El Maracaná, acaso el estadio más famoso del mundo, acogerá este viernes el primer partido de los cuartos de finales de la Copa del Mundo 2014 entre Francia y Alemania. Se trata pues de un escenario digno para reavivar una de las rivalidades más combustibles de la historia. Y eso sin hacer referencia a 1871, a Verdún, Versailles o Vichy.
Todo comenzó en el Sánchez-Pizjuán de Sevilla una noche de aquel verano mágico de 1982 en la que el mundo disfrutaba de lo que se convertiría en un partido legendario. Alemania, vigente campeón de Europa, protagonizaba una semi final vertiginosa, emocionante y plenamente abierta contra la Francia de Platini, Amoros, Tigana, Giresse y Bossis, que se mandó un partido de los grandes hasta que le tocó convertirse en el héroe trágico de la película.
Marcó Littbarski un golazo en el minuto 18, cancelado diez minutos más tarde por el penalti que Berndt Förster, quien a pesar de ser considerado uno de los mejores laterales de Europa tuvo una noche para el olvido, cometiera sobre Rocheteau. Lo cobró Platini, implacable. Así acabó el primer tiempo, y también el segundo, aunque los últimos 45 minutos fueron un espectáculo absoluto con dominio predominantemente francés y una Alemania dispuesta a apostarlo todo al contragolpe.
Para la historia ha quedado la actuación del colegiado holandés, Charles Corver, y el crimen que Toni Schumacher, el portero alemán, cometiera contra Patrick Battiston, a quien le sacó dos dientes sin anestesia y le partió tres costillas. Menos recordado es el disparo al travesaño de Amoros en el segundo minuto de descuento de la segunda mitad que habría dado una justa victoria a los galos en tiempo reglamentario.
Pero no quiso ser: el partido fue a prórroga, marcó Trésor en el minuto dos, Giresse en el ocho y los franceses se daban por ganadores. Pero esto tampoco quiso ser: marcó Fischer, primero, aunque en fuera de juego por lo que no contó; luego marcó el recién entrado Rummenigge, que arrastraba una lesión y por lo tanto no había jugado de titular. Ese sí contó, como contaría también la chilena de Klaus Fischer, prácticamente en cámara lenta, tres minutos después del inicio de la segunda parte de la prórroga. Hasta allí alcanzaron las fuerzas de ambos equipos, y el público español, volcado en favor de los franceses tras la entrada de Schumacher a Battiston, empezó a apreciar el coraje alemán. En penaltis no ha debido perder ninguno pero a pesar del fallo de Stieleke, que también hizo un gran partido, al final fallaron también Six y Bossis y pasaron los teutones. Como siempre.
Sin embargo hablar de la revancha de 1982 en torno al partido del viernes es ignorar la semi final de México 86 en la que Francia, vigente campeón de Europa se enfrentó a la Alemania de Brehme y Matthäus, Magath, Allofs y el viejo Rummenigge. Bajo la tutela del Kaiser Beckenbauer Alemania venía haciendo un torneo malo, peor que olvidable, francamente patético, apenas superando a una Escocia que no era la de los años 70, empatando contra un buen Uruguay y perdiendo contra la Danish Dynamite, antes de sudar un 1-0 contra Marruecos en segunda ronda y eliminar en penaltis a los anfitriones mexicanos. Por lo tanto, Francia era la amplia favorita para pasar a la final y cobrarse en el camino la revancha de uno de los mejores partidos de todos los tiempos.
Pero no quiso ser: en el minuto 9 Andreas Brehme, jugando de carrilero derecho en lugar de Thomas Berthold, disparó un cañonazo de zurda en un tiro libre que Joel Bats ha debido salvar con comodidad. El regalo asentó los nervios de los alemanes y la primera mitad pasó con ligereza. Luego, apenas comenzó la segunda, vino el vendaval francés. Oleada tras oleada de ataque galo terminaba en las manos de Toni Schumacher y los alemanes no lograban retener el balón ni 15 segundos antes de devolverle la iniciativa a Francia. Pero hay días que la pelota no quiere entrar, y este fue uno de esos días. El desgaste físico fue dejando a los franceses expuestos a medida que sus ataques se hicieron más desesperados. Beckenbauer dio paso a Rudi Völler en lugar de Rummenigge y justo antes del final del partido un contra ataque germano sepultó las esperanzas galas. Por segundo mundial consecutivo, Francia tendría que jugar el partido de consuelo por el tercer lugar mientras Alemania perdía la final.
La campaña de Alemania en 2014 hasta ahora parece una simbiosis de los mundiales de 1982 y 1986: en el partido final de la fase de grupos un empate habría bastado para pasar de primeros y la victoria 1-0 significó que tanto Alemania como su rival (USA en 2014, Austria en 1982) se clasificaban a la segunda ronda. En dieciseisavos una victoria sufrida contra un equipo del Magreb (Marruecos en 1986, Argelia en 2014, la misma Argelia que quedó eliminada por el 1-0 de Alemania ante Austria en 1982) los clasificó a cuartos. En 1982 la segunda ronda fue de grupillos pero en 1986 Alemania tuvo que llegar a penaltis contra México antes de clasificarse para las semis.
En 2014 es Francia la que espera vengar las derrotas de 1982 y 1986 pero dados la historia y los resultados que hasta ahora se han visto en Brasil lo astuto sería que ambas selecciones estuvieran preparando los penaltis. Ya veremos.