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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 31 / 2014

De mi Diario: Semana 31 / 2014


 

Weiß/Colonia, 27.7.

2:15 am : Siempre, antes de irme a dormir, pulso el # 40 en el mando a distancia de la TV, para ver si hay algo interesante ahí. Es el canal que pasa continuamente documentales históricos. Y el de esta noche era digno de verse. Fue acerca del barco–hospital Helgoland, única contribución alemana a Estados Unidos en su guerra (¡perdida, nunca se olvide!) contra Vietnam. Un aporte humanitario. Cuando en estos días he leído en tantas cuentas Twitter latinoamericanas acerca de la selección alemana, y sobre todo después –¡y aún más, mientras!– el 7:1 contra Brasil, cuántas gentes han hablado de la resurrección de Hitler y de que Alemania había provocado un nuevo Holocausto, ¡sí, así, literalmente!, tengo mucho derecho a preguntarme si a todos ellos no habría que lavarles el cerebro. De una manera, digamos, eficientemente soviética. O à la CIA. Aunque en realidad ellos no son responsables, sino quienes les implantaron tales prejuicios.

 

Oblómov es una de las dos alternativas que se me ofrecen como modelos vitales. Otra es la de un Ricardo Jeckyll que se pasa una ½ del día en la cama y un Bada Hyde que se pasa la otra ½ delante de las pantallas, la de la compu y la del televisor.       

 

Weiß/Colonia, 28.7.

Estuve hasta casi las 4 de la tarde entre el sofá y la cama, después de desayunar. He decidido en mi fuero interno que voy a aceptar estas depresiones regulares como tuve que aceptar hasta 1990 mis regulares ataques de jaqueca. Punto.

 

Voy a Rodenkirchen, y en el bus, a mi lado, hay dos chicas inequívocamente asiáticas por los dieciséis costados (como decía Unamuno que él era vasco), hablando sin parar en alemán. Se bajan en la misma parada que yo, y acuden, como yo, al supermercado. Se detienen delante de la puerta para sacar una de ellas el papelito con la lista de la compra, y al pasar a su lado lo miro de reojo: también está en alemán. Mientras hago mis compras me digo que estoy lleno, lleno de prejuicios: menos mal que la selección alemana, con jugadores descendientes de turcos, polacos, tunecinos, ghaneses, albaneses, me dice que el país está más desarrollado que yo.

 

Teniendo en cuenta el penoso estado síquico y físico en que me encuentro, he dejado a un lado por unos días la lectura de los tres grandes libros que iba arando en paralelo y me dedico a la del libro de Ibargüengoitia que Rolando se olvidó acá. Es una selección de artículos que publicó en la prensa mexicana, Instrucciones para vivir en México. Y hoy, al llegar al titulado «Historia de un informe: El inventor de trámites», mis carcajadas debieron oírse en México, en la redacción a la que me dirigí hace unos días renunciando a cobrar mis honorarios. Es un artículo de junio ’71 y lo único que cabe postular al respecto es que al cabo de 43 años la burrocracia mexicana no ha hecho otra cosa que ir a peor. No iba a ser una excepción, por otra parte.

 

Weiß/Colonia, 29.7.

1:00 am : Pasan seguidos el primer episodio de la 3ª temporada de Lewis y, en un canal distinto, Flawless [Un plan brillante, ingeniosa traducción del título]. Lewis, como siempre, flawless, y en cuanto a Flawless, esta es la segunda vez que la veo, y antes de hacerlo, por la tarde, estuve leyendo varias críticas de la misma. Es evidente que divide a los espectadores y a los críticos en dos bandos irreconciliables. Yo me apunto al de quienes la consideran una peli muy buena, y me da en la nariz que el otro bando es el de quienes andan por el mundo con la nariz erguida, como se dice en alemán de quienes se permiten mirarlo todo desde arriba. Con monóculo. En el culo.

