El fantasma de Sion en pleno ataque a Gaza
No lo puede soportar. Ella cree fervientemente (casi fanáticamente) en la bondad del Estado de Israel. En que sus bombardeos sólo buscan proteger a sus ciudadanos contra el terrorismo (“¡Menos mal que existe el ejército de Israel!, ¡menos mal que es uno de los más poderosos del mundo!”). Es sionista. Nos lo confiesa. También, que es duro serlo en el país en el que reside. La opinión mayoritaria está con Palestina. Los relatos de los medios de comunicación, también. Nos dice que ese sufrimiento es el precio que hay que pagar por ser judía. Pero está pensándose emigrar a Israel. Igual, una vez allí, cuando sea consciente de las condiciones de vida de los miles de palestinos que, generación tras generación, residen en campos de refugiados desde 1948, cambie de parecer. O cuando compruebe las ventajas de las que los israelíes disfrutan por vivir en los nuevos e ilegales asentamientos por los que van ganando territorio de manera irregular a costa de Palestina. Porque vemos que ni los bombardeos, ni el sacrificio de inocentes en Gaza, le hacen reaccionar. Pero nos dice que no caigamos en el antisemitismo, que no nos creamos tanta propaganda y que leamos a Pilar Rahola. No le decimos que en España una porción de la derecha, toda la órbita de Libertad Digital, tiene opiniones similares a la suya. Ni le recomendamos que lea a Primo Levi. El italiano no tiene muy buena prensa entre ciertos miembros de la comunidad judía: hace muchos años, el Círculo de Bellas Artes programó Conversaciones con Primo Levi y hubo unos cuantos espectadores que no pudieron aguantar hasta el final de la representación por las justas críticas que se proferían contra Ariel Sharon.
Justo durante estos días, se conmemora en Buenos Aires el atentado contra la AMIA, una mutualidad de la comunidad judía, cuya autoría aún está sin resolver, por lo que sigue envuelta en polémicas. Hubo numerosos actos de recuerdo. Nos topamos con uno, el de APEMIA, colectivo que sí condenó la violencia que ejerce el Estado de Israel sobre el pueblo palestino en Gaza. Intuimos que el grupo de víctimas de ese atentado está muy dividido. Lo mismo que la comunidad judía de la ciudad.
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Tango para principiantes
Un domingo por la tarde. Mucho más tranquilo que cualquier otro momento para ir a La Catedral a ver aprender bailar tango. El grupo de aprendices con el que nos topamos era muy heterogéneo. En edad. En ideas. En aspiraciones. El profesor, Alberto Goldberg, recitaba a Federico García Lorca, porque acababa de llegar de Granada, donde impartió un curso sobre la seducción y la conquista en el tango.
Ay, los prejuicios, estamos llenos de prejuicios… Por ejemplo, con el tango, que pensábamos que era algo prácticamente muerto. Y eso que hace unos pocos años escuchábamos bastante a menudo a Malevaje. Pero es que Malevaje es un grupo español y pensábamos que su existencia obedecía a una excentricidad propia de los años de la Movida. Pero no. En los últimos años, nos cuentan, Argentina se está reafirmando, está recuperando su identidad. Y uno de los elementos de ésta es el tango. Por eso hay una verdadera eclosión de orquestas de tango. Por eso, hay quince milongas, nos dicen, cada noche en Buenos Aires, que se llenan sobre todo de jóvenes, aunque no sólo de ellos. Con orquestas como ésta (no nos las imaginábamos así), que toca todos los lunes en Café Vinilo:
Y con tangos muy machistas, como los recordábamos, y también como éste:
Lo escuchamos en el centro cultural Torquato Tasso.
Y a esta orquesta, más roquera y más chocante para nuestros limitados esquemas, en su propio espacio:
Buenos Aires es la ciudad que nunca duerme o la que nunca se acuesta. O una especie de Nueva York del sur. Sí, en algunos momentos, se nos parecía a la Gran Manzana. Y no por los rascacielos que desafortunadamente le están creciendo. Sino por la vida a raudales que desprende, la diversidad de barrios y ambientes, el gran número de ciudades que esconde en una sola urbe, y por tonterías, como los parquecillos vallados que salpican la ciudad con espacio propio para perros, o por los propios paseadores de mascotas, a los que casi no se ve porque van rodeados, mínimo, por quince canes.
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Muy de Perón y de Kirchner: ¿Víctima de la propaganda?
