No, este virus no es sexy ni erótico. Lo que es es un hijo de puta integral, como vienen siendo muchos virus, dicho sea de paso. Pasa que ahora nos parece más hijo de puta porque se nos ha invitado a casa (bueno, en este caso nuestros gobernantes bienpensantes y gilipollas lo trajeron). Pero da igual, hubiese llegado a casa porque hoy en día, señores, no hay fronteras. Y ahora nos preocupa el tema porque lo tenemos sentado a la mesa, pero cuando estaba lejos, en África, ay, pues bueno, qué penita y tal no, pero ¿qué tienes de postre hoy?
Pues como iba diciendo, el virus del ébola no es sexy ni erótico ni ná. La idea de este post surgió de una conversación profunda mantenida con mi amigo catalán Jordi (tengo que decir que es catalán porque es uno de sus defectos, junto con el de ser periodista, que perfecto, el chaval, no iba a ser). A lo que voy: le remito a Jordi la foto que ilustra este post, cuyo pie magistral dice así, por si sois miopes: “La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, en una imagen del pasado viernes durante la reunión del comité especial para la gestión… blablabla”.
Fuentes fidedignas atribuyen esta imagen a Abc. A mi me extraña, porque Abc es ejemplo de buen periodismo, no me digáis que no. Me decía Jordi que lo mismo era un fake. Mira, da igual, vamos a darla por válida porque para algo en este país los periodistas hacemos una máxima de aquello de “no dejes que la verdad te estropee un buen reportaje”. Algunos más que otros, como el Abc y La Razón, reconocidos newspapers muy dados a la sátira…
Volvamos a la foto: en viéndola con Jordi le dije que veía a la vice muy favorecida en la susodicha. Y él, que también tiene humor a pesar de ser catalán y de pensar que el resto de españoles “ens roban”, me contestó: sí, sale muy favorecida a la par que insinuante porque no se la ve nada. Ahí empezamos a valorar que si el traje de seguridad era bonico o no. Y así surgió este alocado post.
No, el traje de seguridad no es sexy en absoluto. Ese color, amarillo limón, que parecen desatascadotes de alcantarillas. Porque aún el azul que utilizan en Usa y en África, donde están más desarrollados en la lucha contra el ébola que aquí, es más ponible, más de calle, más de fondo de armario si me apuras: “anda, que tengo una fiesta, ¿qué me pongo? Ah mira, el traje de la guerra bacteriológica este”. Pero… ¡ese amarillo! No. Rotundamente no. No es trendy en absoluto. Aprovecho esta ocasión y como es ahora que les van a dar cursos un poco más largos a los pobres sanitarios españoles que se están jugando el tipo (cursos de 25 minutos, hasta ahora eran de 20, no os quejaréis majos…) y que estará el Ministerio, con Ana Mato a la cabeza o donde esté, haciendo un listado de lo que necesitan para ganar la batalla contra el virus, pues aprovecho para hacer unas recomendaciones.
Me erijo, así, de forma altruista, en asesora de imagen de afectados por el virus, sospechosos y personal sanitario en general. Y me erijo gratuitamente, porque yo soy así. Eso sí, os doy las directrices por teléfono, no me vengáis con gilipolleces de que si tengo que iros a tomar medidas y tal. Que no.
Señora Mato, ahora que está haciendo la lista de las 15 mascarillas, 4 calzas (impermeables, no la liemos otra vez) y 15 pares de guantes de goma que tienen que pedir, hablemos del mono: déjese de amarillos, pídalos en azul. O en otro color más discreto, no sé, imaginemos un gris o un verde caqui, que es muy bonito.
¿Es posible pedir monos que jueguen con las transparencias? Es decir, serán más estéticos, qué duda cabe, pero es que además los pobres que deben ponérselos no se cocerán como si estuvieran en una sauna. Amén del toque erótico que esa transparencia puede añadir al traje, por supuesto.
Sobre la bolsa de plástico esa que parece llevan en la cabeza, ¿no sería posible sustituirlo por algo tipo braga de terrorista? Ojo: también realizada en un material que les proteja, pero convendrá conmigo que tipo braga es mucho más erótico, conlleva unas connotaciones relacionadas con el bdsm que molan mazo… ¿No? Las gafas ya se las dejo a su elección, que considerando que tenía un Jaguar en su garaje seguro que elige un modelo chulipendi.
Y no sé, para acabar con el atuendo: las calzas… Hombre, es que éstas (que además no eran impermeables, parece ser…) más parecen unas bolsas del Carrefour puestas en los pies que otra cosa… ¿Podemos ir quizás hacia unas botas tipo Katiuskas? Se llevan mucho, es algo que no pasa de moda y por otra parte, si llueve, resultan muy útiles.
Yo creo que debiera Vd. probar, señora Mato, con estas modificaciones que le propongo. Mire que el actual mono es muy incómodo: pruebe, pruebe Vd. a ponérselo para pasear por casa o para salir a la calle, o para ir a la playa, ya verá cómo suda… aunque a lo mejor es la primera vez que usted sudaría en su vida, claro está.
Posdata: a las mentes susceptibles, y os aseguro que la mía lo es: este post es simplemente una oda al humor, porque la perspectiva del humor no hay que perderla nunca, o al menos intentarlo, y más cuando caen chuzos del cielo. Y ojo, que aquí no caen: que en África llevan cayendo años, siglos, si no es por una cosa es otra y no nos habíamos rasgado tanto las vestiduras como lo hemos hecho en este país de pandereta como hace unas semanas por un perro llamado Excalibur.
Desde aquí todo mi apoyo al personal sanitario de este país, que es de lo mejor que tenemos: podremos con el virus del ébola pero veo muy improbable ganar la lucha contra el virus de la ineptitud y de la gilipollez supina de nuestros dirigentes.