Vamos a hablar un poco de marketing, porque, aunque a primera vista creáis que sexo y marketing no tienen nada que ver, tienen más en común de lo que podáis pensar. Por eso dedico este post a lo que denomino “el marketing masculino”: ese que el sujeto varón emplea cuando está apareándose con la hembra. Por supuesto que hay un discurso previo, el marketing previo a, pero hoy nos vamos a referir a las frases que él te va a soltar durante el coito (o mientras coitas, como diría mi profe de Sexualidad de la Uni). Estas frases, locuciones, expresiones y demás merecen ser analizadas. Algunas, las relacionadas con la afectividad (eso que no existe en el vocablo del hombre) son totalmente falsas. Porque a las mujeres se nos acusa de ser sensibleras y de ir soltando cosas sobre el amor, la felicidad, los hijos y etc. Y no: a una mujer (exceptuando a las princesas rosas, que haylas, y que son tontas dicho sea de paso) le costará soltar cualquier frase de implicación afectiva, le llevará más tiempo hacerlo. Pero ellos…. Ay, hamijas, ellos las sueltan a diestro y siniestro, porque forman parte de un discurso ensayado y repetido. Y más falso que Judas.
Veamos algunos enunciados:
—“¿Te gusta el sexo anal?”. En realidad lo que te está preguntando es si quieres que te dé por el culo, pero en un sentido literal, no en el sentido que empleas cuando lo dices refiriéndote a tu jefe.
—Dios, dios, dios”. No, no es que sea un miembro del Opus, o es que vaya mucho a misa. Es que le está gustando lo que le haces. Otros emplean “joder, joder, joder”. Igual significado.
—«Nunca he practicado sexo anal”. Aquí se está haciendo la supuesta víctima que no ha realizado según qué fantasías. Una posible respuesta es: “Ni yo he montado en globo”. Por ejemplo.
—“El dedo por ahí, no. No me gusta”. Ya. Esto lo hemos oído todas. Ellos te pueden meter el dedo en el culito, o la polla directamente, pero tú no les toques esa área que se ponen tensos. Este temor a que les guste que explores su ano creo que tiene que ver con miedos homofóbicos. Un hombre valiente y con la cabeza en su sitio, estará dispuesto al menos, a probar. Esto es como cuando te ponen algo en el plato que nunca has probado: si no pruebas, no sabes. Pues eso, a probar.
—“Chúpamela”. Creo que todo el mundo entiende lo que quiere decir. Y esta frase no es falsa, quiere que se la chupes.
—«Tengo novia”. Sip, aunque no lo creáis algunos mozos te pueden soltar esto en la cama, como si fuera una información extra que tu hubieses pedido o si aquello añadiese algo al encuentro. Frente a esto puedes responder, y se me ocurre: “A ver, cacho cabrón, ¿te he preguntado yo si tienes novia o si te llevas bien con las amigas de tu madre? Yo recomiendo, si el sujeto está bueno, que te lo folles sin contemplaciones y luego le eches de tu cama, de tu casa o del hotel, como si fuese un apestado. Que no sabemos si lo es, pero en todo caso, un triste sí.
—“Es que a mi el condón no me gusta”. Ya, ni a ti tampoco te gusta comer brócoli, pero sabes que la verdura es saludable. Respuesta: “Ya, ni a mi el sida, ni la gonorrea, ni la sífilis, ni el papiloma…”.
—“Solo la puntita”. A ver, ¿desde cuándo solo con la puntita no te contagias de ets? Me imagino después en el médico: doctor, solo fue la puntita. Pues nada, solo tiene un poco de Sida. Solo un poco. Posible respuesta: Tu puta madre.
—“A mi ex le gustaba…”. Sí, los hay que hablan de ellas hasta en la cama. Posible respuesta: coge la puerta y vete. O directamente, vete a tomar por culo, pero no en el sentido el literal.
—“Nos vamos a pasar toda la noche follando”. Ay las fantasías y es que además, son unos bocas, ¿no podrían decir esto a toro pasado y empleando el verbo pasado? No, te quieren vender la moto al principio y luego, después del primer polvo, se duermen. O ya no recuperan y te hablan del periodo refractario. Ya, pero el periodo refractario no fue el Renacimiento, vamos, que no tiene por qué durar tanto…
—“¿Este condón es pequeño, no?”. A mi esto me pasó con un fotógrafo. Bueno, y con un plumilla también. Los egos, que los tienen más grandes que las pollas.
—“Esto solo te lo digo a ti, tienes la exclusividad”. Respuesta: juas, juas, juas. Por lo pronto está feo eso de la exclusividad, como si hubiese una ristra de mujeres en su vida o en la puerta de la habitación.
—“Eres preciosa”. Esta es de serie, como el ABS en los coches nuevos.
—“Eres especial”. Sip, como las hamburguesas de McDonald’s, no te jode.
—“Hacía mucho tiempo que no sentía lo que estoy sintiendo ahora”. O la derivación de “Contigo siento cosas especiales”. Pudiera pensarse que el mozo lleva 1 año sin follar, lo cual le daría sentido a la primera afirmación. Pero no, él quiere transmitirte que este polvo contigo es distinto, diferente del de con las otras. Ni caso: esto se lo dice a todas.
—“Nadie me la come como tú”. Objetivo: que se la sigas comiendo.
—“Me gustas”. Sí, le gustas, pero eso no quiere decir que mañana le gustes, mañana le gustará otra. Así que dadle a esa frase la importancia que tiene por favor, queridas mías. O sea, ninguna.
Ánimo con el calor y buen polvo.