Entre mates, cometimos el error de empezar a hablar de política. De cómo nuestra breve estancia estaba mejorando nuestra opinión sobre Perón y también sobre los Kirchner. Quizás, confesamos, tuviera que ver con la propaganda que se desliza en los museos de historia, a los que somos absolutamente adictos. Por ejemplo, en el del Bicentenario, que es magnífico, por otro lado.
La conversación se centró en Perón. Alguien dijo que era un fascista. Otra persona, que el hecho de que hubiera halagado a Mussolini no le hacía ser tal, puesto que en Argentina, en la práctica, cuando llegó al poder, no aplicó sus métodos. Aunque, ¿qué hay de su posición en la Segunda Guerra Mundial? De eso hemos leído después. “Pero, ¿y el hecho de que se refugiara en la España de Franco tras el golpe de 1955?”. Eso último sí lo pregunté. “¿Lo veríamos con mejores ojos si hubiera ido a Francia, la misma Francia que se portó como se portó en la guerra de Argelia?”. Se dice que la última dictadura argentina aprendió de Francia y de sus prácticas en el país magrebí sus métodos de tortura.
De Cristina Kirchner hablamos otro día, también en La Catedral. Parece haberse ganado de nuevo el favor popular en la batalla contra los fondos buitre. Sin duda, este discurso fue brillante:
Aunque sigue jugando en su contra la inflación y que el Gobierno la oculte o la maquille y ello acentúe la reducción en el poder adquisitivo de los salarios que, reconozcámoslo, se actualizan a buen ritmo, aunque, siempre, por detrás del IPC.
Quizás hay razones para ese falseamiento de los precios. Vamos a jugar a la justificación del engaño. Sí, está muy feo, pero lo haremos. Esa mentira puede limitar la escalada de precios, o contribuir a no engordarla. Si el proceso deflacionista se agrava por el retraso de decisiones de compra, la hiperinflación galopa con su adelanto, con el comprar hoy por si acaso mañana está más caro.
Aunque detrás de la fuerte subida de los precios seguro está la actuación del banco central, además de las políticas de sustitución de importaciones del Gobierno. Éstas, por un lado, encarecen las compras exteriores. Por otro, la insuficiente producción nacional incrementa el precio de los productos autóctonos.
Por no hablar de la debilidad del peso. Una debilidad que es mayor en el mercado “libre” (o “blue” o negro) que en el intervenido, que en el que controla el banco central. En el mercado oficial, por cada euro te dan entre 10 y 11 pesos. En el negro, hasta 15 pesos.
La inflación le hace daño al poder adquisitivo del dinero. Aunque ataca a los salarios, a la larga, es más perjudicial para quien más tiene. De ahí que el ahorro argentino, sobre todo el gran ahorro, se esté protegiendo en el dólar, una moneda mucho más estable, y ese fenómeno esté contribuyendo, a su vez, a que la caída del peso sea cada vez más grave y, por tanto, al aumento de la inflación. Es un fenómeno que se retroalimenta.
La autoridad monetaria argentina, al parecer, prefiere aguantar con esa tasa de inflación antes que imponer medidas que la limiten y que tengan como consecuencia un frenazo en una economía que ya sufre síntomas de un parón que será catástrofe si ganan los buitres.
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Menem: que se manifieste quien lo defienda, queremos ser plurales
Asistimos a ciertos desacuerdos en la evaluación de los Kirchner y de Perón, pero no respecto a Menem, a quien se culpa del desastre ocasionado por el experimento neoliberal en Argentina.
Los Kirchner dieron la vuelta a las políticas de Menem. Por eso, quizás, les tenemos simpatía. Parecen intentar recuperar el patrimonio dilapidado por su predecesor. Además, las Madres de la Plaza de Mayo cantan a Cristina (qué machismo éste según el que Cristina Fernández es, simplemente, Cristina, y Néstor Kirchner, Kirchner; lo mismo pasó con Perón y Evita) cuando se reúnen en la Plaza de Mayo los jueves a las 15.30 horas. Y en el bar de las Madres, El Revolucionario, en la Plaza del Congreso, un espacio que nos recuerda a otro muy querido, pero muy lejano, hay mil fotos de los Kirchner. Ellos fueron, no hay que olvidarlo, los que hicieron posible la abolición de las leyes de punto final y que se pudiera volver a juzgar a los responsables de la última dictadura.
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“El Revolucionario” y los revolucionarios
En la entrada de la Casa Rosada, el visitante se topa con un montón de cuadros y fotos de los principales artífices de la independencia de América Latina donados con ocasión del bicentenario de la independencia de Argentina, que tuvo lugar en 1810, por parte de los presidentes de los países vecinos. Son nombres, en su mayoría, desconocidos para el europeo. ¿Por qué los españoles nos hartamos de estudiar las peripecias de Hernán Cortés y de Francisco Pizarro y no de las de quienes lucharon por la emancipación de sus pueblos? Puede que porque la historia que estudiamos es muy de victorias y muy poco de derrotas.