 

Vamos a comer a La Modicana, Diny, Carlitos y yo. A las 2:30 pm en punto retumba un trueno que nos sobresalta a todos, pagamos de prisa y a la carrera para llegar al aparcamiento sin que la lluvia nos empape, y pasan las horas, pasan las horas, y sólo se oyen truenos, ni siquiera se ven relámpagos, como si estuvieran cercándonos con ruidos en una peli de suspense, y no cae ni una sola puta gota de lluvia ni pasa más nada sino que el calor se vuelve más y más insoportable, y el recuerdo del Meursault de Camus, de por qué mató al árabe, vuelve una y otra vez a la memoria: «Hacía mucho calor».

 

Diny regresa exultante a casa enarbolando una postal que le ha enviado Paul desde Split, y en la que ni siquiera le da recuerdos para mí. Si ese cabrón no me envía alguna desde un prostíbulo de Estambul no vuelvo a darle un puto centavo más aunque saque matrículas de honor en sánscrito.  De la pura bronca me frío una tortilla de camarones del Mar del Norte. Hmmmmm

 

Weiß/Colonia, 30.7.

1:30 am : La infame estrategia informativa de la Expo 92 en Sevilla (¡hijos de la remilputa, y no quito ni una coma ni un acento!) parece haber dejado su huella en la historiografía, al menos al nivel de “documentales” televisivos. En uno con pretensiones de historicidad, que estaba viendo y acabo de apagar maldiciendo a la puta madre de sus autores y las de los cabrones responsables de la Expo 92, les han explicado a los indefensos televidentes alemanes que «Colón salió del puerto de Sevilla». En el mismo instante en que la Historia empiece a escribirse no en base a las fuentes documentales sino a los prospectos turísticos (como en el caso de la Expo 92), o a los datos secundarios, podemos dar por completamente segura y políticamente correcta una imagen beatífica de Hitler: era naturista, vegetariano, abstemio, odiaba el tabaco, amaba a los animales, jamás le pegó a su EvaQué más quiere una suegra, ¡¡era el yerno ideal!!

 

Leo el diario desayunando y constato que no es una quimera lo que de vivimos acá, en Weiß, en un corredor climático. Ayer diluvió en Colonia, se inundaron calles, y acá ni una sola gota como botón de muestra. Y mientras leo, oigo unos suaves golpes a la puerta, menos mal que tengo un oído hasta ahora sin tacha. Acudo, y por la mirilla veo que se trata de la hija de nuestros vecinos de arriba, le abro, me pregunta si le puedo prestar tres huevos porque le quiere dar una sorpresa a su madre y se ha dado cuenta de que no hay huevos en su nevera. Se los doy de buena gana, en una bolsa de plástico, y me quedo pensando que probablemente la mamá tendrá cumpleaños y la chica le querrá preparar una torta, y que esta chica, ahora de unos 12/13 años, cuando termine de desarrollarse obligará a su padre a salir custodiándola con una escopeta de perdigones.

 

A primera hora de la tarde voy a Sürth, a la pedicura, y al regresar, subiendo la escalera de casa, me encuentro a la vecina de arriba y a su hija en el momento en que acaban de llamar a nuestro timbre. Mientras Diny acude a abrir, nos saludamos y la mamá me entrega un cartón con ½ docena de huevos de producción biológica. Protesto diciendo que la chica sólo se llevó tres, y la mamá me responde: «Ya lo sé, pero así tenemos un saldo a nuestro favor para la próxima vez». Sabia la vecina, aunque envuelva su sabiduría en una broma, que celebramos con risas.

 

Los Ritter están de vuelta, de Cerdeña. Diny telefoneó con Montse cuando andaban entrando a Alemania por Friburgo de Brisgovia. Montse nos telefoneó después, al llegar a casa. Qué ganas tengo de volverlos a ver, sobre todo a Oskar y Henri. En cuanto a Paul, si no se rehabilita antes con una postal desde Estambul, hmmm, veremos qué castigo le aplico. Quejéso (como dicen los colombianos) de enviarle una postal a su abuela, ninguneándome clamorosamente. Grrr

 

Weiß/Colonia, 31.7.

