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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 30 / 2014

De mi Diario: Semana 30 / 2014


 

Weiß/Colonia, 20.7.

Pasada la medianoche : Acabamos de ver juntos, Rolando y yo, uno de los episodios de la 1ª temporada de Wallander, o sea, con Johanna Sällström: lamentablemente uno de los pocos, no llegan a tres, donde su intervención es mínima. Pero sólo ver esa cara en determinados planos es ya una epifanía de la mirada.

 

Almorzamos en La Modicana, con Carlitos y Rolando, a quien luego llevamos a un hotel cerca del aeropuerto, su avión a Heathrow sale a las 8 am, de manera que tendrá que madrugar, pero mucho menos que si se quedase a dormir en nuestra casa; y eso además de que habría que pedir un taxi que viniera a buscarlo alrededor de las 6 am. Al regresar acá me encuentro con que nos ha dejado unos regalos en su habitación (de los cuales no nos había dicho nada); Diny comenta: «Y para seguir su propia tradición, se ha vuelto a olvidar de un par de calcetines». «Y también de un libro de Ibargüengoitia –le aumento yo–, que se lo tendré que mandar por correo tortuga».

 

Weiß/Colonia, 21.7.

Esta ola de calor me va a matar.

 

Leída en ¡Qué cruz con esta Iglesia!: Historia sexual del cristianismo, de Deschner, una cita de Nietzsche: «La Edad Media significa la alcoholemia de Europa». Sería interesante saber cómo se tradujo “Alcoholvergiftung” en su día, creo que “alcoholemia” es palabra de cuño reciente.

 

Weiß/Colonia, 22.7.

Desde el sábado estoy yéndome a la cama después del desayuno, hasta el mediodía. No tengo las más mínimas ganas de hacer nada.

 

En La Modicana, con Diny y Carlitos. Ni siquiera tengo ganas de comer, y  mucho menos comer algo caliente. Le pregunto a la signora si le queda algún resto de vitello tonnato, o de carpaccio, y sí, tiene carpaccio, de res. Pero el plato que me trae la camarera persa es una especie de festín de Baltasar en pequeño formato: el carpaccio casi no se ve, oculto por un Mato Grosso verde que te quiero verde, debajo del cual hay una densa capa de escamas de queso parmesano, y sólo recién después se divisa el carpaccio. Tengo que pedir un plato aparte para despejarlo de todo el camuflaje vegetal, tan sólo dejo el parmesano porque se disuelve bien en el aceite de oliva.

 

JBG me escribe que no podrá venir a visitarnos en Colonia. Y qué contestarle sino que contaba con ello desde el primer momento, y que por eso me alegré de que fuese a encontrarse conmigo en HH. Lo único que me quedaría añadir es que creo que difícilmente volveremos a estar tan cerca como para reencontrarnos alguna vez, así es que habría que adiarlo, como dirían en Brasil, hasta una de nuestras próximas reencarnaciones. Si es que las hay. Pero ojalá no, por Dios, con una sola vida basta y sobra en este planeta de mierda.

 

Weiß/Colonia, 23.7.

1:00 am : Los honorarios por un artículo mío publicado en México, y que la buena alma de BE se ofreció a negociarme, cobrarme y enviarme, se han transformado en un episodio kafkiano que me obligó a escribir hoy a la administración de la redacción de marras: «Estimada MCT, no nos conocemos de nada, pero su nombre aparece con insistencia en mi estafeta cada vez que se trata del pago por un artículo mío publicado en esa revista. Puede tener la seguridad de que, de haber sabido la novela de Kafka que ustedes estaban tramando a costa de ese pago, jamás hubiese autorizado a mi amiga BEN a sufrir por ello en uno de los papeles protagonistas. Por lo tanto, dejen ya de molestarla y olvídense del pago, les regalo el artículo. Y para que conste, firmo la presente en Colonia, a 23 de julio de 2014. Ricardo Bada, Pasaporte español n° XDA716219». Minutos después un email del redactor jefe: «Estimados Ricardo y BE, este mail es para ofrecerles una sentida disculpa por el atraso del pago. No es cosa de la contable ni mía, así se manejan en esta puta empresa. Ambos son valiosísimos colaboradores de la revista y quiero que sigan así, que una decena de mails y varios papeleos no destruyan nuestra alianza. Por favor, Ricardo, tu trabajo vale, no tienes por qué regalarlo. Con las correcciones que mande BE podrá salir el pago, se los aseguro». Y mi respuesta: «Gracias, pero creo que no lo entiendes, a mí me resulta insufrible que una amiga tan querida como BE esté perdiendo tiempo y energías en cobrar un honorario mío. De haberlo sabido, en la gran puta vida se me hubiese ocurrido autorizárselo. Lo dicho, insisto, no quiero que BE siga siendo molestada por este asunto. Mi pensión de jubilación me alcanza todavía para sobrevivir. En este caso se trata tan sólo de renunciar a una lata de caviar. Gracias, y espero (deseo) que lo entiendas desde mi punto de vista. Que en un mundo donde se está lavando dinero constantemente, casi a la vista del ciudadano, sea un problema que le paguen a alguien por un trabajo honrado, ay no, ni modo».