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¿Alejandra o La Maga?, ¿Sabato, Cortázar o Borges?
Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sabato, nos acompaña en nuestro viaje. Nos dijeron que el personaje de Alejandra nos iba a cautivar y, en realidad, nos irrita. No será por su culpa, sino por la nuestra. Pero nos cae fatal. Está atormentada, enferma, pobre, pero nos parece caprichosa y nos cansa. Igual es que no la llegamos a entender del todo. Tampoco al amigo Martín. Leyendo sobre Alejandra nos acordamos de La Maga. Nos gusta mucho más. Es un personaje más puro que Alejandra, que está llena de dobleces.
Y nos quedamos, antes que con Sabato, quien, quizás, tiene una mancha importante en su expediente, o antes que con Borges, al que le ocurre lo mismo, con Cortázar. Por su compromiso político y, por supuesto, por La Maga. Menos culta, pero más lista que cualquier otro personaje de Rayuela. Decíamos que es un personaje sin dobleces, puro. Quizás el más puro de la historia de la literatura.
A Borges lo descartamos, además, porque puede que no fuera un escritor “auténticamente” argentino.
“Un cura irlandés me dijo un día: Borges es un escritor inglés que se va a blasfemar a los suburbios. Habría que agregar: a los suburbios de Buenos Aires y de la filosofía (…) ¿Es un sofista o un sofisticado?”.
Eso le hace decir Sabato a uno de sus personajes.
Sí, nos cuentan que hay un debate sobre la esencia de la literatura argentina. Y que, según la postura de cada cual, Borges puede considerarse, o no, argentino. Pero, ¿tiene la literatura nacionalidad? Nos gustaría responder que no. Nos enseñaron a decir que no. Pero, a estas alturas pensamos que, seguramente, sí. La nación deja una impronta en el carácter y en la escritura. Sobre todo en ciertas épocas. Así, hubo en una en la que Argentina quería ser Europa. Por eso todos los edificios se construían a la europea y con materiales importados. Quizás era la misma temporada en la que Borges parecía no querer ser latinoamericano, sino británico.
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El escritor que será Cortázar aunque quiera ser Borges
Quien nos cuenta cosas de Borges, como eso de que siempre se consideró anarquista, pero militó en el partido conservador, o eso de que leyó El Quijote antes en inglés que en castellano, también escribe y acaba de hacer un viaje por Europa. Por su viaje, creemos que quiere ser un Borges, pero nos tememos que está condenado a ser un Cortázar, porque es demasiado argentino. Y eso que no le gusta la política. Pese a todo, nos muestra su simpatía por la República española, sin que nosotros le diéramos pie a ello. Pero sólo, aclara, tras leer Por quién doblan las campanas, de Hemingway. Nos damos por satisfechos.
Aunque, ahora mismo, el escritor argentino que más interés nos suscita, quizás por raro, es Roberto Arlt. Y seguimos teniendo pendiente a Piglia. Y a muchísimos, muchísimos más. Aceptamos sugerencias.
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Historia y memoria recuperadas
Visitamos el Espacio Memoria y Derechos Humanos, ubicado en la antigua Escuela de Mecánica de la Armada. Lo contamos aquí, un artículo en el que sobre todo expresamos la envidia que sentimos de un país que sufrió una dictadura horrible y tiene la valentía de recordar y de intentar resarcir a las víctimas, algo a lo que ningún Gobierno se ha atrevido en España.
Reproducíamos en la entrada anterior el argumento de la guía de ese espacio y de nuestros compañeros de visita, muchos de ellos argentinos: hay un gran consenso en el país por la recuperación de la memoria. Y que son minorías quienes están en contra de ese ejercicio: apenas los represores y sus familiares. Pero en nuestro camino posterior nos encontramos con personas que discrepan de esa opinión. Por el contrario, consideran que la mayoría de la gente quiere olvidar, hacer como que nada sucedió. Afirman que fue la voluntad política de Néstor Kirchner la que recuperó la memoria. Y nos dicen que eso precisamente, la voluntad política, también sería lo necesario para que en España pudiera ser posible algo semejante.
Aunque conseguir recuperar la memoria no es la panacea, no acaba con todos los problemas. En Argentina, nos cuentan, puede haber grupos formados por gentes cercanas al ejército y a los servicios secretos de la dictadura cuya misión es evitar que se sigan investigando los crímenes. A ellos atribuyen esta desaparición, ocurrida en 2006, ya en democracia. Por eso, sigue habiendo miedo a hablar sobre el tema.
