La revista The Economist calificaba sus cuadros no hace mucho como “épicos, suntuosamente coloristas y, a menudo, de una belleza cautivadora”. Su obra Canoa blanca fue vendida en 2007 por 11,2 millones de dólares, convirtiéndole en uno de los artistas europeos vivos mejor remunerados por su obra. Durante tres décadas dedicadas a la pintura, pese a su estilo inventivo y su paleta sensual consiguió mantenerse al margen del conceptualismo que domina gran parte del arte contemporáneo. En la exposición que alberga el Museo Nacional de Escocia, titulada No Foreign Lands, podremos sumergirnos en los paisajes de Trinidad, lugar en el que creció, y sentir el intenso color de paisajes tropicales a una escala grandiosa.