrett, lo que me hace acordar que mi ejemplar de The Köln Concert se lo regalé a Javier, cuando vino a visitarnos el año pasado, de manera que compro un nuevo ejemplar, el enésimo, porque siempre termino regalándoselo a las visitas que no lo conocen. Por algo Álvaro Mutis me llamaba Baden Powell.

 

En el subte a la catedral. Entramos por la puerta norte, casi en el crucero, y la llevo a la Leti directamente ante el vitral de Gerhard Richter. Yo me quedo sentado enfrente, como siempre cuando voy con algún visitante, y le indico el camino que tiene que seguir para ver el sarcófago de dizque los Reyes Magos, esa superchería católica. Regresa pronto, sin verlo, me cuenta que los celadores están echando a la gente de ese sector de la catedral porque ahora es el momento reservado para las confesiones. Cargado de razón le pregunto a la Leti que por qué no arguyó que justamente iba a confesarse. Too late, my sub, tenía que haber reaccionado a tiempo.

 

Lógicas fotos de la fachada de la catedral, al salir, a ½ distancia entre ella y el café de Billar a las 9:30, la novela de Böll. Luego la llevo a conocer por fuera el Museo Romano Germánico y admirar desde fuera sus dos más preciosas piezas, el mosaico de Dionisos y el mausoleo de Polibio. Y de allí a Sion, para que la Leti pruebe la kölsch, nuestra cerveza. Y sí que estamos sedientos, y es porque este día amaneció encapotado y amenazando lluvia pero entretanto el padrecito Febo se nos muestra propicio.

 

Sigue el recorrido, le entusiasman a Leti la torre y el pórtico del Ayuntamiento; las termas judías (sobre las que se construirá el Museo Judío de Colonia); la casa matriz de Farina, donde en 1709 se destiló la primera agua de Colonia; la ruina de la iglesia de St. Alban con la reproducción hecha por nadie menos que Beuys de la escultura de los padres dolientes, de Käthe Kollwitz ¡y menos mal que al menos le puedo mostrar una de sus obras, porque es evidente que tenemos hambre y debemos comer y es sábado y andá a saber si su museo estará abierto cuando hayamos aplacado a los monstruos que claman por alimento desde nuestros estómagos!  La llevo a la Leti al Trödelkaffee de la calle de Santa Agatha, ese local vintage que la seduce, como ha seducido a todos quienes llevé allá. Ella tiene más suerte que yo con su comida (canelones rellenos de queso griego y espinacas) que yo con la mía (albóndigas en salsa de tomate, algo pasadas de cocción), pero en este lugar lo que importa es el lugar, y mi vino es un Chablis de lo mejor. Cheers!

 

Como estamos tan cerca, y para rematar con broche de oro la excursión a la ciudad, llevo a mi sub a conocer las esculturas de Chillida en San Pedro, la ex iglesia jesuita, que ahora funciona como espacio artístico. La Leti queda extasiada con esa maravilla, y pega la hebra en inglés con la sacristana. Un día redondo. Hubiera podido serlo más si estuviese abierta todavía, pero no, ay, los sábados tan sólo hasta las 3 pm, la biblioteca municipal, donde podría haberle mostrado la reconstrucción del cuarto de trabajo de Heinrich Böll.

 

Compramos en Karstadt una botella de Pinot Grigio del Véneto, para Diny, dos de Carménère para nosotros, y una botella de whisky, por si acaso. Y regresamos a casa a tiempo de reposar un poco antes de que comience el Alemania vs. Ghana. Mediado el primer tiempo regresa también Diny, que no nos acompañó a la ciudad porque estaba invitada a la fiesta de cumpleaños de su amiga Karin. Y ahora toma una copa de vino antes de irse a dormir porque está muy cansada, y se pierde el gol # 15 de Klose, con el que iguala el record de Ronaldo (el bueno, el brasileño). Un gol más, Miros, y te convertirás en leyenda, el mayor goleador del seleccionado alemán ya lo eres, ahora sólo te resta ser, en solitario, el mayor goleador de los Mundiales. Obvio es decir que yo torçí por Alemania y la Leti por Ghana. Y ambos contentos con el empate, merecido para ambos equipos. Ojalá Cristiano Ronaldo & Co. machaquen mañana a los gringos pero caigan ante Ghana, y ojalá Alemania (duelo de entrenadores) le encaje un respetable número de goles a los gringos; Ghana y Alemania son los dos de este grupo que deberían pasar a octavos.

 

Tras el partido, platicamos hasta las 2:00 am, sobre Keith Jarrett y miles de temas musicales más, y le descubro a Leticia las interpretaciones magistrales de Lucero Tena con sus castañuelas, así como ese prodigio que es el “Bolero” de Ravel conducido por Celibidache. Antes telefoneamos con Alfonso, que está cenando en un restaurante del D.F., y que no quiere creerse que les regalo mi facsímil del Guernica de Picasso, a condición de que él, que es arquitecto, construya en su casa una pared de 40 m² para poderlo armar allá. Pero Alfonso como que piensa que le estamos gastando una broma.

 

Weiß/Colonia, 22.6.

En el desayuno dominical Leticia traba conocimiento con los egg coddlers, y después del aseo matutino, haciendo tiempo hasta que llegue Carlitos, escuchamos la grabación de un informativo de los que conduje durante cinco años en la Deutsche Welle, de febrero 1995 a diciembre 1999, el último el día 31; al siguiente ya era un jubiloso jubilado. Es uno de los mejores “Buenos días, América” que conduje, me he alegrado de escucharlo de nuevo y en compañía de la Leti, quien quedó impresionada por la calidad y la cantidad de la información que, trabajando a un nivel profesional muy alto, se pueden empaquetar en sólo ½ hora de programa.

 

Almuerzo inevitable en La Modicana, Leticia es lectora asidua de mi diario y no perdonaría que no la llevásemos allá, a comer nuestros espaguetis con mariscos. Antes, al alimón con Diny, se mandó una bodega una gran ensalada de rúcola. Y después un tiramisú con tutti, así es que ya quedó integrada con todos los honores en la nómina de lectores de mi diario que son comensales de La Modicana. De donde venimos a casa, a recoger su maleta ya hecha, y partimos rumbo al aeropuerto. Se ha despedido muy cariñosa de Diny en casa, y de Carlitos, cuando llegamos a la Terminal 1, pero luego, al abrazarnos, ninguno de los dos sabe como separarse del otro y estamos sollozando en seco, un rato largo. Adiós, Laetitia querida, qué hermosura estos cuatro días contigo, criatura excepcional que tanto honor le haces a tu nombre latino, eres un cascabel.

 

***************FIN***************

Más del autor

-publicidad-spot_img