Sea como sea, el espacio de la memoria no parece suficiente. Sobre todo porque éste se nutre de los testimonios de los familiares de los desaparecidos o de quienes fueron apresados pero salieron con vida de ese trance. La documentación oficial, los registros elaborados, por los represores aún no ha salido a la luz. Y, por ese miedo del que hablamos, los testimonios con los que se cuenta, aun siendo importantes, no son suficientes para esclarecer toda la verdad.
También es verdad que Argentina ha complementado la memoria con la justicia, dado que a finales del año 2013 había ya 515 encarcelados por su responsabilidad en los crímenes de la dictadura, que llevaron a la desaparición de, se calcula, 30.000 personas.
En este enlace se puede seguir la megacausa ESMA, en la que se encuentran imputadas 65 personas, ocho de ellas relacionadas con los vuelos de la muerte.
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Un testimonio
En uno de ellos pudo haber sido víctima la prima de alguien con quien nos encontramos. Desapareció un día. Y eso que aparentaba no estar nada interesada en la política, para la indignación de su primo. Porque él, la persona que nos contó la historia, sí lo estaba, militaba incluso, algo que consideraba casi una necesidad y, por supuesto, una obligación teniendo en cuenta la situación que vivía el país. Le extrañó, pues, que secuestraran a su prima y no a él. Pero, al cabo de los años, se enteró de que ese desinterés que mostraba ella por lo que ocurría en el país era la única forma que tenía de proteger a la gente que tenía a su alrededor. Porque sí estaba en política. En un grupo armado.
Mientras la creían secuestrada, la familia encontró la manera de hablar con el entonces ministro del Interior. Éste supo que estaba detenida en la ESMA, es decir, bajo tutela de la Marina y dijo no poder hacer nada. La Marina tenía, al parecer, su propia jurisdicción, su propio aparato represor y su autonomía.
Mientras nos cuenta este testimino, nos viene a la cabeza una película terrible, durísima, Garaje Olimpo. Escenas similares tiene que tener él en la cabeza: nunca ha podido acercarse al Espacio de la Memoria, ubicado en la antigua ESMA.
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Los treinta años de democracia y la autocrítica
Se hace memoria no sólo de la dictadura y de todas sus consecuencias, como también lo es el desamparo que sufren quienes combatieron en Las Malvinas. También se evalúan los treinta años de democracia que acaba de cumplir el país. Con sus luces y sus sombras. Sobre todo con sus conflictos. Es obligatorio leer estas pocas palabras para esas muchas imágenes que componen la exposición organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina. El comentario de la exposición 30 años, fotoperiodismo en democracia, es toda una declaración de intenciones:
«Produce espanto repasar los hechos de violencia de esta recopilación. Nos obliga a repensar una idea naturalizada, la de la democracia como “el gobierno del consenso”. Pero las fotos de los últimos 30 años no hablan de un devenir idílico sino de la persistencia de los conflictos. ¿Qué pasó?
La democracia no es gobernar sin conflicto sino apenas -y nada menos- renunciar a resolverlos por la fuerza. Y estos 30 años no fueron el reino de la democracia ideal, sino una dramática transición desde un Estado cooptado a la fuerza por un grupo a un sistema de gobierno donde todos pueden expresar sus reclamos e intereses. Una apuesta de resultado incierto, por decir lo menos»
Hablábamos antes de la cierta propaganda oficialista que el viajero observa en algunos lugares públicos. Pero también hay que tener en cuenta la intensa crítica, el severo escrutinio, a los que los medios de comunicación, a excepción, quizá, del minoritario Página 12, someten al Gobierno de Cristina Fernández. Y, además, ese ejercicio de autocrítica del que hablamos ahora: ya mostrábamos en la entrada anterior la sorpresa que nos causaba que el propio Estado se preguntara a sí mismo por su culpa en la violencia existente en la sociedad. Y las fotos de los reporteros gráficos dejan constancia de que estos últimos treinta años han estado llenos de violencia de todo signo.
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Tierra de inmigrantes
Quizás sentimos algo de envidia cuando llegamos al Museo de la Inmigración y vimos que unas personas estaban preguntando por sus antepasados: sobre cómo y cuándo llegaron al país. ¿Envidia? Sí. Porque, de poder hacerlo nosotros implicaría contar con más genes aventureros de los que creemos poseer y porque, además, Argentina parece ser muy diligente en la puesta a disposición de los ciudadanos de toda la información que requieren.