0:45 am : Los dos primeros episodios de la 2ª temporada de El puente, la policial sueco–danesa. Pienso en Rolando y en si podrá conseguir la 1ª temporada en Austin, acá vio dos episodios que le gustaron mucho. Y no es para menos, porque se trata, quizá, de la mejor serie cerrada que se ha producido en Escandinavia, harto mejor que la tan carareada y famosa “Millennium”.

 

Los Ritter regresaron ayer y recién hoy llega la postal de Montse desde Cerdeña. La estampilla  me llama la atención porque muestra a un personaje, Giuseppe Gioachino Belli, de quien no sé absolutamente nada, y me pregunto si podría pasar a engrosar mi colección de sellos de correos con motivos literarios. ¡Bingo!  Miss Hortensia Google me informa de que el signore Belli fue un poeta del siglo XIX que escribió en dialecto romano, dirigió desde 1850 la censura vaticana ¡¡y prohibió la difusión de la obra de Shakespeare en Italia!!  Ay carajo, ¿le reservaré un puesto en mi colección a un individuo semejante? Aunque la pregunta en verdad es otra, dígome luego: ¿cómo es posible que a un individuo así le dediquen el homenaje de una estampilla? Dicho de otro modo: ¿cabe el peligro de que Correos de España le dedique uno al infame Fernando VII?

 

Weiß/Colonia, 1.8.

¿Se puede llegar a llorar de la pura desesperación cuando al cabo de todo un día de luchar con la computadora, esta hija de la recontrarremilputa que la recontramilparió me sigue jodiendo la marrana y haciéndome la vida imposible, comportándose tan a cámara lenta que parece que la hubiesen construido en Costa Rica (la Cámaralentolandia de mi geografía particular), y a cada momento encasquillándose de tal manera que no sabes si estás escribiendo o no porque las letras no aparecen sino al rato y, desde luego, en el orden que les salió de las mismísimas pelotas?, ¿se puede llorar de desesperación pura y simple ante un comportamiento así, absolutamente necio e inesperado, puesto que hasta que la cerré anoche estaba funcionando como una seda, y recién esta mañana le vino el período y decidió amargarme el día?  Sí, sí que se puede llorar de la pura desesperación. Acabo de hacerlo, y milagro es que después me haya dejado escribir todo este párrafo sin interrumpirme más que dos veces, como para decirme que «¡Qué bueno desahogarse así!, ¿verdá, don Ricardo?»  ¡Hija de un convento de putas!

 

Concluyo la lectura de Instrucciones para vivir en México, de Jorge Ibargüengoitia. Se trata de una antología póstuma y cuyo título se debe al antólogo y prologuista. Pienso que, de haberla hecho el propio JI, se habría titulado Instrucciones para sobrevivir en México.

 

Me escribe Esperanza a propósito de mi columna de hoy en El Espectador, de Bogotá: «Muy hinteligente tu columna, Ricardo. Le hubiera gustado a Sor Juana Inés de la Cruz, que(ya sabes). Yo leí otro artículo semejante: calculaban el coeficiente de personajes ilustres de la Historia. Cervantes, por cierto, era muy corrientito, creo que solo llegaba a 105. En todos esos estudios aparece Leonardo, como en las postales. Pero, según mis datos –ya ves que el tema me interesa como profesora que he sido– el más inteligente en la Historia de la Humanidad fue el padre del Presidente actual de Corea del Norte, creo que fue a los seis meses cuando escribió su primera ópera. Tampoco se le daba mal matar gente, pero esa afición le surgió mucho después. Nada extraño tiene que le llorara su pueblo de aquella manera inolvidable. En cuanto a Cortázar, él mismo confiesa que su madre le llevó al médico porque aprendió a leer él solito, a los tres años. El doctor le examinó y dijo que, si no surgía otra anomalía, no habría que preocuparse, aunque fuera conveniente mantenerlo vigilado». ¡Y tanto, joder, como que nos revolucionó la manera de leer, qué sabio ese médico!

