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Mientras tantoEl mal menor

El mal menor

Cinesporas en el blogo aerostático   el blog de Federico Volpini

 

EN LA BABA DEL MAL

 

¿Sí? Digame.

¿Está el Mal?

Soy yo. ¿Quién es?

El Mal.

 

Levantas la tapa del inodoro y está el Mal. Tiras de la cadena y fluye el Mal. Sales del cuarto de baño y va contigo el Mal; y, fuera, aguarda el Mal. El Mal es lo que es. Lo demás se define en relación al Mal. Y es Mal. Igual que el Mal.

 

A esto, ¿qué dice el Mal?

 

Sitges, séptimo día. Sabe Dios.

 

 

Tras dos días por Sitges de chapotear en excrementos (ayer, ‘Maps to the Stars’ y ‘¡Qué difícil es ser dios!’; por la noche, Godard: ‘Adieu au langage’; y, esta mañana, el episodio Spielberg sobre ruedas de ‘Relatos salvajes’), asqueado, calla el Mal. No se encuentra en su ambiente, en la escatología, el Mal. El Mal es serio, pero sólo cuando se ejerce desde el Mal. No desde el funcionariado concienzudo: banalidad del mal; ni desde la improvisación y el –alto- funcionariado irresponsable (“¿Y quién se va a enterar?” ¡Acelera, antes de que nos vean!): la chapuza del mal.

 

 

El Mal detesta al mal.

 

Quien aparca ocupando dos sitios con su coche, quien se cuela en las colas, quien da voces de noche al salir de los bares sin pensar en la gente que duerme, quien llega al cine tarde y no para de hablar y de moverse: quien, a sabiendas (porque le pasa siempre) hace mal su trabajo: cada vez, sin descanso. Eso es el mal.

 

Madrid. 2014. Esa enfermera responsable de que se hayan producido en Sanidad recortes salvajes, de la privatización del patrimonio público, las prejubilaciones de quienes más sabían; responsable de, en esas condiciones, tomar la decisión (¡mira que se le había dicho que no lo hiciese, a la enfermera!) de repatriar a los dos misioneros; la enfermera responsable de ponerse, en lugar del de protección 4, el modelito de protección 2, más favorecedor, más ‘cuqui’, más coqueto; la enfermera que se saltó todas las normas, huyó de su hospital, tras quitarse, soberbia, ella solita el traje, reduciendo por omisión culpable, el espacio asignado (tirar de las paredes, acercarlas…): todo esto, así, en la prensa, sin pudor, sin vergüenza, el mal.

 

¡Cuánto peor que el Mal, qué mal, el mal!

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