 

En la cama después del desayuno, hasta las 12:30. Logro terminar luego, trabajando con la llama piloto, los textos de mis artículos sobre México y Uruguay en las cartas de Cortázar, que a decir verdad no son textos orgánicos sino collares de perlas, de citas enhebradas una tras otra, porque los formatos no dejan hueco para una elaboración literaria del material.

 

He reemprendido mis cabalgatas de Kate a partir del lunes. Pero tan sólo como una manera de demostrar que soy capaz de disciplina, o sea, sin ninguna convicción. Y para tranquilizar a Diny, pero lo único que deseo de a deveras es morir, morirme cuanto antes.

 

Weiß/Colonia, 24.7.

Un nuevo 24 de julio sin Gloria Valencia. La recuerdo mucho a Gloria. Su hospitalidad sin tacha cuando nos alojaron, ella y Álvaro, en su casa de Bogotá, a pesar de estar ella recién operada y haberle ordenado los médicos un reposo absoluto. Nos reuníamos con ella en el dormitorio, que había convertido en cuarto de trabajo, y desde la cama organizaba el día en la casa y en los medios para los que trabajaba. Lo del reposo absoluto no se había inventado para Gloria.

 

Todo el día han estado sonando truenos lejanos, sordos, de esos que me hacen recordar «los dados de hierro de Waterloo», como dice Stefan Zweig en el episodio correspondiente de sus Momentos estelares de la Humanidad, uno de sus mejores libros. Pero no ha caído ni una sola gota de lluvia ni siquiera se han llegado a ver los relámpagos. Los más viejos del lugar dicen que Weiß se encuentra situado en un corredor climático que nos suele ahorrar las tormentas. Y debe ser así, porque hace una semana llovió de tal manera en Colonia que hasta se inundó una de las estaciones del Metro, en Nippes, el barrio de Carlitos, y aquí brillaba el sol.

 

Weiß/Colonia, 25.7.

Pasada la medianoche : Acabo de ver Family Plot, creo que es la única peli americana de Hitchcock que todavía no había visto. Está bien, pero le falta el “touch” que hace poco menos que inconfundibles a las demás.

 

Ayyyyyyy qué día de mierda. Literalmente. Todo el día de la cama al baño, del baño al sofá, del sofá al baño Recién a media tarde se tranquilizaron mis tripas y se me quitó el cansancio que me estaba haciendo temer una nueva depresión.

 

A Diny le salió un gazpacho exquisito, y esa es casi la única comida mía de hoy, aparte de un yogur con miel en el desayuno y cantidades exorbitantes de té de manzanilla durante el día.

 

Leí esta mañana en el diario que la pena de muerte en los USA, o sea, en los United States of Assassination, se ha cobrado una nueva víctima, a la que les costó casi dos horas asesinarla: legalmente, claro está. Y es el tercer caso en lo que va del año: lo de ahora ha sido en Arizona, pero en enero fue en Ohio, y en abril en Oklahoma. Lo que más me interesa de la noticia es que por ella me entero de cuál es el problema que está en el origen de estas ejecuciones terroríficas. Parece ser que las firmas químicas europeas de las que recibían los compuestos letales han suspendido sus envíos, como un modo indirecto de protesta contra la pena de muerte, o bien en todo caso para no sentirse comprometidas moralmente con esa práctica salvaje. Curioso porque ello significa por lo menos dos cosas: a) que un país como EE.UU. carece de tecnología química propia para uno de sus deportes nacionales; y b) que las firmas europeas, a fin de cuentas, hacen más daño del que pretenden evitar, porque está claro que los Estados Unidos no van a suprimir la pena capital, y en aquellos donde se ejecute por vía intravenosa, al final se verán obligados a recurrir a líquidos matarratas. Y pensar que es el país de Thoreau y Mark Twain, de Sherwood Anderson y Faulkner. Y de Billie Holiday y Pete Seeger. Y también de Sidney Lumet, cuya peli 12 Angry Men pareciera como si nunca se hubiese filmado. Qué desastre.