 

Los Peric, nuestros vecinos del # 11 del Pflasterhofweg, están como todos los años en Mallorca, por un mes, con su hijo, física y síquicamente dependiente. Y como todos los años, Diny es la persona de confianza que se ocupa de recoger el correo, cuidar las plantas, regarlas, velar por el buen estado del jardín y la casa. Ayer regresó feliz para contarme que en la fronda del jardín le había sorprendido oír algo y la apartó para ver y encontró un nido desde el que tres crías recién nacidas le tendían sus picos ansiosos y piantes. Hoy me viene a contar que volvió a visitarlas y las encontró en compañía de la madre, que le pareció reacia a esa intromisión en su vida privada. Estas cosas hacen feliz a Diny y yo me alegro porque conmigo tiene pocos motivos para ello. Y hoy, además, por un malentendido horario con Montse, pasa que no vamos a dar la bienvenida a Oskar y Henri como estaba previsto para esta tarde, sino que hay que dejarlo para el domingo, porque mañana sábado tenemos en casa la visita de Chico & Co., a despedirse antes de su viaje a los parises de la Francia.

 

A las 8:15 pm Diny está dispuesta a tirar la toalla e irse a la cama porque en la tele no hay nada que valga la pena. Le propongo que vea un DVD y, sorpresivamente, accede, siempre y cuando no sea nada de acción ni policial. Y no, le programo El camino, de Emilio Estévez, que aún no la conocía, y la goza a plenitud. A los españoles esta peli no les gustó casi nada, y está claro por qué, porque no la hicieron ellos, sino unos gringos, aunque fuesen de ascendencia española. Es más, EE se la dedica a su abuelo, el emigrante a los Estados Unidos. Parafraseando a Churchill podría decir que los españoles son el pueblo más estúpido del mundo con excepción de casi todos los demás.

 

Weiß/Colonia, 2.8.

Estuve pensando largamente anoche, y esta mañana, que esta reputísima compu pareció como si se calmara y normalizara de pronto, exactamente a partir del momento en que le menté la madre de la manera que lo hice ayer. A partir de ese instante pude trabajar con absoluta normalidad con ella, como si no me hubiese estado martirizando a lo largo del día, lo cual me llevó de un modo casi coercitivo a hacerme preguntas de tipo metafísico. Preguntas acerca de si no será que estas pinches máquinas no sólo transcriben lo que les dictamos vía teclado, sino que además lo entienden. Una pregunta que le pasaré al profesor Vélez Montoya, de cuyo libro, Homo sapiens, he reanudado la lectura tras el paréntesis (parada y fonda, descanso en el camino) del de Jorge Ibargüengoitia. Aunque la verdad es que hoy la maldita compu ha reanudado también su juego con mis nervios, y además cuando menos lo esperaba, la madre que la parió.

 

Vinieron los Bada Scholz a cenar y a despedirse, el miércoles se van a París y ya les conseguí lo que deseaban, alojarse en el Esmeralda. Vinieron asimismo en busca de consejos acerca de qué lugares visitar, de buenos sitios para comer, etc. Hablando con ellos me doy cuenta de lo mucho y detallado que sé de París, adonde La Maguita quiere que la acompañe para hacer el recorrido de Amèlie con ella. ¡Si me lo hubiese dicho hace cinco años! Por lo demás, por Angie y Chico me entero de que la última vez que estuvieron en París, y precisamente en el Esmeralda, fue en la primavera del 2003, con Angie embarazada de Vincent. Es decir, que esta será la segunda vez que Vincent llegue al Hotel, pero la primera por su propio pie.

 

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