Allí, en el antiguo Hotel de Inmigrantes se guardan todos los registros. Y estadísticas. Es un verdadero filón, no sólo para quien busca sus orígenes, sino también para el sociólogo.
Éste es otro tema sobre el que tenemos que leer más. Porque dudamos de que la integración/asimilación/aculturación fuera modélica. Por dos razones: en primer lugar, porque, en ocasiones, se acusó a la inmigración de llevar al país ideas subversivas, sobre todo anarquistas y comunistas, y ésa fue una razón para acometer expulsiones, al menos, puntuales; en segundo lugar, por el interés utilitario en la llegada de inmigrantes: había que poblar un país que es casi un continente y hacer posible su desarrollo económico. Además, ahora, un mero ejercicio de observación hace pensar que la argentina es una sociedad muy estratificada y uno de los pilares en los que descansa esa estratificación es el étnico, racial, o como quiera llamarse.
Pero en esta inmigración también está en el origen de los problemas de identidad de una ciudad a los que antes apuntábamos. Así lo dice Sabato:
«Porque acá no somos ni Europa ni América, sino una región fracturada, un inestable, trágico, turbio lugar de fractura y desgarramiento. De modo que aquí todo resultaba más transitorio y frágil, no había nada sólido a qué aferrarse, el hombre parecía más mortal y su condición más efímera».
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Arte político
Parece que visitar Buenos Aires, por unas razones o por otras, requiere hacer siempre un ejercicio de memoria. Vivir un poco en el pasado. Alguno más agradable que otro. Entre los agradables, el repaso por las expresiones artísticas de los movimientos anti-fascistas, anti-dictatoriales, de América Latina durante los años ochenta. Esta exposición estuvo en Madrid, en el Museo Reina Sofía, pero nos la perdimos. Menos mal que la vida a veces da segundas oportunidades. Porque sentimos debilidad por el arte social. Queremos menos artistas y más gente que haga arte, como se apuntaba en algún momento de la muestra. Aprovechamos para decir que, en otro momento del viaje, nos entusiasmó el muralista Antonio Berni.
Respecto a los grupos artísticos, multidisciplinares, que lucharon y denunciaron los Gobiernos autoritarios del subcontinente, nos apuntamos varios nombres que dejamos aquí para quien esté interesado en bucear en ellos: CA.Pa.Ta.Co, Las Yeguas del Apocalipsis, Frente de Artistas del Movimiento al Socialismo, Gas-Tar, 3Nós3, Viagem Sem Pasaporte, Laboratorio del Imaginario Social… Lo malo es que son de los ochenta, nos tememos que pocos de estos grupos sobreviven, y su material no está en internet. Espero que a alguien se le ocurra la feliz idea de digitalizarlo, si es que no lo está ya.
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El Mundial que perdió Argentina
Si hasta Hebe de Bonafini habló del Mundial en la Plaza de Mayo el jueves siguiente a la derrota de la selección argentina a manos de la alemana, nosotros también lo tenemos permitido, aunque no entendemos nada de fútbol y hasta lo detestamos. Tal es nuestra ignorancia que estábamos convencidos de que en la primera parte Argentina había metido un gol y de que tenía ganado el Mundial. Sólo reparamos en nuestro error cuando vimos que, cuando nosotros calculábamos que el partido debía haber terminado, la calle seguía llena de gente silenciosa viendo el partido desde los escaparates de los bares que hay cercanos al Obelisco, donde se suelen celebrar las victorias futbolísticas, sobre todo por la Calle Corrientes. Gente silenciosa y un poco nerviosa, para después ponerse muy triste, casi con lágrimas en los ojos, cuando se confirmó la derrota. Y después, ya muy entrada la noche, unos pocos, muy violentos, por el enfado o por la alegría de haber sido subcampeones, se lanzaron a romper las lunas de la avenida, dicen, más ancha del mundo, la Nueve de Julio y de la misma Calle Corrientes.
Después, polémica política: hubo quien dijo que los futbolistas de la selección le hicieron un feo a Cristina Kirchner por la proximidad de la cita electoral o como crítica a que el Estado no dispusiera de medios para garantizar su seguridad durante la celebración, a la vista de los altercados que hubo en Buenos Aires después del partido. Y es que no fueron a darse el baño de masas en el Obelisco cuando regresaron a Argentina. También, polémica deportiva: incluso los medios locales consideraron injusto que le dieran el Balón de Oro del Mundial a Messi. No sé si esto último en España se hubiera cuestionado si el galardonado hubiera sido un jugador local.