 

Finalmente pude trabajar un par de horas y dejar listo el artículo sobre Colombia en las cartas de Cortázar, y de repente, por una referencia que encontré en una de ellas se me ocurrió chequear las veces que aparecen Holanda y los holandeses en los cinco tomos de la correspondencia. Son nada menos que 60, a ojo de buen cubero, y alguna de ellas tan sabrosa como esta, en una carta del 27.11.1954 a quien debió ser su mejor amigo por aquellos años, el pintor y escritor Eduardo Jonquières, en Buenos Aires, hablándole a propósito de dos exposiciones que está preparando en Europa: «Tu exposición en París me parece estupenda, y no lamento demasiado perderla pues podré ver todo en tu casa, con mucho tiempo y mucho diálogo. También me gusta lo de Holanda, porque allí hay cantidad de cronopios concretos y abstractos, sin contar a la gloriosa reina Juliana que es una gorda simpática». Inmediatamente le escribo a Willy, porque hay una especie de “Renacimiento Cortázar” en el mundo neerlandés, y podría ser que interesara en su diario, o en alguna revista, un artículo mío rastreando esa presencia del país en el epistolario del Gran Cronopio; lo escribiría yo y Willy lo traduciría. Veremos, como dijo Homero.

 

Weiß/Colonia, 26.7.

1:00 am : La serie policial sueca “Irene Huss” en uno de sus mejores episodios, Alguien que espera en la oscuridad, el primero de la 2ª temporada. No pienso perderme ninguno.

 

En el anterior de The Twitter’s Digest incluí uno elegido en la cuenta @cessarcastella, este: «Yo quisiera ser civilizado como los animales». Casi a vuelta de correos me llegaron alarmas de un par de amigos explicándome algo que yo no sabía y es que se trata de un verso de una canción de Roberto Carlos. Inmediatamente me puse a rastrear la cuenta @cessarcastella, hasta el 30 de junio, por si acaso la frase estaba entre comillas y a mí se me habían pasado, pero comprobé que ese tuit había desaparecido de ella. Así lo escribí a todos quienes reciben TTD con regularidad, y ahora me llega un email de Alejandro Arcila, desde Colombia, donde me dice lo siguiente: «Yo pienso sobre el plagio (en Twitter y en donde sea) que es un arte tan bello como la creación, se necesita un talento excepcional no sólo para plagiar sino para escoger la víctima del plagio, pues una cosa es plagiar a Roberto Carlos y otra muy diferente a un sirirí cualquiera; hay individuos que han sido más celebres por plagiar que por crear y eso no les quita mérito. Pensar por ejemplo en todos los robos a mano armada (armada de guitarra) que perpetró Jimmy Page y que no le restan ni genialidad, ni talento, ni creatividad, o los que (según una extraña teoría que tengo) hizo el gran Gabito (a quien quiero muchísimo) a sus amigos (Cepeda Samudio y Mutis) y a sus maestros del lejano oriente (Kawabata)». Honestamente hablando, y prescindiendo de que su “extraña teoría” me parece harto traída de los pelos, tengo la impresión de que Alejandro confunde el culo con las témporas, y se lo digo: «En materia de plagios yo sigo la opinión de Víctor Hugo, quien sostenía que en literatura no existe el robo si va seguido de asesinato. Y los dos ejemplos que tú me das (se te olvidaron Brecht y el gran Shakespeare) serían casos claros de homicidio con premeditación, alevosía y quién sabe si nocturnidá».

 

En el diario, entre las esquelas, la de una joven estudiante de la Universidad de Maastricht, muerta repentinamente, en trágicas circunstancias, a los 21 años de edad, con estas palabras: «Perder un hijo es la más amarga y la más triste experiencia que podemos imaginarnos como padres. Pero consuela saber que Franziska, gracias a la donación de sus órganos, pudo regalarle a algunas personas una nueva esperanza de seguir viviendo». Franziska era joven y hermosa, y en la foto de la esquela se la siente vital, risueña y optimista. Los dioses son injustos. Los pocos ánimos con que me levanté se me vinieron abajo, así es que terminé de tomar mi desayuno y me eché en el sofá, y dos horas después en la cama. Recién eran las 5:00 pm cuando me senté frente a la pantalla y retomé la escritura de este diario. Pero Franziska no se me va del pensamiento, y su muerte me hace recordar el soneto que escribí a mis doce o trece años, y que mi padre llevaba copiado a máquina en su billetera. El soneto in memoriam de su hermano, mi tío Antonio, muerto también a sus 21 años:

Moriste, y en la cárcel del retrato,

prisionera del Tiempo tu figura

quedó: para ventura y desventura

de quienes conocieron tu arrebato.

     Yo no te conocí, pero constato

que tu vida fue breve, triste y dura,

y sin embargo fue rica y madura

e hiciste con la Muerte bien el trato:

     moriste joven, desde joven moras

donde la nada es todo y todo es nada,

donde es eterno el paso de las horas,

     donde calla la voz y está sellada

la puerta de las ansias delatoras,

y es lo mismo ser Dios o sólo Bada.


***********FIN***********

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